Ellos son creyentes e idealistas que cometen horribles asesinatos por una causa: Sacrificar sus vidas para un futuro utópico: “Un mundo dirigido por su fe”.
Obama, Hollando, Cameron negaron que los bombardeos yihadistas en Occidente estuvieran conectados con la religión. Donald Trump, May, también lo hacen; hablan de “perdedores diabólicos“ (Trump) y enfermos cobardes (May).
Todos a uno, se niegan a relacionar los ataques terroristas con la religión alegando que no ayuda. Necesitan evitar ofender a 14000 millones de musulmanes.
Pero… hablemos de la realidad:
Contrariamente a lo que estos últimos piensan, los yihadistas que perpetúan estos horribles crímenes son en su gran mayoría, devotos y fanáticos creyentes. Son idealistas que se sacrifican para tener un mundo dirigido por su fe.
Los ataques cometidos son ataques extremos de piedad, buscan emular la dedicación de los antiguos creyentes para revivir la gloria y grandeza del pasado.
De hecho, como parte de su entrenamiento, estas bombas suicidas adoptan un estilo de vida muy devoto, pagan todas sus deudas, y se vuelven ejemplos morales y religiosos para los demás. (Ver abajo en el link las declaraciones del suicida del restaurante de Haifa).
Contrariamente a la percepción de los dirigentes occidentales, que culpan al carácter diabólico de los asesinos mientras absuelven a la fe que practican, la verdad es que estos son gente virtuosa, según sus pensamientos, que siguen las directivas del Corán (48:29) “Se feroz con los infieles, clemente con los tuyos“.
El problema está, no en el carácter innato de los perpetradores sino en algunos de los valores intrínsecos de su sistema de creencia religiosa. De hecho su fe, incluye como en todas, elementos magníficos al lado de elementos fatídicos.
Negar estos elementos fatídicos por Occidente como lo hacen sus dirigentes, está mal. Esta negación no ayuda, en realidad, es auto decepción. ¿Esta manera distorsionada de caracterizar los actos terroristas consigue la meta de evitar ofender al mundo musulmán? La respuesta es NO.
Ellos solo se convencen de tal cosa y es que Occidente no entiende su fe y la caracteriza erróneamente: niega algunos de los valores cruciales que apuntalan los logres del Islam de los que los musulmanes se enorgullecen. Entre otras cosas, el establecimiento de una gran civilización y la construcción de no solo un imperio, sino de varios en el curso de la Historia.
Sería más respetuoso hacia los musulmanes admitir que estos valores de auto inmolación y dedicación a extender su fe por la fuerza, eran la base de la expansión del Islam, igual que para el Cristianismo, después que el Emperador Constantino lo estableciera como religión de estado, estaba basado en un proceso similar de imponer la fe por la fuerza.
Desde entonces, el Cristianismo ha renunciado a estos valores, no reniega de su pasado, pero ha eliminado el elemento coercitivo.
De la misma manera, los dirigentes de Occidente no deben denigrar el pasado musulmán negando sus valores cruciales, sino más bien deben pedir a los musulmanes que sigan el mismo camino: que se den cuenta que algunos valores violentos que respaldan su civilización y glorioso pasado son incompatibles con la moralidad moderna.
Los dirigentes occidentales debieran pedir que los musulmanes contemporáneos se preocupen de otros aspectos de su fe, como lo hizo la Cristiandad, y rechacen totalmente la imposición de su visión utópica de la religión por la fuerza de las armas.
Los dirigentes occidentales no pueden esperar derrotar al terrorismo en sus países cuando se niegan y evaden admitir las raíces del fenómeno juarista: la profunda conexión entre los ataques y la fe.
Esto serviría a los reformistas musulmanes para introducir reformas, ellos sabe en que los ideales de los terroristas llegan desde dentro: desde las casas de rezo, las escuelas, y la sociedad en general.
Ser honrado con los musulmanes es más respetuoso que ignorarlo. Solo descartar la hipocresía innecesaria sobre las raíces del terror islámico los ayudara a adoptar una actitud normal hacia su pasado: orgullo por sus logros, con la crítica necesaria de sus valores arcaicos que les llevaron a estos hechos.
Los musulmanes deberían aceptar un papel de post califato para ellos mismos así como los estados europeos se han reconciliado con los estatus post imperialistas.
Es duro pero inevitable.
Los mayores dirigentes religiosos musulmanes debieran buscar un “aggiornamiento musulmán” en paralelo con las líneas de reformas introducidas por el Papa Juan XXIII.
Estos mensajes debieran ser entregados por los dirigentes occidentales abiertamente y con insistencia, en vez de practicar la evasión intelectual.
Occidente y la Cristiandad han aplicado esto hacia ellos mismos y por lo tanto tienen todo el derecho de pedirlo al mundo musulmán.
Solo así se podrá erradicar el terrorismo.
Los musulmanes tienen que dar pasos importantes para reformar su religión.
Y permitir que la legislación detenga el uso juarista de Internet. Que ha expandido la ideología durante una década no cedan ante las palabrerías sobre libertad de expresión.
La libertad de expresión no permite la incitación al asesinato, ni siquiera si está basado en la religión.
Debieran honrar las convenciones internacionales contra el genocidio y no permitir que las compañías de Internet desobedezcan las leyes de países democráticos.
https://www.memri.org/reports/they-are-neither-losers-nihilists-worshipers-death-nor-sick-cowards%E2%80%93-rather-believers-and – Traducción realizada por Vera Hachuela