Estaba tan comprometido con los ideales sionista, que para graduarse entregó un trabajo final para fabricar un motor de combustión a base de cebada y eso porque “en la Tierra de Israel no hay petróleo”. El problema es que incluso entonces no había suficiente cebada en la Tierra de Israel, ni siquiera para el ganado, por lo que recurrió a otro proyecto, una “máquina de plantar”, cisa que funcionaba relativamente bien.