El califato del Estado Islámico (ISIS) está en vías de perder el control del territorio central que dominaba tanto en Irak como en Siria. ¿Qué será de los miles de yihadistas extranjeros que se unieron a ISIS, en especial de los países occidentales? Una gran preocupación es que estos combatientes, o al menos muchos de ellos, regresaran a sus países de origen donde representarán una mayor amenaza, especialmente en Europa.
También existe el riesgo que los combatientes de ISIS, especialmente de otros estados del Medio Oriente o de la ex-Unión Soviética, intenten llegar a Europa como “refugiados” en lugar de regresar a los estados policiales desde donde salieron. Según se informa, solo una pequeña parte de los combatientes de ISIS se ha desilusionado de su ideología y aproximadamente la mitad sigue comprometida a esta, haciéndolos impermeables a los esfuerzos de contra-mensajería y de rehabilitación.
Imagen: Soldados del gobierno sirio capturados por el Estado Islámico. Las batallas en Irak y Siria son guerras de aniquilación donde raramente se da cuartel y donde la mayoría de los prisioneros de guerra eventualmente mueren. ISIS también se ha pronunciado sobre las intenciones genocidas hacia los musulmanes chiitas y alauitas.
Si bien esto puede finalmente estar cambiando, Europa en su conjunto ha tenido problemas con el intercambio de información sobre los combatientes extranjeros y los países por separado no pueden identificar ni rastrear adecuadamente a los yihadistas que retornan.
A primera vista, la situación parece terrible. Una mirada más de cerca, sin embargo, indica una imagen mucho más positiva. La amenaza que representan estos combatientes extranjeros puede ser más pequeña de lo esperado, tal vez significativamente menor.
Entender las razones de esto puede ayudar a las autoridades, especialmente en Occidente, a planear adecuadamente el frustrar a los yihadistas quienes si desean regresar de los campos de batalla del califato.
La naturaleza de la Guerra
Las batallas en Irak y Siria son guerras de aniquilación en las que rara vez se da cuartel y donde, especialmente en Siria, la mayoría de los prisioneros eventualmente mueren. ISIS ha sido particularmente elocuente sobre sus intenciones genocidas hacia los musulmanes chiitas y alawitas, anunciando con orgullo sus crímenes de guerra, incluyendo el asesinato sistemático de prisioneros “sectarios”. Por su parte, las fuerzas de seguridad iraquíes (compuestas en gran parte por tropas chiitas) y el ejército sirio mayormente alauita, por no mencionar a las milicias chiitas que operan en ambos países (especialmente Hezbolá), han cometido su parte en las atrocidades. Desde el punto de vista funcional, estas milicias son a menudo tan entusiastamente asesinas como los miembros de ISIS y, evidentemente, también han adoptado la costumbre de no tomar prisioneros.
Además, las diversas fuerzas gubernamentales y las alineadas con el gobierno que combaten contra ISIS no son los únicos enemigos que tiene la organización. Siria, en particular, es una guerra civil multifacética en la que ISIS combate contra muchas otras facciones anti-Assad, incluyendo los nacionalistas y otros yihadistas. Dado que ISIS ha impuesto brutalmente su sistema a aquellos que conquistó, habrá muy poco amor perdido entre el grupo y otras facciones, siempre y cuando este tenga que retirarse. Es probable que el resentimiento popular y el de las facciones al gobierno perverso y cruel de ISIS conduzcan a asesinatos por venganza de sus combatientes una vez que la oportunidad se presente. En particular, las facciones de ISIS y Al-Qaeda en Siria (notablemente Hay’at Tahrir ash-Sham) han pasado mucho tiempo y esfuerzos asesinándose mutuamente y es muy probable que Al-Qaeda vea remanentes de ISIS, especialmente aquellos que desertaron de Al-Qaeda como traidores que traicionaron su juramento de lealtad incondicional hacia Al-Qaeda y su liderazgo.
Por estas razones, es razonable asumir que un gran número de combatientes extranjeros de ISIS ya han sido asesinados. Si bien las cifras varían ampliamente, la tasa de pérdidas de combatientes extranjeros en Siria en particular ha sido espantosa. Por ejemplo, en septiembre del 2016, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos informó que al menos 52,000 de los más de 430,000 muertos en la guerra civil siria eran para ese momento, yihadistas sunitas extranjeros. Presumiblemente, muchos de ellos combatían por ISIS, que es una de las facciones rebeldes más grandes. Ciertamente, más combatientes extranjeros de ISIS han sido asesinados en Irak. Según todos los informes, las luchas terrestres actuales, tanto en Mosul como en el norte de Siria son intensas, lo que significa que ISIS está sufriendo grandes bajas, que probablemente crecerán a medida que se intensifique la batalla por la ciudad de Raqqa.
Además, el régimen de Assad posee una larga historia de trato hacia los prisioneros con una extrema brutalidad. Sus oponentes, incluyendo ISIS, pueden optar por ir a la lucha en lugar de ser capturados y soportar tal trato. Además, cualquiera que pueda ser identificado como combatiente extranjero puede ser visto por el régimen de Assad como “terrorista” que tomó parte en causar la guerra y puede recibir un trato aún más severo que otros prisioneros.
La naturaleza de ISIS
Para los combatientes de ISIS, morir mientras combaten es lo esperado. Hasta ahora, ha habido pocos elementos de ISIS que se hayan rendido en la batalla por Mosul, donde la organización ha utilizado rutinariamente a terroristas suicidas; y aunque este parece preferir que sus “mártires” sean voluntarios, se le puede ordenar a los combatientes de ISIS a que realicen operaciones de “martirio”. Esto significa que tales operaciones son aceptadas como tácticas de rutina y parte de la propia identidad de los combatientes de ISIS; la campaña de reclutamiento del grupo ha dejado en claro que los reclutas deberían estar preparados para morir. Algunos yihadistas de ISIS han sido ejecutados por no combatir hasta la muerte, mientras que algunos han sido ejecutados por negarse a recibir órdenes de convertirse en atacantes suicidas. Incluso si algunos combatientes de ISIS se encuentran dispuestos a rendirse, otros claramente no piensan igual. Tales fanáticos simularan rendirse y luego intentarán asesinar a sus posibles captores. ¿Cuántas falsas rendiciones se necesitarán para convencer a cualquiera de aquellos dispuestos a tomar prisioneros en disparar primero y preguntar luego?
ISIS también ha anunciado su intención de ejecutar a cualquier individuo que trate de desertar; solo en Raqqa durante algunos meses en el 2015, ejecutaron a 120 desertores. Lo que esto significa es que el ISIS ha hecho que sea difícil para cualquiera alejarse de la lucha.
ISIS también presenta obstáculos burocráticos para aquellos que desean huir de los combates. Este puede haber confiscado los pasaportes de los combatientes extranjeros a su llegada, o el combatiente puede haber destruido su pasaporte para demostrar que no tenía intenciones de regresar a su país de origen. Si ISIS tiene el pasaporte de alguien, es poco probable que el grupo se lo devuelva. Además, en la confusión de una guerra, ISIS puede perder inadvertidamente los pasaportes.
Reclutas combatientes extranjeros
Si bien existe una variedad de razones por las cuales los combatientes extranjeros se unen a ISIS, estos a menudo son reclutados de lo que pudiera llamarse “el asesino devoto”. Estos son un subconjunto de partidarios del yihadismo que creen que la interpretación del Islam por parte de ISIS provee la manera adecuada de dirigir una sociedad. A menudo, los reclutas occidentales que buscan una identidad musulmana mucho más auténtica pertenecen a esta categoría y se han unido a la organización porque deseaban vivir en una sociedad islámica utópica imaginada. A menudo creen que están involucrados en una guerra cósmica del bien contra el mal; algunos incluso creen que están combatiendo en el Fin de los Tiempos presagiado en el Corán: “la Hora”. Es poco probable que individuos que han invertido su identidad de esta manera en ISIS abandonen fácilmente a la organización, incluso mientras sufren grandes pérdidas.
Imagen: Reclutas de ISIS son frecuentemente incorporados a lo que pudiera llamarse “el asesino devoto”. Estos pueden considerar morir en batalla como su propia recompensa. Como resultado, uno puede esperar un alto índice de desgaste por parte de yihadistas extranjeros.
Más importante aún, habiendo aceptado la ideología y psicología de ISIS, estos pueden considerar morir en batalla como su propia recompensa. Un enemigo que ve a través del cañón de un rifle y observa el paraíso es muy probable que no se rinda. Por lo tanto, se puede esperar una alta tasa de desgaste de yihadistas extranjeros. Además, la limitada experiencia de combate de la mayoría de los combatientes extranjeros occidentales probablemente alentará a los comandantes de ISIS a considerarlos como reemplazables. En primer lugar, la mayoría de los yihadistas occidentales no han tenido un previo entrenamiento o experiencia militar. ISIS se ha inclinado a utilizarlos en roles de apoyo, incluyendo sus extensas operaciones mediáticas. Sin embargo, a medida que el territorio de ISIS se contrae aún más, es probable que este plan “B” sea llevado bajo presión al frente de batalla. Si bien la organización ofrece entrenamiento de varias semanas para los nuevos reclutas, es poco probable que les brinde más habilidades de combate básicas. Esto significa que es probable sufran grandes pérdidas una vez se encuentren en combate. Además, la inexperiencia puede llevarlos a sobrevalorar sus capacidades, lo que los lleva a tomar riesgos que las tropas mejor entrenadas o más experimentadas no pudieran realizar.
Además, a menudo no hay confianza en los combatientes extranjeros occidentales; según informes, estos están siendo muy vigilados de cerca. Se dice que muchos están en la cárcel porque querían desertar. Incluso si ISIS no los ejecuta bajo tales sospechas, el grupo puede optar por tratar con yihadistas potencialmente poco confiables ya que los soviéticos utilizaron sus “batallones de castigo” en la Segunda Guerra Mundial: Empujarlos al combate, preferiblemente con el primer batallón de ataque, para despejar minas y alambre de púas, por así decirlo, con tropas confiables detrás que les dispararán si intentan rendirse o retirarse, o aprovechar sus muertes para despejar el camino. En cualquier caso, es probable que tales combatientes incurran en grandes pérdidas.
La preocupación por la afluencia de yihadistas extranjeros que retornan también puede ser mitigada en cierta medida por un flujo reducido de combatientes extranjeros en la región. Esto ha ocurrido al menos por dos razones:
- En el pasado, una parte importante de los reclutas se sintió atraído por la imagen de ISIS como un ejército victorioso y vencedor que barría a sus enemigos ante este. Esos días han terminado e ISIS ahora está combatiendo y perdiendo una guerra defensiva.
- Debido al control fronterizo mejorado por parte de los estados circundantes, especialmente Turquía, ISIS ha perdido en gran parte el acceso físico al mundo exterior y a su grupo potencial de yihadistas extranjeros. Mientras que en el pasado Ankara era un entorno comparativamente abierto para ISIS, esto ha cambiado ya que el grupo terrorista ha dirigido su mirada cada vez más hacia Turquía. Además, la mayor parte del lado sirio de la frontera turco-siria está ahora controlada por los kurdos, siendo estos algunos de los principales opositores de ISIS.
Aumentando las defensas de pccidente
Imagen: Investigadores de EUROPOL afirmaron a mediados del 2016 poseer información sobre más de 4.000 europeos que viajaron para unirse a ISIS y sus asociados
No solo es probable que el tamaño del grupo potencial de yihadistas que retornen sea mucho más pequeño de lo temido, sino que existen otros pasos que pueden reducir el peligro que estos representan. Para empezar, dependiendo de dónde provengan, los yihadistas extranjeros pueden ser muy reacios a regresar a sus países de origen, incluso si pudiesen hacerlo. Es probable que este sea el caso si provienen de estados con gobiernos que toman acciones muy severas contra los aspirantes yihadistas, tales como Rusia y Estados Unidos. Encarcelarlos por haber sido combatientes extranjeros ayuda a disuadir que retornen.
Un esfuerzo sistemático para evitar que los yihadistas occidentales retornen debe constar de al menos dos partes:
Primero, implica un intento integral de identificar a combatientes extranjeros. Desafortunadamente, tales esfuerzos no comenzaron sino hasta hace poco; al menos hasta mediados del 2015, las iniciativas internacionales para identificar a los occidentales que se unirían al ISIS en el Medio Oriente estaban muy fragmentadas. Ahora, sin embargo, existe una variedad de esfuerzos en marcha para identificar a tales yihadistas occidentales. Estos incluyen los de la Europol, que a mediados del 2016 afirmaron tener información sobre más de 4.000 europeos que viajaron para unirse a ISIS y sus asociados. INTERPOL así como también el Grupo contra-terrorista del Club de Berna estan trabajando para identificar a los yihadistas occidentales, y el Sistema de Información Schengen, un sistema de datos a gran escala que respalda el control fronterizo externo y la cooperación policial en los estados de la UE, tenía datos sobre 8.000 sospechosos terroristas a comienzos del 2017. Además, existen esfuerzos privados como los del Centro Internacional para el Estudio de la Radicalización y la Violencia Política en Londres o la base de datos de Samia Maktouf sobre los yihadistas de habla francesa.
Además, se ha recuperado mucha información sobre yihadistas extranjeros del Medio Oriente, incluyendo hasta 3.800 perfiles dados por un desertor, junto a una gran colección de información aparentemente creíble adquirida en Turquía y una extensa información recopilada luego de la captura de la ciudad de Manbij en Siria. Por su parte, las agencias occidentales de seguridad finalmente hacen increíbles esfuerzos para consolidar y expandir esta información, agrupando los resultados para identificar de manera exhaustiva a aquellos que se han ido al extranjero junto a su actual condición. Estas bases de datos deben mantenerse lo menos clasificadas posibles para permitir el máximo intercambio con los aliados, incluyendo a aquellos del Medio Oriente, tal como Washington aparentemente lo ha estado haciendo con la Operación Gallant Phoenix en Jordania.
Segundo, los estados afectados deben comenzar un esfuerzo sistemático para capturar y enjuiciar a yihadistas extranjeros. Esto consiste en varios componentes:
- Realizar un esfuerzo vigoroso para capturar a los yihadistas extranjeros antes de que regresen: los servicios de inteligencia británicos y de otros países europeos aparentemente están cooperando con los grupos rebeldes para encontrar, capturar y hacer retornar a los partidarios de ISIS que han sido encarcelados.
- Convertir en ventaja el confiscar los pasaportes de los combatientes extranjeros de ISIS: cualquier individuo que se presente en una embajada en un país circundante e informe que perdió o le robaron su pasaporte debería ser examinado detalladamente.
- Reversar los actuales esfuerzos antiterroristas occidentales: En lugar de evitar que individuos se dirijan al Medio Oriente para unirse a ISIS u a otros grupos terroristas (donde la tasa de desgaste es mucho mayor), evitar que retornen. Una mejor política sería dejarlos ir y concentrar los esfuerzos para mantener fuera a aquellos que intentan regresar del campo de batalla. Para lograr esto, todos los gobiernos occidentales deberían suspender y preferiblemente revocarle el pasaporte a cualquier persona que haya sido confirmada como miembro de ISIS o de cualquier otra organización terrorista. La intención es bloquear su regreso e interrumpir su capacidad de viajar a otros lugares.
Imagen: El terrorista de ISIS Khaled Sharrouf se convirtió en el primer australiano en ser privado de su ciudadanía bajo las leyes antiterroristas. Estos proveen procedimientos legales para revocar la ciudadanía de cualquier ciudadano dual o naturalizado habiéndose documentado su ida al extranjero para combatir en favor de organizaciones terroristas.
Las naciones occidentales harían bien en seguir el ejemplo de Australia y desarrollar procedimientos legales para revocarle la ciudadanía a cualquier ciudadano con doble nacionalidad que se haya documentado el haberse marchado al extranjero para combatir en favor de organizaciones terroristas. Cualquier yihadista que desee regresar a su país tendrá que ganarse el derecho de hacerlo. Se les debe permitir regresar solo si, funcionalmente hablando, renuncian, es decir, acuerdan una cooperación incondicional con las autoridades de seguridad. Si se niegan, deberían ser procesados no solo por proveer apoyo material al terrorismo, sino por traición, al cometer el equivalente de unirse a un ejército hostil en tiempos de guerra. Según la ley estadounidense, un ciudadano norteamericano condenado por traición o que se una al ejército de un estado hostil pierde su ciudadanía estadounidense. Washington ha iniciado el procedimiento para hacerlo en al menos un caso, el de Iyman Faris.
Las autoridades occidentales tampoco deberían estar muy convencidas en lo referente al éxito en los esfuerzos para rehabilitar a los yihadistas. Al igual que con individuos miembros de pandillas, dichos programas pueden funcionar en algunos de los que están al margen de estas organizaciones, pero para los individuos más radicales cuya identidad está enraizada en el yihadismo y esto debería ser lo predeterminado para cualquiera dispuesto a viajar al Medio Oriente y unirse a los yihadistas, estos programas son probablemente una pérdida de tiempo y dinero. Los reclutas de ISIS se unieron voluntariamente a una organización abiertamente asesina y se unieron a esta porque estaban de acuerdo con esta. El grupo nunca ha ocultado lo que hacía o el por qué lo hacía, por lo que los reclutas no pueden afirmar que se unieron por ignorancia o lo hicieron a pesar de lo que ISIS es. Washington debería ver a estos individuos bajo la misma lupa que aquellos que pudieran unirse a la Mafia, al Ku Klux Klan o incluso para decirlo más apropiadamente, a personas que pudieran haberse ido a la Alemania nazi para unirse a las SS. Además, los incondicionales que retornaron pueden negarse incluso a participar en tales programas.
Implicaciones
La discusión anterior no significa que no existirán amenazas. ISIS trabaja diligentemente para establecer una red con el propósito de continuar las operaciones terroristas en Occidente y no es el único grupo al que los yihadistas extranjeros se les han unido: Al-Qaeda, en particular, sigue activo. Además, los combatientes que regresan no son la única fuente potencial de reclutas para las operaciones terroristas. Los inmigrantes y refugiados radicalizados, los musulmanes radicales nacidos en el país, los no musulmanes alienados y atraídos por la ideología yihadista y la clase inferior criminal, todos presentan un peligro real. Por lo tanto, aunque el peligro para Occidente por los yihadistas de ISIS que retornan puede ser menos de lo esperado, las amenazas de estos que retornan y otras fuentes siguen siendo muy reales.
Thomas R. McCabe es analista retirado del Departamento de Defensa y teniente coronel retirado de la reserva de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos quien trabajó diez años como analista militar sobre el tema del Medio Oriente y dos años como analista en contra-terrorismo. Este artículo representa su trabajo y no debe ser considerado como opinión de ninguna agencia del gobierno de los Estados Unidos
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