RESUMEN: Mucho se ha escrito sobre la histórica marginación de los 900,000 judíos expulsados de los estados árabes tras la Guerra de 1948. Pocos saben que la Guerra de junio de 1967 desempeñó un papel similar en la aceleración de la desaparición final de estas históricas comunidades. Ya es hora de que la comunidad internacional rectifique esta injusticia de larga data garantizando que estos refugiados sean totalmente compensados por su sufrimiento y sus propiedades confiscadas y robadas.
Cincuenta años después de la Guerra de junio de 1967, los Archivos del Estado de Israel en Jerusalén publicaron decenas de registros clasificados relacionados a este evento histórico. Si bien la mayoría trata con la guerra y los eventos que condujeron a su estallido, algunos abordan la difícil situación de las comunidades judías en los estados árabes durante y después de la guerra. La imagen que emerge es de pogromos y de persecución, a veces orquestada por el gobierno, a veces a través de erupciones espontáneas que ocurrieron con el tácito apoyo de las autoridades.
Este maltrato ocurrió en casi todos los estados árabes, aunque el nivel de violencia fue diferente. En Túnez, Marruecos y el Líbano, por ejemplo, las autoridades protegieron a los judíos de las desbocadas turbas, mientras que en Siria y Yemen hubo ataques aislados contra los judíos. Las persecuciones más severas ocurrieron en Libia, Egipto e Irak. Israel se abstuvo de cualquier acción pública directa para no otorgarle ningún crédito a la representación de estas comunidades judías como quinta columna al servicio de los intereses del estado judío. Sin embargo, de manera encubierta, a través de sus embajadas en Washington, Londres, París, Roma, Ginebra, Bruselas, Ankara y Lisboa, la cancillería de Israel actuó en nombre de estas comunidades.
Organizaciones tales como El Congreso Judío Estadounidense, el Comité Judío Estadounidense, la ONU y las comunidades judías en Occidente también se alistaron para ayudar con reuniones de protesta y publicidad en los medios de comunicación respecto a la situación judía en los estados árabes. Según documentos, los regímenes árabes trataron de ocultar la persecución de los judíos ante los extranjeros, junto a negar la participación del gobierno en actos violentos que fueron expuestos e imponer una censura estricta para garantizar que tales actos no fuesen publicitados.
Egipto
Antes de la guerra de junio de 1967, unos 6000 judíos todavía vivían en Egipto. El primer día de la guerra, cuando se supo que la fuerza aérea egipcia y la mayoría de los aeródromos habían sido destruidas, el Presidente Nasser ordenó el arresto de 600 individuos judíos de entre 16 y 70 años en El Cairo y Alejandría, entre ellos el rabino jefe de Alejandría Haim Douek. Los detenidos fueron severamente abusados. Estos fueron golpeados regularmente negándoles alimentos y bebidas, especialmente en los días iniciales a su detención.
Todos los detenidos, cabe señalar, eran ciudadanos respetuosos de la ley que no tenían vinculación en lo absoluto a ninguna actividad ilegal. Estos fueron enviados a diferentes prisiones, incluyendo la célebre Abu Zabel, donde sufrieron tres años de abuso continuo que dejaron un impacto postraumático en algunos de ellos hasta el día de hoy. Estos fueron liberados a través de la intervención de varios países, especialmente España, Italia y Francia, con la condición de que salieran de Egipto directamente de prisión, luego de advertírseles que sus familiares egipcios serían lastimados si hablaban de sus sufrimientos en prisión. Ovadia Yerushalmi, oriundo de El Cairo, quien se encontraba entre los judíos detenidos y ahora vive retirado en Israel, publicó recientemente un libro (en hebreo) titulado ‘Los Cinco Largos Minutos’. En este reveló por primera vez, luego de 50 años de silencio, la historia de los judíos de Egipto desde 1967 hasta 1970 dentro de los muros de la prisión y en medio de detenciones y persecución.
Irak
En junio, 1967, la comunidad judía de Irak contaba con unas 3000 personas, la mayoría de ellos en Bagdad y Basora. Inmediatamente después del estallido de las hostilidades, cerca de 70 judíos fueron arrestados. Estos fueron liberados muchos meses después, luego que sus familias pagaran considerables sobornos a las autoridades y a altos funcionarios.
Junto a los arrestos, las autoridades infundieron temor y ansiedad en la comunidad judía. A los judíos se les prohibió vender sus propiedades o participar en actividades comerciales. Sus teléfonos residenciales fueron desconectados y su libertad de acción en Bagdad fue reducida. Muchos judíos se encerraron en sus casas por temor a ataques violentos, como el de Farhoud en junio, 1941 en el que cientos de judíos fueron masacrados por sus vecinos árabes, que también saqueaban y destruían sus propiedades. Como resultado de la persecución de 1967, muchos de los restantes judíos iraquíes emigraron a Israel.
Libia
Hubo alrededor de 4000 judíos en Libia para el momento de la guerra. En junio, 1967 se produjeron violentas manifestaciones anti-judías en Trípoli y Bengasi, dejando 18 muertos y docenas de heridos. Las tiendas judías fueron saqueadas y quemadas, al igual que las sinagogas y residencias. Numerosas familias se encerraron en sus casas hasta que la comida comenzó a escasear.
Los archivos recientemente publicados muestran que los pogromos fueron llevaron a cabo por orden del gobierno, que quiso poner fin a la presencia judía en Libia. El gobierno acusó a la comunidad de traición y de apoyar a la “entidad sionista”. Muchos judíos fueron amenazados a través de llamadas telefónicas y unos 100 judíos fueron puestos en campos de detención, supuestamente para garantizar su seguridad.
Afortunadamente para la comunidad, el gobierno italiano fue alistado para ayudar con su rescate. La mayoría de sus miembros huyeron a Italia por aire con solo una maleta y algo de dinero en efectivo. A pesar de su encubierta promesa a las autoridades libias, el gobierno italiano le pidió a Jerusalén que ayudara absorbiendo a estos refugiados y de hecho muchos de ellos se vinieron a vivir a Israel. Su llegada fue silenciada por los censores para no poner en peligro la partida de los judíos restantes de Libia. En última instancia, solo quedaron 100 judíos en el país y estos emigraron en los años subsiguientes. Todas las propiedades judías en Libia fueron confiscadas y aún deben ser devueltas a sus legítimos dueños.
Epílogo
La Guerra de 1967 condujo a la emigración de miles de judíos de los estados árabes como resultado de la persecución, encarcelamiento, los ataques homicidas, cancelaciones de ciudadanía y la expulsión y expropiación de propiedades. Una pequeña cifra dejada en admiración por la asombrosa victoria de Israel.
Tristemente, al igual que en 1948, el sufrimiento y la angustia de los refugiados judíos de 1967 no han recibido la debida atención, ni en Israel ni en el mundo en general. Además, la propiedad saqueada de estos refugiados se ha convertido en parte de la continua saga del saqueo árabe a las propiedades judías en 1948, que ahora se estima en alrededor de $400 billones. El gobierno israelí y la comunidad internacional en general deben garantizar una compensación adecuada por estas propiedades, ya sea como parte integral de un futuro acuerdo de paz palestino-israelí o como un acuerdo en sí mismo a fin de reparar una grave injusticia histórica.
El Dr. Edy Cohen es autor del libro ‘El Holocausto Visto por Mahmoud Abbas (en hebreo).