El rápido desarrollo y pericia en materia de misiles por parte de Irán ha generado preocupación en Washington y entre sus aliados sobre las intenciones a futuro de Teherán. A pesar de la censura internacional, el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria ha logrado desarrollar el mayor y diverso arsenal de misiles balísticos de la región. Teherán está decidido a desarrollar y adquirir misiles balísticos cada vez más avanzados y precisos, pero sus esfuerzos por lograr tal objetivo se ven obstaculizados por la tenaz determinación estadounidense e israelí para que no suceda eso.
Foto – Misil balístico de alcance medio Shahab-3, fotografía de Hossein Velayati vía Wikipedia
Un componente clave de la doctrina militar de Irán es el desarrollo de un programa autóctono de misiles balísticos y el rápido desarrollo y pericia sobre el tema de los misiles en el país ha generado preocupación en los Estados Unidos y entre sus países aliados.
Irán se embarcó en la creación de un programa propio de misiles balísticos en el año 1986, cuando el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria creó la así llamada “unidad de autosuficiencia” con el objetivo de desarrollar industrias militares que no requerirían de la asistencia de otros países. Dirigida por el General Hassan Tehrani-Moghaddam, el “padre fundador” del programa de misiles iraní, la unidad fue esencialmente una instalación de desarrollo e investigación para la tecnología de misiles.
Gracias a la tecnología Scud creada en la era soviética, Tehrani-Moghaddam le permitió al Cuerpo de la Guardia Revolucionaria desarrollar el arsenal más grande y diverso de misiles balísticos en la región. Esto incluye el misil Shahab-1 (basado en el Scud-B), el Shahab-3 (de tecnología original Scud-C), el Ghadr 110 y sus variantes, el Emad, Shahab-4, Shahab-5 (Kosar), Shahab-6 (Toqyan), Fajr-3, Qiam, Ashoura y el Sejjil. Todos con capacidad de portar ojivas nucleares.
Tehrani-Moghaddam murió en noviembre de 2011 en una explosión ocurrida en su oficina de investigación en la base de misiles Alghadir en Bid Ganeh, cercana a Teherán, según se informa, en una operación llevada a cabo por el Mossad. Los iraníes continuaron avanzando silenciosamente el programa de misiles y produjeron nuevos tipos de misiles, incluyendo el Dezful, Hoveizeh junto al Zolfaghar y Khorramshahr con capacidad de portal ojivas nucleares.
A pesar de la preocupación internacional sobre el programa de misiles balísticos de Irán, la administración Obama decidió comprometerse con Teherán en ese programa a cambio de concesiones en su programa nuclear, lo cual fue tema estratégico de alta prioridad para su administración. En compromisos adicionales, Washington suavizó el lenguaje de la Resolución 1929 (2010) del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que estipuló que “Irán no realizará ninguna actividad relacionada con los misiles balísticos capaces de cargar armas nucleares”. La Resolución 2231, aprobada el 20 de julio de 2015 y que endosó el acuerdo nuclear, utilizó un lenguaje mucho más permisivo: “Irán no debe realizar ninguna actividad relacionada con misiles balísticos diseñados para ser capaces de llevar consigo armas nucleares”.
Con el acuerdo nuclear alcanzado y la laguna legal ya creada, los iraníes pusieron mayor esfuerzo en su programa de misiles balísticos. Como resultado, sus misiles se han convertido en el blanco de una continua atención internacional y como consecuencia, en objeto de numerosas rondas de sanciones. La administración Trump decidió retirar a los Estados Unidos del acuerdo nuclear en parte debido a que este ya no aborda el programa de misiles balísticos de Irán.
A pesar de las sanciones, Irán no ha titubeado en incrementar sus programas de misiles balísticos y espaciales. Según el Brigadier General Amir Ali Hajizadeh, comandante del programa aeroespacial del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria, Irán realizó 7 disparos de prueba en el 2018, además de 6 misiles Qiam que fueron disparados contra un bastión de ISIS en la provincia Deir ez-Zor en Siria en enero de 2018. Un Khorramshahr, 2 variantes del Shahab-3, un Qiam y 3 misiles balísticos Zolfaghar fueron probados en vuelo entre los meses de febrero y agosto del 2018 lo que, según el Presidente del Consejo de Seguridad de la ONU, fue “en violación a la resolución 2231” porque los misiles eran todos de sistemas de categoría I bajo el Régimen de Control de Tecnología de Misiles (RCTM) y capaz de llevar consigo ojivas nucleares.
En agosto del 2018 el ministerio de defensa de Irán reveló la fabricación de 2 nuevos misiles: el Fakour y el “Fateh Mobin” (Conquistador Luminoso), la última incorporación a la serie Fateh de misiles balísticos tácticos de corto alcance con un rango de aproximadamente 1300 km. El 1 de diciembre de 2018 el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria probó el misil balístico de medio alcance Khorramshahr en sus instalaciones cercanas a Shahrud, al noreste de Irán. El 2 de febrero de 2019 Teherán anunció la prueba exitosa del misil crucero Hoveizeh con un alcance de más de 1350 km durante las celebraciones del 40avo aniversario de la Revolución Islámica ocurrida en 1979.
El 7 de febrero, la Guardia Revolucionaria reveló un nuevo misil balístico, el Dezful, que tiene un alcance de 1000 km. El canal de televisión iraní PressTV citó al General Hajizadeh diciendo que la Guardia Revolucionaria “continuará con las pruebas de misiles… y que planean realizar más de 50 pruebas con misiles cada año”.
Teherán dice que sus misiles balísticos son exclusivamente para fines defensivos, pero como los misiles balísticos, capaces de cargar con una ojiva nuclear son parte integral de un arsenal nuclear, sus esfuerzos por desarrollar misiles balísticos pueden reflejar su deseo de continuar con su programa de obtención de armas nucleares. Esta es una sospecha razonable ante el historial de Teherán de llevar a cabo actividades nucleares secretas en sus instalaciones nucleares, es decir, los complejos militares de Parchin y Kolahdouz. Probar las intenciones pacíficas de Irán es harto difícil porque los misiles balísticos pueden ser utilizados tanto defensiva como ofensivamente, sin mencionar que un análisis costo-beneficio no justifica el aumento de la carga útil convencional en los misiles de largo alcance.
A pesar de las advertencias estadounidenses que los iraníes denominan “amenazas huecas”, Teherán ha continuado con las investigaciones y desarrollos y se encuentra probando sus capacidades en el área de los misiles balísticos. En la noche del 14-15 de enero, 2019 un vehículo espacial Simorgh (Phoenix) fue lanzado desde el Centro Espacial Imam Jomeini en la provincia de Semnan. Este llevaba consigo el satélite Payam (Mensaje) Amirkabir, el cual se describe porta de 4 cámaras de observación científica desde una órbita terrestre baja. El experimento fracasó, sin embargo, el satélite no logró entrar en órbita. Según el Ministro de Comunicaciones y Tecnología de la Información Muhammad-Javad Azari Jahromi, el cohete que transportaba el satélite “no logró alcanzar velocidad de escape en su tercera etapa, aunque tuvo éxito en las dos primeras etapas del lanzamiento”.
Solo a pocas semanas después del fracaso de Simorgh, ocurrido el 5 de febrero de 2019 el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria lanzó un segundo satélite, el Doosti (Amistad), un satélite de tele-detección desarrollado por ingenieros de la Universidad de Tecnología Sharif en Teherán. El viceministro de Defensa General Ghasem Taghizadeh, anunció la colocación exitosa del satélite Doosti dentro de la órbita terrestre y confirmó que será lanzado un nuevo y avanzado satélite de comunicaciones de fabricación iraní, el Tolou (Amanecer) en los próximos 3 a 4 meses. Sin embargo, las imágenes del satélite publicadas por DigitalGlobe y Planet, dos compañías especializadas en imágenes espaciales, sugieren que el segundo intento de Irán por colocar un satélite al espacio también fracasó.
Oficiales dentro del ejército y políticos de Irán atribuyeron estos dos fracasos a un programa secreto de Washington para sabotear los misiles iraníes y programas espaciales de Irán. El General Hajizadeh acusó a las agencias de inteligencia estadounidenses e israelíes de participar en campañas de “infiltración y sabotaje” al complejo de misiles de Irán. Javad Zarif, canciller de Irán, también dijo que era posible que el mal desempeño de los misiles se debió a una campaña de sabotaje creada por los estadounidenses.
El diario El Times de Nueva York, que entrevistó a funcionarios estadounidenses no identificados, reveló que la administración Trump ha acelerado un proyecto secreto para interrumpir el programa espacial y de misiles iraní, un plan descrito como “un esfuerzo de gran alcance para introducir piezas y material defectuoso dentro de las cadenas de suministro aeroespaciales de Irán”. Teherán insiste en que los lanzamientos de sus satélites no tienen ningún valor militar, pero Estados Unidos y sus aliados creen que su programa espacial es simplemente una manera de cubrir sus esfuerzos por desarrollar un misil balístico capaz de transportar ojivas nucleares.
Los iraníes están decididos a desarrollar y adquirir misiles balísticos mucho más avanzados a futuro y probablemente continuarán realizando una transición de sistemas de propulsión líquidos a sólidos, los cuales son más sostenibles. Irán también puede concentrarse en mejorar la precisión de sus misiles, siendo esta muy desacertada en el presente. Pero no está muy claro si podrán lograr estos objetivos ante las fuertes objeciones de los Estados Unidos e Israel y sus esfuerzos por interrumpir tales programas.
El Dr. Farhad Rezaei es miembro de la Asociación para el Estudio del Medio Oriente y África (ASMEA) en Washington, DC y coautor (junto a Ofira Seliktar) del libro Irán, Israel y los Estados Unidos: La política Contra-proliferación de los Servicios de Inteligencia (NY: Lexington Books). @Farhadrezaeii