De acuerdo con la reciente votación de la UNESCO, perdemos contra los palestinos en la arena política. Una vez que entendamos que la política exterior no es la Hasbará sino una labor de toma y da, podemos cambiar esto.
En una de las escenas inolvidables del Patrino II, Don Corleone habla con ejecutor sobre su hermano que lo ha traicionado. “No quiero que le pase nada a él, siempre y cuando mi madre está viva”, sentenció. El mensaje fue transmitido. Inmediatamente después que la madre murió, fue asesinado el hermano. Esta línea resuena estos días, a la luz de los informes que la administración Obama le ha dejado claro a la Autoridad Palestina que vetaría cualquier resolución contra Israel que sea presentada al Consejo de Seguridad de la ONU antes de la elección presidencial que se llevará a cabo el 8 de noviembre. También aquí el mensaje se ha entendido. Los palestinos tienen la intención de lanzar una ofensiva contra Israel en el Consejo de Seguridad el 9 de noviembre, y los americanos no van a detenerlos.
De acuerdo a estos informes está claro que la tarea más urgente que se encuentra en la agenda política de Israel, es desarrollar y poner en práctica formas para transformar en no aplicable la intención del Presidente Obama para vengarse de Israel a través del Consejo de Seguridad. No hay lugar para campañas de persuasión y presión en la Casa Blanca y en el Departamento de Estado. Obama ha estado esperando ocho años para golpearnos en las Naciones Unidas.
Entonces, ¿qué hacemos? Un buen lugar para comenzar es aprender de las lecciones de la batalla política que se llevó a cabo en las últimas semanas frente a las decisiones de la UNESCO como en las de la Asamblea General de la ONU, ambos fórums que no poseen ningún valor jurídico vinculante, y cuyas declaraciones son huecas. La situación en el Consejo de Seguridad es diferente: las decisiones del órgano de gobierno de las Naciones Unidas tiene un significado legal, y algunas pueden incluso obligar a las partes pertinentes.
Dado que las decisiones de la UNESCO no son vinculantes, Israel no tenía ninguna razón para trasladar la guerra desde la esfera de los medios (Hasbará) hacia la presión en un nivel práctico. Utilizó el antisemitismo como medio para explicar y avergonzar las decisiones embarazosas de los países de Europa, y tal vez para socavar las Naciones Unidas, pero no más allá de eso.
A la luz de los resultados de la segunda votación en la UNESCO que se llevó a cabo esta semana, sobre la propuesta palestina que culpaba a Israel por dañar los lugares sagrados, parece que la forma de combatir israelí fue medida e inteligente. Hemos avergonzado a los italianos y puede ser que se debilitaron las voces anti israelíes dentro del Ministerio de Asuntos Exteriores italiano. Es un logro, recogimos también frutos de nuestra apertura hacia África, también es un logro, hemos debilitado a la UNESCO con el mensaje de su Secretario General, Irina Bokova, que ella rechaza la decisión de su organización que niega el vínculo entre Jerusalén y los judíos… también es un logro.
El hecho que no fuimos capaces de derrotar el voto palestino no es sorprendente. Son todavía más fuertes que nosotros en la arena política. Los países islámicos y árabes, así como los estados que odian a EEUU como Cuba o Angola, los apoyan de forma automática. Pero no se equivoquen, el voto de la UNESCO no fue una victoria palestina.
Los palestinos salen heridos como resultado de su lucha en la UNESCO, no salen reforzados. El mismo hecho que ellos escribieron una carta amenazante a los miembros de la junta administrativa de la organización dos días antes de la votación, muestra que entendían que su popularidad se había debilitado en esta arena tradicionalmente amigable para ellos. Gobiernos que estaban en su bolsillo, como Filipinas, estaban dispuestos a escuchar sugerencias alternativas y hasta a apoyarlas.
En vista de esto, cuando se observa la arena en el Consejo de Seguridad de la ONU, hay que entender que aunque el abandono de los estadounidenses nos puede afectar significativamente en nuestro poder político ya de por si limitado, no es el final de la historia. Sí, somos débiles, pero los estados débiles pueden hacer frente a las dificultades políticas.
Tomemos el ejemplo de Marruecos. En marzo, el secretario general de la ONU Ban Ki-moon definió al Sahara Occidental, que está bajo ocupación marroquí, como “territorio ocupado”. Marruecos no dudó y puso en marcha un asalto frontal contra el Secretario General. Este débil estado puso a su lado y se aprovechó de Francia y España y evitó que el Consejo de Seguridad emitiese un comunicado apoyando a Ban Ki-moon, quién se vio obligado a pedir disculpas porque simplemente reconocía la realidad. No está claro qué tejido montó Rabat con París y Madrid entre bastidores. Es probable suponer que hubo una amenaza abierta de los marroquíes que abrirían sus puertas a la inmigración masiva a Europa.
Complicar la arena política internacional
Parece que los palestinos, a través de Egipto, presentarán un proyecto de resolución del Consejo de Seguridad de la ONU para que se defina la colonización israelí de Judea, Samaria y Jerusalén como ilegal.
Tal decisión podría producirnos un daño significativo siendo que un nuevo presidente norteamericano va a tener dificultades para modificarla. Por lo tanto, nuestra tendencia debería complicar la situación y, por lo tanto, reducir el margen de maniobra de Obama en contra de nosotros. Antes de llegar a este punto, tenemos que evaluar los recursos a nuestra disposición para llevar a cabo dicha tarea.
Hasta ahora, Israel tendía a creer que la Hasbará era su política exterior, sin embargo, no es ese el caso. Lo que promueve a un estado en el ámbito internacional no es su “cara bonita”. Rusia apoya a la de Assad a pesar de ser éste un asesino, ya que, a cambio, recibe sus bases militares. Los franceses apoyan a Marruecos, como se dijo, para evitar la migración masiva hacia su territorio.
Como Siria y Marruecos, Israel también tiene que ofrecer: un estado de influencia en el Congreso de los Estados Unidos, su tecnología, su gas natural. Y sí, tenemos una capacidad para avergonzar a los gobiernos y debilitarlos entre diferentes sectores del país, especialmente entre los cristianos y los judíos. En cuanto a los palestinos, son menos populares hoy en día que hace una o dos décadas atrás. No tienen nada que ofrecer excepto sus amenazas y su antisemitismo. Aunque estas dos herramientas son poderosas, no son insuperables.
Como se ha mencionado, tenemos que complicar la escena para que Obama no pueda actuar en contra de nosotros. Consideremos, por ejemplo, movernos para enviar una versión equilibrada y sin dientes, que condene a Israel pero también a los palestinos. Tal decisión podría incluir cuatro secciones: 1) Acentuar el aspecto sagrado del Monte del Templo para los judíos, condenar los intentos de negar la historia judía en el Monte del Templo; 2) Condenar la Autoridad Palestina en relación con la financiación y el fomento del terrorismo; y 3) Hacer un llamado a Israel para frenar sus actividades de construcción en las zonas en proceso de negociación con los palestinos y; 4) Un llamado a Israel y a los palestinos para reanudar inmediatamente las negociaciones entre ellos.
Existen varios países en el Consejo de Seguridad que podrían aceptar firmar un texto así al final de la era de Obama, a cambio de una que otra zanahoria. Por ejemplo, el nuevo gobierno de Uruguay o el Gobierno de Nueva Zelanda. Tal decisión equilibrada podría meter a Obama en un dilema, pero no es suficiente.
La principal lección de la era de Obama es que no hay que dejar de conformarse con Washington y con el veto estadounidense. Hay que comprar otro veto más, por ejemplo, el de Rusia. Pero el veto de Rusia no lo lograremos a través de acciones de Hasbará sino a través de recursos comerciales – al igual que hizo Assad. Israel, por supuesto, no va a servir de base para Rusia, pero tenemos otras cartas para jugar en este juego, como nuestra posición frente al Congreso de Estados Unidos.
Israel puede ofrecerle a Vladimir Putin un trato: a cambio de un anuncia que Rusia sólo apoyará una decisión equilibrada, Israel solicitaría al Congreso de Estados Unidos cancelar las sanciones económicas impuestas a consecuencia de la agresión rusa en Crimea. Este tipo de acciones no perjudicarán los intereses de Israel, ni perjudicarán a los EE.UU. porque los estadounidenses no tienen la oportunidad de sacar a Putin de Crimea. Putin ganará gracias a esta posición en dos ocasiones: Esto avergonzaría a los estadounidenses y recibirá un impulso económico con la eliminación de las sanciones. Si una decisión equilibrada fuese llevada a votación y ciertamente si los rusos la apoyasen, Obama no va a ser capaz de rechazarla a favor de una resolución contra Israel.
Publicado el 31/10/2016 – http://www.maariv.co.il/journalists/Article-561430