Juez supremo en sharia de la Autoridad Palestina niega conexión judía con Palestina o Israel: Balfour – “antisemita” – trajo a extranjeros “sin conexión alguna a la tierra, los plantó allí “como espinas” – Publicado en la Televisión oficial de la Autoridad Palestina – 1 de noviembre, 2019
La Declaración Balfour del 2 de noviembre, 1917 fue una carta del Secretario de Asuntos Exteriores británico Arthur Balfour dirigida al Barón Rothschild en la que declaraba que “el gobierno de Su Majestad ve con favor la creación de un hogar nacional para el pueblo judío en Palestina”. En 1922, la Liga de Naciones adoptó este edicto y habilitó al Mandato Británico a poner en práctica la declaración”, lo que condujo al voto de la ONU a favor de la partición de la Palestina Obligatoria en un estado judío y un estado árabe en el año de 1947. En respuesta, Gran Bretaña finalizó su mandato el 15 de mayo, 1948 y los judíos palestinos que si aceptaron el Plan de Partición, declararon el Estado independiente de Israel. Los árabes palestinos rechazaron el plan y junto a 7 estados árabes atacaron a Israel, en lo que ahora se conoce como la Guerra de Independencia de Israel.
A fines del siglo 19, la tierra de Israel era mayormente árida y subdesarrollada, en gran parte habiendo sido descuidada por el imperio otomano. Lo siguiente son relatos de testigos oculares que visitaron el área en aquel momento.
En 1867, el autor estadounidense Mark Twain escribió: “De todas las tierras que existen para describir paisajes sombríos, yo pienso que Palestina debe ser la principal… Es una tierra desolada, triste y devastada… Palestina está asentada sobre cilicio y cenizas. Sobre esta encierra el hechizo de una maldición que ha marchitado sus campos y ha encadenado sus energías… Nazaret está triste; sobre ese señor del Jordán donde los anfitriones de Israel entraron a la Tierra Prometida con canciones de regocijo, uno encuentra solo un mísero campamento de los fantásticos beduinos del desierto; Jericó el maldecido, yace en ruinas, hoy día, incluso cuando el milagro de Joshua se apartó de este hace más de tres mil años… la propia Jerusalén, el nombre más majestuoso en la historia, ha perdido toda su antigua grandeza y se ha convertido en un pueblo paupérrimo… Capernaum es ruina sin forma; Magdala es el hogar de los árabes pedigüeños; Betsaida y Chorazin han desaparecido de la faz de la tierra… Palestina se encuentra desolada y desamorosa”. (Inocentes en el extranjero, escrito por Mark Twain, 1869)
En 1888, Sir John William Dawson de Inglaterra escribió: Ninguna unión nacional y ningún espíritu nacional ha prevalecido allí. Las empobrecidas tribus que han ocupado su suelo lo han mantenido como meros inquilinos a voluntad, propietarios temporales, evidentemente esperando a aquellos que poseen derecho a la permanente posesión de la tierra” (Sir John William Dawson 1888, citado en Modern Science in Bible Kandsm New York). 1890, pp. 449-450)
Yussef Ziah el-Khaldi, alcalde de Jerusalén durante el período otomano, le escribió al entonces Gran Rabino de Francia Zadok Khan diciendo que si bien reconoció los reclamos históricos de los judíos sobre la tierra de Israel, “esta se encuentra habitada por gente que no es israelita”. La carta fue entregada al líder sionista Theodor Herzl, quien respondió que los judíos “son un pueblo amante de la paz, felices de vivir en paz y no ser molestados” y agregó: “Usted ve otra dificultad en la existencia de una población no-judía en Palestina. Pero, ¿quién querrá expulsarlos? Su bienestar y prosperidad individual aumentarán a medida que traigamos a los nuestros”. (Sionismo a los 100: El mito de Palestina como “Tierra sin Pueblo”, informe de Washington sobre temas del Medio Oriente, marzo, 1998)
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