La ilusión a la separación territorial total palestino-israelí – Por Mayor General (Retirado) Gershon Hacohen (BESA)

RESUMEN: La situación en la Franja de Gaza desde que ocurrió la desconexión en el 2005 desacredita tres supuestos fundamentos que se han vuelto axiomáticos en el discurso israelí en temas de seguridad: que la separación total entre israelíes y palestinos mejorará inevitablemente la seguridad y estabilidad; que las FDI obtendrán la victoria cómodamente en cualquier enfrentamiento futuro en los territorios evacuados; y que las actividades militares israelíes en los territorios anteriormente ocupados gozarán de gran legitimidad y apoyo internacional.

Desde que ocurrió la apresurada retirada por parte de Israel del Líbano en mayo del año 2000, ha sido evidente que los responsables de tomar las decisiones en Israel de que la separación de espacio entre israelíes y palestinos es de un interés vital para los israelíes, incluso si este no va acompañado de un acuerdo de paz. En consonancia a este pensamiento, a los israelíes se les ha prometido reiteradamente que la implementación de la separación de espacio, incluyendo la remoción de los judíos de estos territorios y la construcción de un cerco de seguridad, reduciría la fricción diaria y crearía una situación de seguridad mucho más estable y segura.

Trece años después a la desconexión unilateral de la Franja de Gaza, existen evidencias empíricas con el cual identificar el lugar donde se desarrolló una situación de seguridad mucho más viable. ¿Se encuentra este lugar en el territorio donde se ha efectuado la separación total o en Cisjordania, donde prevalece la visión de separación parcial del Primer Ministro Yitzhak Rabin?

Desde la Operación Escudo Defensor en el 2002, las fuerzas de seguridad israelíes han llevado a cabo actividades regulares de contraterrorismo en toda Cisjordania como tema de rutina. Generalmente autorizada por el Comando Central y el Shin Bet sin necesidad a la aprobación de los diferentes estratos políticos, esta actividad rutinaria le ha brindado a las fuerzas de seguridad libertad de acción y de flexibilidad operativa que, junto a otros factores, ha asegurado una relativa calma y estabilidad en Cisjordania.

Imagínense por ejemplo, el lanzamiento de bombas incendiarias dentro de los cometas/globos desde el suburbio Tzur Baher de Jerusalén hacia los barrios judíos de la ciudad. Las FDI o la Policía de Israel irían al lugar en un par de Jeeps al vecindario y neutralizarían el incidente. En marcado contraste, la separación de espacio total entre Gaza e Israel a partir de la desconexión en el verano de 2005 le ha negado libertad de acción de las FDI más allá del cerco fronterizo. No es que las capacidades generales de las FDI se hayan reducido, sino que al transformar la Franja en una entidad terrorista indestructible exigiéndole un alto precio a las fuerzas invasoras israelíes, Hamás ha logrado colocarle con éxito un “precio” estratégico a una amplia gama de actividades, salvo una confrontación general.

Por ejemplo, a pesar de la eficacia del sistema israelí Cúpula de Hierro, el arsenal de cohetes y misiles de Hamás limita la rutina operativa diaria de Israel, ya que los comandantes de las FDI deben considerar su posible empleo en diversos escenarios de confrontación. No es ningún secreto que el equilibrio de costos, riesgos y oportunidades que acompaña a la decisión de actuar en Gaza se ha vuelto infinitamente más complejo desde que ocurriera la retirada.

Tampoco debe olvidarse que una cerca fronteriza también puede beneficiar a Hamás. La valla ayuda a Israel en su esfuerzo por evitar una infiltración hostil en su territorio; pero también le permite a Hamás fortalecerse y organizarse de forma segura bajo su ala protectora. De hecho, bajo los auspicios de la separación espacial Hamás ha logrado construir una fuerza militar regular compuesta por batallones y brigadas, armada con un gran arsenal de cohetes y misiles subterráneos y respaldados por un sistema efectivo de comando y control. Nada de esto sería posible sin la plena realización del concepto izquierdista israelí de “ellos están allí y nosotros estamos aquí”. Esta es la fuente de la evidente diferencia entre la formidable posición militar de Hamás en Gaza y sus dificultades para desarrollar su poderío en Cisjordania.

La situación desarrollada en la Franja de Gaza desde la desconexión del 2005 desmiente tres supuestos fundamentos que se han convertido en irrefutables en el discurso en el área de seguridad israelí en las últimas dos décadas: de que la separación total entre israelíes y palestinos inevitablemente mejorará la seguridad y la estabilidad; de que las FDI saldrán cómodamente victoriosos de cualquier enfrentamiento futuro en los territorios evacuados; y que las actividades militares israelíes en los territorios anteriormente ocupados gozarán de una masiva legitimidad y apoyo internacional.

Estas son solo algunas de las principales consideraciones que deberían ser seriamente sopesadas por los políticos israelíes antes de comprometerse por sí mismos a más “separaciones de espacio” desastrosas en Cisjordania y Jerusalén.

 

 

 

El Mayor General (ret.) Gershon Hacohen es antiguo investigador en el Centro de Estudios Estratégicos Begin-Sadat. Sirvió en el ejército israelí durante 42 años. Fue comandante de tropas en batallas con Egipto y Siria. Anteriormente fue comandante de cuerpo y comandante de los institutos militares de las FDI

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