RESUMEN: Durante muchos años, la Resolución 181 de la Asamblea General fue el documento que los palestinos citaron con mayor frecuencia para reforzar dos de sus principales reclamos. Ya no lo hacen porque el documento estipula la creación de un estado judío, tal como lo enfatiza la ley de nacionalidad que estos ahora denuncian.
Desde el año 1988 cuando, después de 40 años de rechazos, la OLP fingió aceptar la Resolución 181 de la Asamblea General sobre la partición de la Palestina Mandatoria en estados judíos y árabes, la resolución ha sido el documento utilizado con mayor frecuencia por los palestinos para subrayar dos de sus principales reclamos: el derecho a un estado dentro de fronteras mucho más amplias que las previstas en el proceso de “paz” de Oslo y el supuesto “derecho a retornar”.
Por estas razones, este ocupa un lugar central en uno de los documentos más famosos de la OLP: la declaración de independencia de Palestina, que fue aprobada por el Consejo Nacional Palestino (CNP), el cuerpo legislativo de la OLP, en Argel en 1988.
Puede ser contraproducente citar documentos sin haberlos leído. Los palestinos aprendieron esto en sus intentos de situar la Resolución 181 detrás de la causa palestina.
Una mayor contradicción concierne a Jerusalén. De acuerdo a la resolución de partición, Jerusalén debía ser gobernada por un régimen internacional que estuviese separado de ambos el estado judío como del árabe. Por supuesto, esto contradice directamente la visión de Jerusalén como la futura capital del estado palestino. Por esta y otras razones, el documento tampoco es citado por funcionarios israelíes.
Aún más evidente es esta contradicción: la postura tradicional de la OLP es rechazar la existencia de Israel como estado judío (o el estado del pueblo judío), pero la partición de la Palestina Mandatoria debió haber sido entre un estado judío y uno árabe. Para ese momento no era problemático definir el estado futuro con una mayoría judía como el “estado judío”. Los redactores del documento dieron por sentado que el estado judío sería el estado del pueblo judío, pudiendo ser una de las razones por las cuales los estados árabes rechazaron uniformemente el documento y su contenido.
Esta también puede ser una de las razones por las cuales las organizaciones palestinas, incluso aquellas que continúan expresando su aceptación a los Acuerdos de Oslo, se han negado a mencionar la resolución, prefiriendo refugiarse en acusaciones más modernas al estilo apartheid.
Esto es exactamente lo que entró en juego en la reciente campaña de la Lista Unida (Árabe), compuesta por 11 miembros del Knesset. Su objetivo fue enviar una delegación a la Unión Europea para protestar por la recientemente promulgada ley de nacionalidad israelí. Este esfuerzo culminó en una reunión entre el líder del partido, el parlamentario del Knesset Ayman Odeh y otros 7 (uno de los cuales no era miembro del Knesset sino el jefe de una ONG árabe) con la directora y jefe de política exterior de la UE Federica Mogherini y otros altos funcionarios de la Unión Europea. Estos no hicieron mención de la Resolución 181, por supuesto, pero subrayaron la supuesta marcha de Israel hacia un estado apartheid, tal como lo ejemplifica la ley de nacionalidad.
Sin embargo, la ley de nacionalidad es simplemente una afirmación a las frecuentes referencias de la Resolución 181 al “Estado judío” (30 veces en total). El documento utiliza la palabra “judío” y “árabe” con el calificativo de nacionalidades.
Tanto los redactores de la Resolución 181 como los representantes de la Asamblea General que votaron a su favor sabían que ambos estados contendrían grupos religiosos minoritarios entre las respectivas mayorías judías y musulmanas.
El previsto estado árabe, que incluyó a Ramallah, obviamente incluyó a cristianos entre la mayoría de los musulmanes. Aún más revelador fue que el estado judío propuesto tendría un número considerable de musulmanes y cristianos. Sin embargo, la resolución denominó a la entidad propuesta un estado judío a pesar de la existencia de minorías dentro de su entorno.
Esta es exactamente la esencia de la nueva ley de nacionalidad, que afirma la identidad de Israel como estado judío, con otras leyes para abordar los temas de igualdad ciudadana de manera individual para las minorías religiosas que viven dentro del estado.
Obviamente, el contenido de la Resolución 181 tendrá poca influencia sobre los miembros parlamentarios de la Lista Unida y mucho menos sobre la OLP, la Autoridad Palestina y Hamas. Ellos continuarán definiendo imperiosamente lo que los judíos son en lugar de permitirles a los judíos que se definan a sí mismos.
Hillel Frisch es profesor de estudios políticos y estudios del Medio Oriente en la Universidad Bar-Ilan y es investigador asociado sénior en el Centro de Estudios Estratégicos Begin-Sadat.