Nuevos obstáculos que enfrenta el gas natural israelí – Por Oded Eran & Elai Rettig (INSS)

Dos acontecimientos en las últimas semanas amenazan con reducir significativamente la posibilidad de exportar el gas natural de Israel. Una es la victoria de Erdogan en las elecciones turcas y la expansión de sus poderes, lo cual reduce y tal vez elimina las posibilidades de un gasoducto submarino desde Israel hasta Turquía. El segundo es (sin verificar) informes iniciales sobre nuevas reservas de gas frente a la costa de Egipto*, que amenazan el acuerdo existente para exportar gas desde Israel hacia Egipto, así como también el plan de Israel a utilizar las instalaciones de licuefacción de Egipto para exportar gas líquido a Europa. La economía israelí no puede absorber un volumen de gas lo suficientemente mayor en los próximos años como para justificar la inversión de capital necesario para el desarrollo del campo Leviathan. Si el acuerdo de exportación de gas con Egipto no se materializa, los socios en el negocio del gas dependerán del relativamente pequeño acuerdo de exportación con Jordania como su único anclaje al trato. Esto pondría en peligro el desarrollo de Leviathan, dejando a Israel sin suficiente respaldo en caso de una interrupción prolongada del suministro de gas desde el campo Tamar. Por lo tanto, las compañías de gas deberían presionar para que se implemente rápidamente el acuerdo de exportación con Egipto mientras continúa la escasez de gas en Egipto. A su vez, el gobierno israelí debería proveer asistencia tras bastidores en este asunto en la medida que fuese necesaria.

Dos acontecimientos sucedidos en las últimas semanas amenazan con reducir significativamente la posibilidad de exportar el gas natural desde Israel. Una es la victoria de Erdogan en las elecciones turcas y la expansión de sus poderes, que reducen y tal vez eliminan las posibilidades de construir un gasoducto submarino desde Israel hasta Turquía. El segundo son los informes iniciales sobre nuevas reservas de gas en la costa de Egipto, que amenazan el acuerdo existente para exportar gas desde Israel a Egipto, así como también el plan de Israel de utilizar las instalaciones de licuefacción de Egipto para exportar gas líquido a Europa.

Económicamente hablando, Turquía es el destino de exportación más simple y rentable para el gas natural israelí. Se espera que la demanda de la economía turca de gas natural importado crezca significativamente en los próximos años, de 55 billones de metros cúbicos en el 2017 a 75 billones de metros cúbicos para el 2025. Se espera que Rusia suministre aproximadamente la mitad de esta cantidad (50-60%). Irán otro 20% y Azerbaiyán 10%. Los exportadores adicionales de gas natural como Irak, Turkmenistán y quizás también Israel competirán por aproximadamente una 5ta parte de la cantidad total, que representa aproximadamente 15 billones de metros cúbicos por año. Se estima que Israel es capaz de suministrarle a Turquía entre 8 y 16 billones de metros cúbicos por año durante un período de 15 años, sujeto a la capacidad del oleoducto submarino y a los tratos que los socios del rublo gas en Israel pueden alcanzar con las empresas turcas. Además, Turquía constituye una ruta muy cómoda para el transporte de gas israelí hacia Europa. El costo de tender el gasoducto en la costa sur de Turquía es mucho menor que la alternativa de construir un ducto directo a través de Grecia o el construir una instalación de licuefacción en Israel. Turquía también pudiera muy bien estar dispuesta a pagar más por el gas israelí de lo que paga actualmente por el gas ruso, dado su interés en reducir su dependencia de Rusia. Se suponía que todos estos factores harían de Turquía uno de los destinos más deseables para el gas israelí.

Al mismo tiempo, existen numerosos obstáculos políticos y geográficos para invertir en un proyecto tan costoso. La ruta más corta desde los depósitos de gas israelíes hacia las costas turcas cruza las zonas económicas exclusivas (ZEE) de dos países: el Líbano y Siria. Aunque el derecho internacional no impide que Israel instale gasoductos en las aguas económicas de un “estado enemigo”, los riesgos de seguridad involucrados en este caso pudieran obligar a la armada israelí a defender casi toda la ruta del gasoducto. Una ruta diferente para el gasoducto atraviesa la zona económica de Chipre y teóricamente esto no requiere la resolución del conflicto entre Turquía y Chipre. Sin embargo, en los últimos años, cada parte en el conflicto ha utilizado el tema del gas natural como ficha política de cambio y muy presumiblemente, un acuerdo para tender el gasoducto requerirá de una amplia resolución de todos los derechos de perforación y exploración alrededor de Chipre, lo que pudiera hacer dificultoso que el proceso avance.

Más importante aún, las relaciones regionales de Turquía en general y con Israel en particular, no proveen a las compañías de gas la estabilidad requerida para construir un gasoducto interestatal y firmar contratos de capital intensivo. Aunque el deterioro de las relaciones bilaterales turco-israelíes que comenzó a finales del 2008 se detuvo temporalmente por el acuerdo de normalización firmado en junio, 2016 se reanudó con mayor intensidad durante el año pasado con los eventos violentos en el Monte del Templo y en la Franja de Gaza. La reciente reelección de Erdogan agrega dificultades sobre este contexto. Incluso antes de las elecciones, Erdogan llevó a Turquía por un camino que en muchos aspectos era problemático para sus socios tradicionales. Su disposición de cooperar con Rusia e Irán provocó un cuestionamiento entre los miembros de la OTAN, al igual que la conquista por parte del ejército turco del norte de Siria. El apoyo de Turquía a Qatar en su conflicto con otros países árabes en el Golfo ha empeorado su percepción de Turquía. A esto se le agrega el éxito de Erdogan en la creación de un régimen presidencial autoritario en Turquía, que perjudica aún más su imagen entre los líderes de la Unión Europea.

En la actualidad es muy dudoso que Erdogan apruebe un acuerdo mediante el cual las empresas israelíes suministren gas natural a Turquía. También es dudoso que las compañías de gas acepten arriesgarse de confiar en un presidente turco tan hostil hacia Israel. Sin embargo, incluso Erdogan puede considerar la posibilidad de que ciertos intereses económicos nacionales superen el deseo de perjudicar la economía de Israel. En otras palabras, si se firmara un acuerdo con una empresa turca para el suministro de gas israelí, probablemente se implementaría. No obstante, la lógica dicta que a las compañías involucradas en un acuerdo de este tipo se les pedirá que paguen mayores primas por obtener un seguro de comercio exterior, lo que además de la alta incertidumbre asociada con el acuerdo lo hará menos útil.

Tal como está ahora, las compañías de gas en Israel tienen solo una alternativa verdadera para exportar su gas en grandes cantidades: Egipto y sus instalaciones de licuefacción de gas en Idku y Damietta. Las cantidades de gas que necesitan Jordania y los palestinos son relativamente insignificantes y la idea de construir un gasoducto submarino directo hasta Grecia desafía toda lógica económica, además de las dificultades técnicas que implica colocarla en el lecho marino del Mediterráneo. En febrero 2018, los socios de Tamar y Leviathan firmaron un acuerdo con la empresa egipcia Dolphinus para la provisión de 64 billones de metros cúbicos en un período de diez años. Inmediatamente después de este anuncio, surgieron preguntas sobre la necesidad del trato con Egipto. Luego de años de escasez en el mercado egipcio de gas natural, Egipto está actualmente a punto de lograr la independencia total del gas. El masivo campo de gas Zohr descubierto hace tres años produce actualmente unos 11 billones de metros cúbicos por año para la economía egipcia y se espera que alcance una producción de aproximadamente 29 billones de metros cúbicos por año para finales del 2019. Además, los informes iniciales apuntan al descubrimiento de un campo mucho mayor en Egipto, conocido como Noor. Si nuevas pruebas exploratorias no confirman la existencia de una reserva importante de gas natural digna de inversión y producción, la exportación desde Israel ciertamente ayudará a cerrar las brechas en el suministro de gas natural al mercado egipcio a corto plazo. Esta disposición, además del acuerdo de exportación existente con Jordania, asegurará suficiente capital para el desarrollo del campo Leviathan. Sin embargo, toda cantidad comercial adicional que se descubra y produzca en Egipto reducirá en gran medida el valor y la lógica de las importaciones de gas desde Israel.

Una mayor preocupación implícita en los informes sobre un nuevo descubrimiento de yacimientos de gas en Egipto radica en la posible exclusión del uso por parte de Israel de las instalaciones de licuefacción en Egipto. El nuevo campo, si este se confirma, satisfará la demanda egipcia de gas natural en un futuro previsible y reavivará el deseo egipcio de exportar gas líquido hacia Europa a través de sus instalaciones subutilizadas. Los nuevos descubrimientos egipcios no dejan espacio para acomodar el gas israelí y crearán obstáculos adicionales para el deseo de Israel de llegar e ingresar al mercado europeo. Aunque un campo gasífero egipcio nuevo y mayor pudiera fomentar la construcción de una instalación de licuefacción adicional en Egipto o la expansión de las instalaciones existentes, cualquier anexo de este tipo requiere una inversión sustancial de tiempo y capital.

El gas natural descubierto en aguas económicas de Israel tiene el potencial de generar inmensas ganancias e ingresos, así como también mejorar las relaciones de Israel con sus vecinos. Sin embargo, el prolongado proceso político interno dentro de Israel respecto al desarrollo de las reservas y el método de imposición y la relación entre el uso interno y las exportaciones, además de los recientes acontecimientos en Turquía y Egipto, dificultan que Israel obtenga estos beneficios. Además, otros productores actuales y potenciales de la región (como ejemplos Egipto, la Autoridad Palestina, el Líbano y Chipre) tampoco disfrutan plenamente del potencial económico y político que presenta el gas natural, ya que no pueden superar los conflictos entre ellos y a menudo trabajan contra su propio claro interés económico.

Otros beneficios que pueden ser derivados del gas no dependen de los países que circundan a Israel. Estos incluyen ahorros económicos sustanciales que a mayor uso del gas natural facilitará a la industria, la agricultura y el transporte en Israel, así como también la consiguiente reducción de la contaminación del aire. No obstante, incluso en los escenarios más optimistas, la economía israelí no puede absorber un volumen de gas lo suficientemente grande en los próximos años para justificar la inversión de capital necesaria para el desarrollo del campo Leviathan. Si el acuerdo de exportación de gas con Egipto no se materializa, los socios del gas se volverán dependientes del relativamente pequeño acuerdo de exportación con Jordania como su único ente que le sujeta. Esto pondría en peligro el desarrollo de Leviathan, dejando a Israel sin suficiente respaldo en caso de una interrupción prolongada del suministro de gas desde el campo Tamar. Por lo tanto, las compañías de gas deberían presionar para que se implemente rápidamente el acuerdo de exportación con Egipto mientras continúa la escasez de gas en el propio Egipto. A su vez, el gobierno israelí debería proveer ayuda tras bastidores a este asunto en la medida que lo requiera.

 

*Es importante tener en cuenta que no existen informes publicados que verifiquen los depósitos de gas en Noor. El artículo se refiere únicamente a una situación que pudiese surgir si se descubren grandes cantidades de gas en el área económica exclusiva de Egipto.

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