La decisión precedente del presidente estadounidense Donald Trump de reconocer a Jerusalén como la capital de Israel lo catapultó a la muy corta lista de presidentes estadounidenses que tomaron decisiones innovadoras sobre Israel, sin desanimarse por la firme objeción de los altos cargos de la administración y los burócratas.
El ex presidente Harry Truman, por ejemplo, ignoró la posición de todo su gobierno, que se oponía absolutamente a que los Estados Unidos apoyaran el establecimiento de Israel. Truman reconoció a Israel sobre una base de facto tan pronto como se fundó, el 14 de mayo de 1948. Lo hizo a pesar de que su famoso secretario de estado, George Marshall, y el Director de Política de Planificación, George Kennan, uno de los mejores diplomáticos estadounidenses del siglo XX –s in mencionar al Secretario de Defensa James Forrestal – formaban un poderoso bloque de oposición interna a dicho movimiento. Lo mismo sucedió cuando el presidente John F. Kennedy decidió suministrar a Israel misiles tierra-aire Hawk en agosto de 1962 a pesar de los valientes intentos del secretario de Estado Dean Rusk de impedir que lo hiciera.
Lo mismo puede decirse de Trump, quien decidió ir en contra de la recomendación del Secretario de Estado Rex Tillerson y del Secretario de Defensa James Mattis de mantener el status quo en Jerusalén. En todos estos casos, los presidentes de EE.UU. demostraron su capacidad para desechar el pensamiento rígido y arraigado y remodelar la realidad a pesar de las demandas y obstáculos en el hogar y en el extranjero.
En 1948, los asesores políticos de Truman, en particular Clark Clifford y David Niles (así como notables líderes sionistas como Jaim Weizmann), enviaron a la Casa Blanca un mensaje de apoyo para su reconocimiento de Israel, que surgió de su creencia en el derecho moral de los judíos que sobrevivieron al Holocausto a establecer su propio estado independiente. En 1962, Kennedy fue presionado incansablemente para suministrar a Israel armamento avanzado, por primera vez en las relaciones entre los dos países por su asesor político especial Meir (Mike) Feldman y nada menos que por David Ben-Gurion. Feldman jugó un papel importante en la decisión.
Trump reconoció a Jerusalén como la capital de Israel después que el primer ministro Binyamín Netanyahu planteó el problema una y otra vez en una serie de conversaciones telefónicas que mantuvo con Trump antes de la decisión presidencial. Los asesores de Trump, Jason Greenblatt y Jared Kushner (como Clifford en 1948 y Feldman en 1962) establecieron una posición que era absolutamente diferente entre los principales niveles diplomáticos y de defensa.