RESUMEN: Disturbios palestinos importantes estallaron en respuesta a la colocación de detectores de metales por parte de Israel en la entrada del Monte del Templo, donde incitadores palestinos afirmaban falsamente que la Mezquita Al-Aqsa se encuentra en peligro. Esta manera de accionar pudiera servir de modelo para futuros disturbios, incluso si Israel firma un acuerdo de paz con los palestinos. Mientras las concesiones por parte de Israel a un acuerdo de este tipo serían irreversibles, las amenazas a disturbios fáciles de incitar hacen aún más remotas las perspectivas de paz.
El 14 de julio, dos agentes de la policía israelí fueron asesinados en Jerusalén. Estos eran miembros de la comunidad drusa, una minoría religiosa y étnica. Los tres asesinos musulmanes provenían de la ciudad de Umm Al-Fahm al norte de Israel.
Escondieron sus armas en el Monte del Templo, donde se halla la Mezquita Al-Aqsa, la cual es administrada por el Waqf (una confederación religiosa musulmana). Los tres terroristas fueron asesinados por la policía israelí.
El día antes de los asesinatos, uno de los perpetradores publicó un selfie en el que se le ve ante Al-Aqsa. La foto va acompañada del texto, “La sonrisa de mañana será más hermosa, Alá que lega”.
Israel reaccionó ante los asesinatos aumentando las medidas de seguridad instalando detectores de metales. La alternativa hubiese sido esperar pasivamente hasta que llegara el siguiente contingente de terroristas, listos para emplear la fórmula ya probada de traer armas y esconderlas en dicho lugar de culto.
La instalación de detectores de metales llevó a los predicadores palestinos a pedir a los feligreses que oraran públicamente fuera de la mezquita en la mañana del viernes 21 de julio. Se produjeron disturbios durante los cuales tres palestinos murieron y hubo un número de heridos. El mismo día, un terrorista palestino asesinó a un padre judío junto a sus dos hijos adultos hiriendo gravemente a su esposa en la aldea de Halamish durante su cena de Shabbat.
Se estima que la familia de este terrorista recibirá más de $3000 al mes por parte de la Autoridad Palestina durante los próximos años futuros. Estos pagos son financiados conjuntamente por los países occidentales.
Mientras tanto, los detectores de metales fueron eliminados. Debido a los disturbios, Israel ha optado a cambio instalar herramientas más costosas y tecnológicamente más avanzadas con el propósito de detectar a futuro la entrada de armas en el recinto sagrado. A pesar de la eliminación de los detectores, los disturbios palestinos en Jerusalén han continuado.
Cuando examinamos las reacciones de los actores en esta saga, es posible discernir patrones recurrentes.
En el pasado, la Autoridad Palestina dominada por la OLP era capaz de controlar los disturbios. Un caso típico fue la “Intifada Al-Aqsa”, que comenzó a finales de septiembre del año 2000. Aunque presentada como una respuesta espontánea a la visita de Ariel Sharon al Monte del Templo, varios funcionarios de la OLP/AP (incluyendo a Marwan Barghouthi y el Ministro de Comunicaciones Imad Faloudji) admitirían que la violencia había sido planeada con suficiente antelación por Yasser Arafat. Todo lo que se necesito fue un pretexto práctico para comenzarla.
Desde entonces, el estatus de la Autoridad Palestina y de Mahmoud Abbas en el mundo occidental se ha incrementado constantemente. En el 2016, muchos miembros del Parlamento Europeo le dieron a Abbas una ovación luego de un discurso en el que propagó la vil acusación antisemita de que un rabino israelí había instado a los israelíes a envenenar el agua de los palestinos. Dos días después, Abbas tuvo que admitir que su calumnia era totalmente falsa.
En contraste a su brillante imagen entre los europeos, Abbas es visto por la mayoría de los palestinos como alguien muy débil. Su movimiento Fatah apoya los disturbios, en parte porque teme perder aún más influencia si no lo hace. Este, sin embargo está jugando un juego muy peligroso. Si los disturbios continúan, Abbas puede perder el control sobre estos. Si es cierto que ha cancelado la colaboración de seguridad de la Autoridad Palestina con Israel, este pudiera verse en un peligro inmediato. Si no cuenta con la protección de los servicios de seguridad israelíes, será mucho más fácil para los simpatizantes de Hamas tenerlo como blanco y apuntarle.
Otro patrón recurrente es el abuso de lugares sagrados o protegidos. Durante las campañas militares de Israel contra Hamas, el grupo terrorista a menudo ocultó armas en mezquitas, universidades y escuelas. Esto incluyo a escuelas de la agencia de la ONU – UNRWA. Durante el intercambio de diciembre, 2008 a enero, 2009 varios líderes de Hamas se escondieron en un hospital en Gaza porque sabían que Israel no lo atacaría. Hamas también utiliza a civiles como escudos humanos.
Otro patrón recurrente es el comportamiento de los gobiernos y líderes extranjeros. Muchos excusan y toleran el terrorismo, la incitación y la violencia palestina. Otros sienten la necesidad de intervenir con condenas o recomendaciones. El Presidente turco Recep Tayyip Erdogan, por ejemplo, es firme partidario del grupo Hamas, aprovechando cualquier oportunidad disponible para condenar a Israel. Esta vez, dijo: “Al ocupar la Mezquita Al-Aqsa Israel se ha excedido en sus límites”. Francia emitió una declaración inofensiva principalmente para crear la ilusión de que continua siendo un actor internacional importante mientras lucha con sus propios temas críticos internos.
Otro patrón recurrente es el comportamiento de los medios de comunicación extranjeros, que habitualmente convierten a los agresores en víctimas y viceversa. La organización monitora de los medios de comunicación Honest Reporting Canada creó una lista detallada de muchas de esas distorsiones en los medios de comunicación canadienses solo durante los primeros días de los disturbios.
En vista de estos patrones recurrentes, es probable que un acuerdo de paz sea totalmente inútil. Los palestinos pueden un día firmar un acuerdo de esta naturaleza y de hecho mantener la tranquilidad por un tiempo, pero en última instancia, recurrirán una vez más a los disturbios, la violencia y el asesinato, tal como invariablemente lo han hecho en el pasado.
Los disturbios del Monte del Templo crearon un modelo perfecto para tal patrón. Cometer un crimen contra Israel relacionado con Al-Aqsa. Si Israel reacciona con medidas de seguridad reforzadas, los palestinos incitan disturbios declarando que la mezquita está en peligro.
Israel no puede cancelar las concesiones que otorga por “paz”. Es probable que tales concesiones incluyan la remoción de los asentamientos aislados de Cisjordania y un intercambio de tierras a cambio de los bloques de asentamientos más grandes. Los disturbios en el Monte del Templo proveen la evidencia tangible de que, tal como están las cosas ahora, un acuerdo de paz no es una opción creíble.
El Dr. Manfred Gerstenfeld es ex-presidente del Comité Directivo del Centro para Asuntos Públicos de Jerusalén. Este se especializa en las relaciones Israel-Europa Occidental y en los temas sobre antisemitismo y anti-sionismo.