“Si en lugar de llamarse “Silvester” la fiesta (de fin de año) se llamase “Hitler”, ¿lo celebrarías?”. Así termina un anuncio que aparece, por las calles de los barrios ortodoxos judíos, todos los años en vísperas de Año Nuevo (ver portada). En la Biblioteca Nacional de Israel salieron a ver quién era ese “santo” cristiano, y hasta qué punto era reconocido dentro del judaísmo.
Como cada año, antes del Año Nuevo, aparece un anuncio alarmante en las paredes de ciertos barrios en Israel. Como corresponde a un anuncio del estilo de los “Pashkevili”, quienes lo publican no se esconden detrás de argumentos complejos y apelan a los celebrantes de la víspera de Año Nuevo que se dirijan a una pequeña investigación que han realizado (al estilo “hemos abierto libros de historia para ustedes”).
En el eje de la investigación: La festividad popular llamada Silvester, que toma su nombre de la figura histórica de un “Papa cristiano que asesinó a miles de judíos con severas torturas”. El corto anuncio termina con una pregunta: “Si en lugar de ‘Silvester’ la fiesta se llamase ‘Hitler’, ¿lo celebrarías?”.
La mayor parte de nuestra información sobre el primer Silvester se basa en la historiografía de la Iglesia Católica. Se sabe que nació en el siglo III dc y que en 314 fue nombrado obispo de Roma, uno de los puestos más importantes en la Iglesia y más tarde, fue elevado al papado.
Una de las leyendas más famosas asociadas con la figura del Papa Silvestre I, trata sobre el ascenso del arcaico Obispo cristiano hacia los puestos más altos. Según esta historia, el emperador romano Constantino buscó una cura para la enfermedad de la lepra, que contrajo en sus viajes. Primero fue a ver a sus doctores paganos y estos le aconsejaron que se bañara en un charco lleno de sangre de bebé. El emperador desesperado ordenó tal baño, pero después de escuchar el llanto de sus madres, cambió de opinión y protegió a los bebés. Al escuchar la bondad de su corazón, los santos cristianos Pedro y Pablo visitaron a Constantino en un sueño y le ordenaron que se reuniera con el obispo de Roma, Silvestre, que había huido a las montañas. Junto a él, los dos le prometieron al emperador que encontrarían una solución. El emperador aceptó la oferta de los santos y, milagrosamente, se sanó.
Hoy sabemos que el origen de la leyenda es del siglo VIII, y no es cierta. Sin embargo, aún sabemos que Constantino fue quien finalmente aceptó al cristianismo como una religión legítima y movió el proceso que finalmente convirtió a la religión cristiana de una “perseguida” a la religión oficial del Imperio Romano.
Los judíos de la Unión Soviética, por ejemplo, no conocían a Silvester siendo que el Año Nuevo era para ellos era una fiesta secular. Luego llegaron a Israel y descubrimos que la hermosa noche se percibía aquí como una “fiesta cristiana”.
Durante la mayor parte de su vida, Silvester sirvió como líder de un grupo minoritario e insignificante que todavía estaba tratando de formular sus principios. Por lo tanto, cuando fue nombrado obispo, dedicó la mayor parte de su tiempo a tratar con asuntos cristianos internos, como el establecimiento de los principios del cristianismo definidos por primera vez en Nicea en el año 325, en una reunión de líderes eclesiásticos de toda la cuenca mediterránea.
Silvester murió el 31 de diciembre de 335, que también es el último día del calendario cristiano, y más tarde fue reconocido como “santo”. De acuerdo con la costumbre cristiana, el día de su muerte se celebra como el día de su ascensión al cielo y, por lo tanto, el 31 de diciembre se celebra cada año como San Silvestre.
Y… ¿Qué sucede con la persecución contra los judíos citadas anteriormente? Durante su cadencia, el judaísmo era considerado como una religión legítima, y se permitió a sus creyentes practicar sus rituales como lo habían permitido anteriormente bajo el Imperio Romano Pagano. Las relaciones entre el cristianismo y el judaísmo ya eran complejas en ese momento, pero los pogromos contra los judíos comenzaron en la Edad Media, sin conexión con la víspera de Año Nuevo.
Los judíos, es razonable suponer, no estaban en la cima del ojo papal, por lo que es difícil llamarlo un “antisemita”, un término que no existió durante su vida. Puedes criticar a aquellos en Israel que deciden celebrar las fiestas laicas, pero entre esto y una “trama antisemita” provocada por el Papa Silvester… nada que ver.
Neil Bar es uno de los fundadores de la página de Facebook “Big History, Little” y autor de Ancient History.