Jerusalén es el Centro de Gravedad – Por Profesor Efraim Inbar (BESA)

RESUMEN: Realizar elecciones estratégicas requiere distinguir qué temas son urgentes y cuáles son importantes. En este momento, la seguridad del control judío sobre Jerusalén es tanto urgente como importante. Jerusalén posee un gran valor simbólico y estratégico para Israel y el control israelí de la ciudad debe ser protegido.

El control de Israel sobre una Jerusalén unida está siendo desafiado hoy más que nunca. La Resolución 2334 del Consejo de Seguridad de la ONU, adoptada el 23 de diciembre de 2016 declaró al Barrio Judío, el Muro Occidental y el Monte del Templo como territorio ocupado y cualquier presencia judía allí es ilegal si no posee el consentimiento palestino. Esto siguió a la resolución de la UNESCO de octubre de 2016 que ignora los vínculos judíos al Monte del Templo. Por otra parte, el Secretario de Estado estadounidense John Kerry anunció el 28 de diciembre de 2016 que por primera vez Estados Unidos apoya la idea de que Jerusalén debería ser la capital de dos pueblos.

Muchos israelíes se reconfortan a sí mismos que el Presidente Donald Trump trasladará la embajada estadounidense a Jerusalén, señalando una nueva era. Incluso si el traslado es llevado a cabo, e incluso si se realiza sin mayores problemas y con pocas repercusiones, no está del todo claro de que el resto del mundo se sintonizara a la medida.

Con toda probabilidad, la mayor parte del mundo se negará a participar, a pesar que Jerusalén Occidental no es territorio disputado. Esto no ayudara a que no debería existir ningún problema legal o político en trasladar una embajada hacia la parte occidental de la ciudad. Hubo gran renuencia a trasladar embajadas a Jerusalén antes de 1967 mucho antes de que los palestinos emitieran demandas para lugares específicos de la ciudad. No se manifestaron sensibilidades especiales al tema palestino durante el período 1948-1967.

La verdad es que muchas cancillerías aún no han descartado totalmente la resolución de la ONU de noviembre 1947 para la partición de Palestina, que incluye un artículo para internacionalizar la ciudad bajo control de la ONU. Simplemente no quieren que los judíos tengan el control total sobre la ciudad eterna y están ansiosos por ayudar a los palestinos a impedir tal control. En los mundos cristiano y musulmán, Jerusalén posee gran resonancia y conocemos las actitudes hacia los judíos en esas culturas. Estos factores, junto a la inercia diplomática (que ciertamente tiene parte en ello), explican la persistente negativa internacional de reconocer que Jerusalén es la sede del gobierno y la capital del estado judío.

Jerusalén posee gran valor simbólico. No existe sionismo sin Jerusalén y consecuentemente David Ben-Gurión le dio a la ciudad máxima prioridad durante la Guerra de Independencia de 1948. Los palestinos entienden esto, lo cual es una de las razones principales por la que insisten en reclamar Jerusalén: estos esperan reducir la efectividad del apego judío a la Tierra de Israel.

Ellos no han sido totalmente infructuosos en esto. Hoy día, los elementos más asimilados en la sociedad israelí abogan separarse del Monte del Templo por el bien de la paz. La mayoría de los israelíes sin embargo, continúan creyendo que Jerusalén y el Monte del Templo son más importantes que la paz. De hecho, están dispuestos a luchar por ello (por el momento, el liderazgo palestino siente lo mismo).

Jerusalén también conlleva un gran valor estratégico. El control de Jerusalén asegura la dominación de la única vía desde la costa del Mediterráneo al Valle del Jordán, una ruta por la que las fuerzas militares pueden moverse con poca interferencia de las comunidades árabes. Si Israel desea mantener una frontera defendible al este, debe asegurar el eje este-oeste desde la costa hasta el Valle del Jordán a través de una Jerusalén indivisible. No puede sobrestimarse la importancia militar de Jerusalén y el papel central de Jerusalén en la línea de defensa oriental de Israel, teniendo en cuenta especialmente el inmenso potencial de agitación política al este del Río Jordán. La agitación de los últimos años en el mundo árabe sugiere la necesidad de ser altamente cautelosos en esta situación.

Jerusalén es un tema que exige consenso en Israel. Mantener la cohesión social en el prolongado conflicto con los palestinos es más fácil y no más difícil, si la lucha es por una Jerusalén unida. Por lo tanto, los esfuerzos educativos deberían dirigirse a reforzar el amor nacional por Jerusalén, junto al trato preferencial presupuestario para el desarrollo de una ciudad aún más próspera.

El gobierno de Israel debería dejar clara esta prioridad en sus tratos con la nueva administración estadounidense. Con esto en mente, debería alentar a Estados Unidos a superar las quejas y amenazas de la comunidad internacional y trasladar su embajada a Jerusalén. Eso sería un paso importante para asegurarle la ciudad de Jerusalén al pueblo judío.

Por supuesto, la mayor parte del trabajo queda de parte de los propios israelíes. Afortunadamente, Jerusalén está en nuestras manos y tenemos una ventaja clara en decidir su futuro.

Las batallas se ganan a menudo tomando control del centro de gravedad. Jerusalén es el centro de gravedad en el conflicto palestino-israelí tanto en un sentido simbólico como estratégico. Esta visión debe ser interiorizada por la sociedad israelí.

 

 

Efraim Inbar es profesor emérito de estudios políticos en la Universidad Bar-Ilan y director fundador del Centro de Estudios Estratégicos Begin-Sadat.

 

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