Más allá de insultos e incidentes antisemitas, se debe prestar más atención a quienes facilitan el antisemitismo clásico y el anti-israelismo de los demás.
El análisis del antisemitismo contemporáneo se hace cada vez más complejo. En 2010, el Centro Simon Wiesenthal (SWC) emprendió la loable iniciativa de publicar los 10 principales insultos o incidentes registrados cada año. El tamaño de estos documentos y el número de incidentes antisemitas incluidos en cada uno de los titulares ha aumentado sustancialmente a lo largo de los años.
Este año, nuevamente, hay muchos candidatos que podrían incluirse en la publicación de SWC. Están los reincidentes anuales como la BBC y el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. El movimiento “Voz por la paz de los judíos” es una de las 10 organizaciones más antiisraelíes de los Estados Unidos según la Liga Antidifamación y podría agregarse a la lista de productores recurrentes de dichos insultos.
Uno de entre los muchos nuevos candidatos de la lista es Kada Traore, el asesino de la mujer judía francesa Sarah Halimi. Abdoe Khoulani, un miembro del municipio de La Haya que actúa en nombre de un partido musulmán también podría ser incluido. Cuando un parlamentario del partido cristiano holandés SGP recibió a un grupo de escolares israelíes, Khoulani tuiteó: “Los terroristas sionistas en ciernes visitan prolijamente el SGP. Estos son los futuros asesinos y ocupantes de niños”. La fiscalía holandesa decidió que se trataba de un discurso protegido por la ley.
Más allá de los insultos e incidentes antisemitas, se debe prestar más atención a quienes facilitan el antisemitismo clásico y el anti-israelismo de los demás. Tal facilitación se puede hacer de varias maneras sin que los perpetradores cumplan con los criterios de la definición más común de antisemitismo. Esta definición, de la Asociación Internacional para el Recuerdo del Holocausto (IHRA), requirió la aprobación de sus 31 países miembros, todos del mundo occidental.
Algunos ejemplos le permiten a uno comprender mejor el problema. El antisemitismo en el Partido Laborista británico se hizo más visible unos meses después de que eligió a Jeremy Corbyn como su líder en 2015. Parte del comportamiento y las declaraciones de Corbyn se acercaron al antisemitismo sin cumplir, sin embargo, la definición de IHRA. Por ejemplo, donó dinero y participó en las reuniones de una organización encabezada por el negacionista del Holocausto Paul Eisen. También llamó a Hezbollah y Hamás como sus “amigos”. Además, Corbyn nombró a individuos extremistas antiisraelíes para altos cargos. Todo esto animó a otros en el partido a hacer declaraciones antisemitas.
El senador estadounidense Bernie Sanders, que participó en las primarias presidenciales del Partido Demócrata en 2016, es otro facilitador. Afirmó que los Estados Unidos no deberían limitar su amistad solo a Israel, sino que deberían ser amigables con los palestinos. Un estudio de ADL encontró que el porcentaje más alto de antisemitas en el mundo – más del 90% – se puede encontrar entre la población palestina.
La facilitación del antisemitismo está lejos de ser un fenómeno nuevo. No se puede afirmar que el municipio de Londres es un cuerpo antisemita. Sin embargo, Shimon Samuels del Centro Simon Wiesenthal recuerda que el tercer Foro Social Europeo tuvo lugar en Londres en 2004. Remarcó: “Gran parte de su financiación fue provista por la Municipalidad de Londres, cuyo alcalde en ese momento era el izquierdista Ken Livingstone. Este foro se centró, en gran medida, en el odio contra Israel”.
La tendencia a facilitar el antisemitismo parece acelerarse. Hay una variedad de campus en los EE.UU. donde se llevan a cabo actividades anti-Israelíes. Los directores de varias universidades cierran los ojos a expresiones de antisemitismo extremo. Esto ha estado sucediendo durante varios años.
La facilitación del sentimiento anti-israelí viene de muchas maneras. En 2007, la Universidad de Brandeis invitó al ex presidente de EE.UU. e instigador anti-Israel Jimmy Carter a hablar sobre su libro, Palestine: Peace Not Apartheid. La universidad continuó con su invitación a pesar de que Carter se negó a debatir con Alan Dershowitz, según la propuesta original.
Recientemente, Robert Barchi, presidente de la Universidad de Rutgers, calificó las declaraciones extremas de tres profesores como “discurso protegido”. El grupo de campus judío Rutgers Hillel expresó su preocupación que estos académicos “dan voz a los tropos tradicionales racistas y antijudíos”.
La New School en Nueva York invitó a Linda Sarsour y a un representante de Jewish Voice for Peace a formar parte de un panel sobre antisemitismo. Sarsour respalda el movimiento BDS para boicotear, desinvertir y sancionar a Israel.
Un facilitador del antisemitismo, pero de una manera algo diferente, es el Prof. Barry Trachtenberg de la Universidad de Wake (foto de portada). La investigación muestra que el abuso del Holocausto se ha expandido enormemente en los últimos años. Sin embargo, Trachtenberg dio su testimonio ante el Comité Judicial de la Cámara de Estados Unidos el 7 de noviembre de 2017, declarando: “No hay nada necesariamente erróneo al comparar las acciones de Israel con las de la Alemania nazi”. Continuó: “De hecho, comparaciones de líderes extranjeros y los países al nazismo se hacen regularmente”. Muchas de las últimas comparaciones también son un abuso del Holocausto. Trachtenberg justifica así las declaraciones antisemitas al afirmar que la terminología de abuso del Holocausto también se usa con frecuencia contra los no judíos.
Sin embargo, todo lo anterior palidece si se compara con la facilitación del antisemitismo por parte de una variedad de países occidentales. Estos han permitido la inmigración masiva no selectiva desde países musulmanes donde la gran mayoría de la población es antisemita. Como resultado, el antisemitismo entre los musulmanes locales es mucho mayor en estos países occidentales que entre la población nativa.
El autor es presidente emérito del Centro de Asuntos Públicos de Jerusalén. Recibió el Lifetime Achievement Award por el Journal for the Study of Antisemitism y el International Leadership Award por el Simon Wiesenthal Center.