La estrategia de seguridad nacional de la administración Trump: Los puntos de vista de Estados Unidos e Israel convergen – Por Shimon Arad (BESA)

RESUMEN: Aunque la recientemente dada a conocer “Estrategia de Seguridad Nacional (ESN) estadounidense” no pretende presentar un conjunto concreto y detallado de políticas estadounidenses para el Medio Oriente, sí refleja la lógica general y los objetivos de la administración Trump para la región e indica una convergencia de opiniones estadounidenses e israelíes sobre el Medio Oriente. Su esencia e implicaciones merecen una atención muy especial en Jerusalén.

Imagen: Presidentes del Estado Mayor Conjunto estadounidenses escuchan al Presidente Donald Trump anunciar su nueva estrategia de seguridad nacional, 18 de diciembre, 2017, fotografía de la Casa Blanca de Joyce N. Boghosian

El capítulo del documento en la nueva Estrategia de Seguridad Nacional estadounidense (ESN) sobre el Medio Oriente es breve pero enérgico. Este marca una desviación significativa del legado de Obama y por lo tanto, es de gran interés tanto para los socios de Estados Unidos como para sus adversarios en la región.

La estrategia reconoce que la inestabilidad y un equilibrio desfavorable del poder regional en el Medio Oriente afectan adversamente los intereses estadounidenses. De acuerdo a la ESN, la inestabilidad de la región se deriva de la interacción entre la expansión iraní, el terrorismo yihadista violento e ideología, los estados débiles, el estancamiento socioeconómico y las rivalidades en la región.

El documento advierte que la desconexión con el Medio Oriente no protegerá a los Estados Unidos de un desbordamiento en los problemas de la región. Ni tampoco mantiene que haya una solución rápida o fácil. Al contrario, la ESN promueve una participación paciente y a largo plazo de los Estados Unidos en la región como medio para promover un equilibrio de poder favorable, fomentar la estabilidad y promover los intereses económicos y de seguridad estadounidenses.

En un cambio distinto visto desde la perspectiva de la administración Obama, la ESN no ve el conflicto palestino-israelí como una de las causas principales de los problemas de la región. No obstante, la estrategia reafirma el compromiso de la administración Trump en facilitar un acuerdo de paz integral, que cree puede servir a un interés más amplio de promover un equilibrio de poder regional favorable aumentando la cooperación árabe-israelí en confrontar amenazas comunes.

Las acciones prioritarias descritas en la ESN en el contexto regional se enfocan en retener una presencia militar estadounidense, apuntalar asociaciones para fortalecer control en el área de seguridad y estabilidad, sostener la independencia de Irak, buscar un arreglo a la guerra civil en Siria, negarle a Irán sus aspiraciones en materia nuclear y regional y promover un acuerdo de paz integral palestino-israelí.

La ESN subraya el compromiso de Washington en ayudar a las monarquías del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) a fortalecer sus instituciones políticas y militares, lo que incluye proveerles capacidades militares y construir un sistema de defensa conjunto eficaz de misiles. Estados Unidos también alentará a los estados árabes a modernizar sus economías y a avanzar en las reformas sociales. Habiendo aprendido de los errores del pasado, los Estados Unidos intentarán alcanzar estos objetivos de forma gradual sin imponer valores norteamericanos en dichos países.

Implicaciones para Israel

La ESN deja claro que Estados Unidos no se está desconectando del Medio Oriente. Esta es una noticia tranquilizadora para Israel. No fue hace mucho que los socios estadounidenses en la región lidiaban con las posibles implicaciones al deseo de la administración de Obama de alejarse de la región hacia Asia.

Además, los principios generales políticos delineados en la ESN representan una convergencia de puntos de vista estadounidenses e israelíes sobre la región. El problema iraní lo muestra claramente. La ESN de Trump rompe con la percepción de la administración anterior sobre el tema Irán como parte de la solución a la inestabilidad regional, en lugar de definir directamente a Teherán como un importante contribuyente de los problemas en la región. El liderazgo estadounidense se encuentra trabajando para contener y hacer retroceder la influencia maligna y perversa de Irán y sus ambiciones dentro del campo nuclear. Este es un interés principal de Israel.

En este contexto, la continua participación militar de los Estados Unidos en Irak y Siria servirá para garantizar la influencia directa de Estados Unidos e indirectamente de Israel sobre el papel de Irán y sus agentes representantes en esos ámbitos.

La convergencia de puntos de vista respecto a Irán aumenta el potencial para el diálogo Estados Unidos-Israel y la coordinación de esfuerzos para contrarrestar de esta manera las actividades perversas iraníes en el Medio Oriente. Un informe reciente indica que las conversaciones secretas sobre el tema iraní ya han comenzado y que varios grupos de trabajo han sido establecidos.

La ESN también marca un claro cambio en la forma en que la administración estadounidense entiende el lugar que ocupa Israel en la región. Atrás quedaron las suposiciones sostenidas por administraciones anteriores de que el apoyo a Israel conlleva altos costos por parte del mundo árabe y que la resolución del conflicto palestino es clave para mejorar la postura de Estados Unidos en la región. Esto abre el camino para que Israel juegue un papel más sustancial en el avance de los intereses estadounidenses en el Medio Oriente.

La prominencia de un acuerdo de paz entre israelíes y palestinos dentro del enfoque general de la administración hacia la región se ha reducido. Estados Unidos ve un acuerdo como potencialmente favorable a unos lazos más fuertes entre Israel y el Golfo, que impulsarían los objetivos estadounidenses en la región. La paz entre israelíes y palestinos ya no se le otorga el estatus de condición vital para mejorar la cooperación Israel-Golfo. Tal como dice la ESN, “Israel no es la causa de los problemas en la región. Los Estados han encontrado cada vez más intereses comunes con Israel en confrontar amenazas comunes. “El enfoque de la administración al proceso de paz parece estar basado menos en preceptos de normas y más en cálculos políticos.

Aun así, Israel no debe perder de vista el hecho que la administración Trump sigue estando comprometida con el avance del proceso de paz palestino-israelí. Jerusalén haría bien en no rechazar los esfuerzos estadounidenses en renovar las negociaciones.

Los países del Golfo tienen un papel central en el enfoque de la administración hacia la región. Se espera que estos cumplan tres funciones que están interconectadas: ayudar a contener a Irán y sus agentes estados; trabajar hacia el rechazo de las ideologías islámicas radicales; y contribuir con la economía estadounidense

Por lo tanto, es mucho más que probable que Estados Unidos continúe vendiéndole armamento avanzado a los estados del Golfo, incluyendo la posibilidad de darles a ellos los F-35, una medida que socavaría la ventaja militar tradicional que lleva Israel. En consecuencia, los aspectos políticos y militares del triángulo Estados Unidos, Golfo e Israel deberán seguir siendo un tema de alta prioridad para el debate entre Jerusalén y Washington.

Dada la primacía de mantener la estabilidad en el Medio Oriente ante las reformas, la administración Trump parece dispuesta a preservar la cooperación militar y económica con los vecinos de Israel y los socios de la paz, Egipto y Jordania. La continuidad en la estabilidad de estos países es de interés vital para Israel y un área para la cooperación Estados Unidos-Israel.

La percepción de Trump hacia Rusia y China como rivales de poder en el mundo necesita ser apreciada por Israel a nivel regional. Si bien esta percepción no está muy lejos de la propia evaluación por parte de Israel a la participación rusa y china en la región, Jerusalén debe asegurarse de que sus relaciones con estos poderes sean transparentes y coordinen con la administración estadounidense.

Desde la perspectiva de Israel, una brecha importante en la ESN es la falta de cualquier referencia a Hezbollah. Aunque equiparado con la lucha contra la influencia iraní, Hezbollah se ha convertido en un importante actor regional por su propia cuanta. Estados Unidos necesita de una política clara hacia el Líbano que aborde explícitamente el poder interno y la interferencia extranjera de Hezbollah.

En general, Jerusalén puede obtener su seguridad de los elementos esenciales de la ESN. La estrategia es sustancialmente coherente con el punto de vista israelí sobre los temas regionales, sienta las bases para una política más robusta hacia Irán, alienta la cooperación entre Israel y el Golfo y prioriza la estabilidad. Las negociaciones palestino-israelíes, si se iniciaron bajo los auspicios de los Estados Unidos, tienen más probabilidades de estar orientadas a resolver los problemas de una forma que apoye la perspectiva regional de Trump que como un proceso cargado de valores atrapados en los confines de competencia a reclamos históricos y de moral.

 

Shimon Arad es Coronel retirado de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). Sus escritos se enfocan sobre temas de seguridad regional.

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