Reporte sobre ataques suicidas en el mundo durante 2017: Menos ataques y más mujeres atacantes suicidas – Por Aviad Mendelboim y Yoram Schweitzer (INSS)

Los ataques suicidas siguen siendo una de las herramientas más efectivas que poseen las organizaciones terroristas para lograr sus objetivos. En el 2017, unos 623 terroristas llevaron a cabo 348 ataques suicidas en 23 países alrededor del mundo. Esta es la cifra más baja de ataques suicidas desde el 2013. Aproximadamente 4310 personas murieron y 6700 personas resultaron heridas en ataques suicidas en el 2017 y tal como en años anteriores, el Estado Islámico fue la fuente principal de estos ataques. De aquellos que cometieron ataques suicidas, 137 fueron mujeres y chicas, la mayor cantidad de atacantes suicidas mujeres desde que estas comenzaron a participar en los atentados suicidas.

Los ataques suicidas siguen siendo una de las herramientas más efectivas disponibles para que las organizaciones terroristas logren sus objetivos. Los ataques suicidas son en su mayoría particularmente letales y crean una profunda sensación de impotencia entre el público afectado, dado que presumiblemente no existe forma alguna de disuadir a una persona que se dispone a quitarse la vida con el propósito de embestir a sus enemigos. Por lo tanto, los ataques suicidas ayudan a las organizaciones y grupos que despliegan a terroristas suicidas a construir una imagen de poderío mucho mayor que el poder actual que estos poseen.

Todos los años, el programa de investigación Terrorismo y Conflictos de Baja Intensidad del Instituto de Estudios Nacionales sobre Seguridad (IENS) compila datos sobre los ataques suicidas que se llevaron a cabo durante el año y las tendencias emergentes relacionadas a este fenómeno. En los últimos años, se ha vuelto cada vez más difícil controlar los datos, particularmente en áreas de intensa actividad tales como Irak y Siria, donde el Estado Islámico utilizó a atacantes suicidas en sus combates diarios. Por ejemplo, voceros del Estado Islámico publicaron datos en su propaganda que citan un número muy elevado de terroristas suicidas. Por ejemplo, los medios de comunicación oficiales del Estado Islámico proclamaron que la organización fue responsable de 771 ataques suicidas en el 2017 solamente en Siria e Irak. Sin embargo, estas cifras no fueron verificadas por fuentes externas y por lo tanto, no fueron incluidas en el siguiente resumen. Los ataques contados aquí fueron verificados por al menos dos fuentes independientemente diferentes y un ataque suicida coordinado contra múltiples objetivos adyacentes es contado como si fuese un solo ataque.

En el 2017, se produjeron 348 ataques suicidas en 23 países de todo el mundo por un aproximado de 623 terroristas, de los cuales 137 fueron mujeres y chicas, la mayor cantidad de mujeres suicidas desde que estas comenzaron a participar en los atentados suicidas. Este es el número más bajo de ataques suicidas desde el año 2013. Aproximadamente 4310 personas murieron y 6700 personas resultaron heridas en ataques suicidas el año pasado.

Al igual que en años anteriores, en el 2017 el Estado Islámico fue la principal fuente de ataques suicidas y fue directa e indirectamente responsable (a través de organizaciones que han jurado lealtad a este) de 220 ataques suicidas, representando alrededor del 63% de todos los ataques suicidas alrededor del mundo, en comparación con los 322 ataques suicidas de los cuales se le responsabilizo el año pasado, que para ese momento constituían alrededor del 70%. Al-Qaeda y sus afiliados alrededor del mundo fueron responsables de 87 ataques suicidas, representando estos alrededor del 25% de todos los ataques suicidas de este año, en comparación con los 106 ataques suicidas del año pasado, alrededor del 22.5%. En total, las organizaciones afiliadas al movimiento yihadista salafista (principalmente de elementos del Estado Islámico y Al-Qaeda y sus afiliados) fueron responsables este año de al menos 313 de los ataques suicidas, que constituyeron alrededor del 90% de todos los ataques suicidas. No se reivindicó responsabilidad alguna por el resto de los ataques suicidas que se llevaron a cabo este año y es posible que algunos de estos también tengan relación con esta corriente ideológica, aparte de dos ataques suicidas perpetrados por rebeldes Houthi en Yemen y el movimiento clandestino kurdo. (PKK) en Turquía, que no están afiliados al movimiento.

Este año también, el Medio Oriente siguió siendo el lugar clave en el que ocurrieron la mayoría de los ataques suicidas. Sin embargo, hubo una caída significativa de alrededor del 54.5% en los ataques suicidas en la región en el 2017, en comparación con el año 2016, de 298 a 135 y el número de atacantes suicidas disminuyó en una proporción similar. La gran mayoría de los ataques suicidas en el Medio Oriente, alrededor de 103 (aproximadamente 76.5%) fueron llevados a cabo por el Estado Islámico y sus filiales. El mayor número de ataques suicidas (alrededor de 64) fue llevado a cabo en Irak, seguido de Siria (alrededor de 40). Sin embargo, en ambos países, así como también en Libia, hubo una disminución significativa de alrededor del 50% en el número de ataques suicidas en el 2017, una tendencia que puede atribuírsele al debilitamiento del Estado Islámico en estos territorios a finales del 2016. Ataques suicidas adicionales fueron llevados a cabo en Yemen (11), Egipto (10), El Líbano (2), Arabia Saudita (2) y Turquía (1). Por primera vez, la Franja de Gaza fue el lugar de un ataque suicida contra no-israelíes, cuando un activista del movimiento yihadista salafista activó un cinturón explosivo contra las fuerzas de Hamas que intentaron arrestarlo en el cruce fronterizo Rafah.

En África y en Asia (principalmente en Afganistán), hubo un incremento en el número de ataques suicidas en el 2017. Cerca de 101 ataques suicidas fueron llevados a cabo en Asia (alrededor del 29%), en comparación con 83 ataques suicidas el año pasado (alrededor de 17,5%) y en África se llevaron a cabo aproximadamente 112 ataques suicidas (alrededor del 32% de todos los ataques suicidas de este año), en comparación con los 86 ataques suicidas (alrededor del 18%) en el 2016, un aumento del 30%. Este aumento puede atribuírsele a la creciente participación de organizaciones que se identifican con el Estado Islámico en la región. El mayor número de ataques suicidas se registró en Nigeria, Somalia y Camerún (alrededor de 57, 26 y 25 ataques, respectivamente). Similar a Asia, el continente africano es una arena de batallas violentas entre los bandos yihadistas globales: la provincia de África Occidental (Boko Haram), una de las provincias del Estado Islámico, contra el bando de Al-Qaeda y su filial en Somalia, la organización Al-Shabaab. Estas organizaciones llevaron a cabo la gran mayoría de los ataques suicidas en el continente africano. Una característica clave de este modus operandi es que se centra en objetivos entre la población civil (alrededor de 67 ataques), en oposición a los objetivos de seguridad militar (alrededor de 31). En consecuencia, las muertes causadas por los ataques suicidas en el continente en general y los escenarios de operación de estas organizaciones en particular, se han incrementado. Ataques suicidas adicionales fueron llevados a cabo en Malí (2) y un ataque suicida en Níger y en Argelia.

En Asia, la mayoría de los ataques suicidas fueron llevados a cabo en Afganistán y Pakistán, donde se está librando una competencia entre el bando de Al-Qaeda, la filial de la organización en el subcontinente hindú y los talibanes en Afganistán y Pakistán y el bando del Estado Islámico, la provincia de Jorasán en Afganistán y los grupos que se identifican con este en Bangladesh y en Pakistán. Alrededor de 67 ataques suicidas fueron llevados a cabo en Afganistán, lo que causó la muerte de unas 1045 personas; el Talibán fue responsable de aproximadamente la mitad de los ataques (alrededor de 31). 22 ataques suicidas se llevaron a cabo en Pakistán, causándole la muerte a alrededor de 262 personas y se llevaron a cabo ataques suicidas adicionales en Bangladesh (6), en Rusia (2), en India (2) y en Indonesia (1). Por primera vez desde el 2012, Irán experimentó un ataque suicida letal llevado a cabo en un ataque coordinado contra lugares simbólicos del país en Teherán.

Quizás la estadística más llamativa de este año es una mayor participación femenina, incluyendo a mujeres, niños y adolescentes en ataques suicidas. Esta tendencia fue evidente en los dos años anteriores, principalmente en su despliegue por parte de la organización Boko Haram. En el 2017, 137 mujeres participaron en 61 ataques suicidas en 6 países, en comparación con 77 mujeres el año anterior y 118 mujeres en el 2015. Alrededor de 333 personas murieron durante estos ataques. Alrededor de 126 de las mujeres (un 92%) que operaban en África estaban al servicio de la organización Boko Haram. Puede haber casos adicionales de mujeres que fueron desplegadas como atacantes terroristas suicidas, principalmente en África y en Irak, que no fueron incluidas en el informe como resultado de las restricciones en la presentación de estos informes. Por ejemplo, en junio, 2017 se informó que, durante las batallas para liberar a Mosul en Irak, el Estado Islámico incrementó la utilización de mujeres suicidas y desplegó alrededor de unas 38 atacantes suicidas. Sin embargo, de acuerdo a nuestros registros, solo alrededor de 7 atacantes suicidas mujeres fueron desplegadas en Irak en el 2017.

Aunque no se llevaron a cabo ataques suicidas en Israel en el 2017, se frustraron 13 ataques suicidas planeados por las organizaciones terroristas palestinas, estos datos son según el jefe de la Agencia de Seguridad de Israel durante una reunión del Comité de Asuntos Exteriores y Defensa del Knesset.

En conclusión, en el 2017 los ataques suicidas continuaron siendo un arma letal y eficiente en manos de diversas organizaciones terroristas alrededor del mundo. A pesar de que el fenómeno disminuyó en magnitud con relación al año anterior, el terrorismo suicida sirvió como arma empleada por las fuerzas paramilitares en sus operaciones contra los ejércitos estatales, en principio pero no solo por los combatientes del Estado Islámico, además de los ataques suicidas que varias organizaciones llevaron a cabo en ciudades de todo el mundo contra civiles no combatientes.

Las organizaciones que se identifican a sí mismas como afiliadas al movimiento yihadista salafista continúan siendo la principal fuente detrás de los atacantes suicidas, quienes todavía están siendo encabezados por las fuerzas del Estado Islámico y sus afiliados. Con las derrotas militares sufridas por el Estado Islámico en Irak y en Siria y el haber perdido la base territorial del califato, puede esperarse aparentemente una nueva disminución el año entrante en el número de atacantes suicidas que pueden ser desplegados directamente. Por otra parte, parece ser que los afiliados al Estado Islámico continuarán su despliegue de atacantes suicidas y queda por verse en qué medida podrán mantener el nivel de estas actividades terroristas el año próximo, incluso sin la ayuda que les dio la organización matriz cuando controlaba las ciudades clave en el corazón del Levant.

Dadas las ventajas que produce este modus operandi para crear una imagen de poderío y capacidad de disuasión por parte de sus agentes, es probable que los ataques suicidas sean utilizados al máximo durante el próximo año, de acuerdo a las capacidades de las organizaciones terroristas afiliadas a los bandos del Estado Islámico y Al-Queda.

 

 

Nuestro agradecimiento a Daria Schitrit, Ido Zakkay, Ron Gila, Arieh Ben-Am, Adam Goldman, Ofri Geva, Guy Shillo, Tal Brokman, Nir Azran, Tali Miaskovski y Rotem Hertz-Dolev pasantes en el Programa de Investigación ‘Terrorismo y el Conflicto de Baja Intensidad’ que ayudó a preparar este informe.

http://www.inss.org.il/publication/report-suicide-attacks-2017-fewer-attacks-women/?utm_source=activetrail&utm_medium=email&utm_campaign=INSS%20Insight%20No.%201008

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