Islandia, Israel y los judíos: Una historia mayoritariamente negativa – Por Manfred Gerstenfeld (BESA)

RESUMEN: Cada vez que los medios de comunicación mencionan a Islandia en el contexto de Israel, generalmente es para informar noticias negativas. Es difícil hallar en la historia de Islandia, en más de una ocasión importante, cuando se haya señalado un papel positivo por Israel. Ha habido muchos casos de antisemitismo en Islandia a lo largo de los siglos. Cada año, durante el período de la Cuaresma antes de la celebración de la Pascua, himnos del siglo XVII repletos de odio hacia los judíos son leídos diariamente por ciudadanos distinguidos y transmitidos en la estación de la radio pública de Islandia.

Siempre que los medios de comunicación mencionan a Islandia en el contexto de Israel, generalmente es para informar noticias negativas. Un reciente desarrollo es una petición que de hecho circula por el país, a no participar en el concurso de Eurovisión que se realizará el próximo año en Israel. Hasta ahora, esta petición ha recibido 11.000 firmas. Eso es significativo en un país de solo unos 350.000 habitantes (aparentemente, la emisora nacional tiene la intención de participar en el programa de Eurovisión).

Es difícil encontrar en la historia de Islandia más de una ocasión importante en que este haya jugado un papel positivo para Israel o para los judíos. El representante de Islandia ante la ONU, el Embajador Thor Thors, fue el reportero del Comité Especial de Palestina en 1947 (UNSCOP). Este comité recomendó dividir el Mandato Británico en dos estados, uno judío y el otro árabe. En su autobiografía Abba Eban informa que Thors fue “magnífico” al presentar su recomendación a la Asamblea General donde se haría la votación.

En el 2015, el consejo municipal de la capital de Islandia, Reykjavik, decidió boicotear los productos israelíes. Una semana después, el Alcalde de Reykjavik Dagur B. Eggertsson, enmendó la propuesta para que la ciudad boicoteara solo los bienes producidos en las áreas “ocupadas”. Los miembros del consejo dijeron que el boicot fue un acto simbólico diseñado para apoyar el estado palestino y condenar la supuesta política de apartheid de Israel.

La cancillería de Islandia dijo que la decisión del consejo municipal no era cónsona a la política del país. Yair Lapid, líder del partido israelí Yesh Atid y ex-ministro de finanzas, reaccionó preguntando entre otras cosas si el boicot incluía la aplicación de Microsoft Office, los teléfonos celulares, las cámaras y Google, todos los cuales contienen elementos producidos en Israel. Lapid agregó que si la respuesta a todas estas preguntas es afirmativa, este les desea una vida placentera hasta su triste e inevitable infarto, ya que los marcapasos también son invención israelí.

Para un país tan chico, Islandia ha causado un gran daño internacional durante este siglo. Fue noticia internacional en el 2008, de forma importante, cuando sufrió un colapso bancario sistemático. Teniendo en cuenta el tamaño relativo de su economía, su colapso financiero fue el más grande que el mundo haya presenciado jamás.

En el 2011, el parlamento de Islandia fue el primer país de Europa occidental en reconocer un estado palestino. El canciller para ese momento Ossur Skarphedinson, tenía una actitud extremadamente anti-Israel. Birgitta Jonsdottir, de Islandia, fue la primera parlamentaria de un país en visitar a los participantes de la fracasada segunda flotilla de Gaza.

La actitud de Islandia hacia los judíos, tanto recientemente como en el pasado, puede describirse como desdichada. La última propuesta indigna este año fue ser el primer país de Europa en prohibir la circuncisión. Además de los políticos, 400 médicos apoyaron el proyecto de ley.

Islandia atrajo mucha atención internacional negativa hacia este tema. Reinhard Marx, el cardenal de Múnich y presidente de la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Comunidad Europea, denunció el proyecto de ley como un ataque a la libertad religiosa. El obispo de la Iglesia Nacional de Islandia dijo que la prohibición pudiera criminalizar al judaísmo y el islamismo en ese país y resultar en la exclusión de individuos que se adhieren a esas religiones.

El líder republicano y demócrata en el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes estadounidense juntos instaron a Islandia a no apoyar el proyecto de ley. Estos le escribieron al embajador islandés en Washington, diciendo: “Si bien las poblaciones judías y musulmanas en Islandia pueden que sean pequeñas, la prohibición por su país pudiera ser aprovechada por aquellos que avivan la xenofobia y el antisemitismo en países con poblaciones más diversas”. La Conferencia de Rabinos en Europa anunció que había logrado convencer a médicos, académicos y jefes de organizaciones de todas las religiones a denominar la propuesta “antisemita”.

Existen muchos otros ejemplos de comportamiento antisemita en el pasado de Islandia. Islandia brindó refugio cálidamente al criminal de guerra nazi de Estonia Evald Mikson. A finales de la década de 1980, el cazador de nazis Ephraim Zuroff intentó llevar a Mikson a juicio por su participación en el asesinato de judíos en Estonia. Esto condujo a muchos ataques en los medios de comunicación de Islandia en contra de Israel. El gobierno del país tardó más de 10 años luego de las apelaciones iniciales por Zuroff en establecer una comisión para investigar los crímenes de guerra de Mikson. Solo después de su muerte los investigadores descubrieron que efectivamente este había cometido tales atrocidades

En el 2004, Islandia ofreció asilo a Bobby Fischer, el extremadamente antisemita ex-campeón mundial de ajedrez. En el 2004 fue arrestado en Japón y detenido durante varios meses por usar un pasaporte que le había sido revocado por el gobierno de los Estados Unidos. Fischer luchó su extradición a los Estados Unidos. Eventualmente, le fue otorgado un pasaporte junto a la ciudadanía islandesa por una ley especial del Althing, el parlamento de Islandia. Esto le permitió vivir en Islandia hasta su muerte en el 2008. Por otro lado, este elogió los ataques del 11 de Septiembre.

Muchos casos de antisemitismo en Islandia, a lo largo de los siglos, han sido descritos por Vilhjalmur Örn Vilhjálmsson, un experto en la historia del país respecto a los judíos. Un ejemplo se refiere a la deportación en 1938 de un refugiado judío alemán indigente a Dinamarca. En ese momento las autoridades islandesas se ofrecieron para cubrir todos los costos de su expulsión a la Alemania nazi si Dinamarca le negaba la entrada. Décadas después de la guerra, se conocieron casos similares.

Vilhjálmsson también publicó el hecho que varios miembros islandeses de las Waffen SS combatieron por la Alemania nazi y otros sirvieron en los campos de concentración. Este agregó que después de la guerra varios ex-miembros del partido nazi de Islandia “alcanzaron rápidamente altos cargos en la sociedad, incluyendo a un par de jefes del cuerpo de policías, un director de banco y algunos médicos”.

El antisemitismo de Islandia aún continúa. Cada año, durante el período de la Cuaresma antes de la Pascua, distinguidos ciudadanos leen himnos diarios repletos de odio hacia los judíos y estos son transmitidos en la estación de la radio pública de Islandia. Estos textos fueron escritos en el siglo XVII, muchos años antes de que los primeros judíos llegaran al país por el sacerdote, poeta y antisemita cristiano Halgrimur Petterson. Un himno, titulado “La Exigencia a la Crucifixión” lee: “Todos los líderes judíos deciden que Jesús debe ser crucificado. El Príncipe de la Vida debe ser su presa. El asesino fue puesto en libertad. “En el 2012, el Centro Simon Wiesenthal intentó en vano detener esta práctica odiosa.

Un emisario de Jabad llegó recientemente a Islandia y un Hogar Jabad fue establecido en Reikiavik. Esta es la primera institución judía permanente en el país. Se estima que como máximo existen 250 judíos en el país, una pequeñísima presencia. Uno solo puede esperar que el nuevo emisario no esté sujeto al acoso de los locales.

 

 

El Dr. Manfred Gerstenfeld es Investigador Asociado Senior en el Centro BESA y ex presidente del Comité Directivo del Centro para Asuntos Públicos en Jerusalén. Este se especializa en las relaciones entre Israel y Europa occidental, el tema del antisemitismo y anti-sionismo y es autor del libro ‘La Guerra de un Millón de Recortes.

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