Jerusalén es hogar de unos 400.000 musulmanes, pero ¿es esta una ciudad sagrada según el Islam?
Imagen de portada – “El Santo Corán afirma muy claramente que la Tierra Santa, Jerusalén, le pertenece a la nación judía de Moisés, los israelitas”. (Crédito de la fotografía: cortesía)
Esta es una pregunta que la mayoría de los musulmanes en el mundo político y académico evitan intentar responder, simplemente porque abre una discusión bastante incómoda. De hecho, un musulmán que hace tal pregunta pudiera enfrentar serias consecuencias; tales como que la sociedad dude de su fe.
Hasta el año 2014, yo era un islamista que aborrecía a los judíos y me sentía abierto a librar una guerra contra ellos. Hoy día, sin embargo, soy amigo de muchos líderes religiosos judíos. Esta transición no fue política sino fue más bien teológica. En resumen, comencé a cuestionar ciertas afirmaciones que me enseñaron mis maestros y la comunidad musulmana. Comencé haciéndome la pregunta: ¿Le pertenece realmente Jerusalén al Islam y a los musulmanes?
Para responder esta pregunta de vital importancia, debemos preguntarnos el cómo se convierten en sagradas las ciudades según el Islam.
Ciudades sagradas en el islam
A lo largo de la historia humana, cada religión ha estado asociada a un área específica la cual ha sido santificada, respetada y venerada. El Islam no es nada diferente. Existen decenas de ciudades sagradas en el Islam, tales como Meca, Medina, Qum, Karbala y Najaf – debido a los claros y diáfanos versos en el Corán que reconocen su gloria o los dichos del Profeta Mahoma que le aseguran a los musulmanes su exaltación.
Existe una gran diferencia entre una ciudad sagrada ante los ojos de Dios y la misma ciudad siendo esta islámica sagrada. Por ejemplo, todas las tumbas proféticas, lugares de nacimiento y áreas donde ocurrieron milagros son consideradas sagrados en el Islam, pero no son lugares específicamente islámicos. Un lugar sagrado islámico es un lugar donde ha ocurrido un evento islámico significativo por medio de Allah o el Profeta Mahoma.
Jerusalén en las escrituras islámicas
El Sagrado Corán afirma muy claramente que la Tierra Santa, Jerusalén, le pertenece a la nación judía de Moisés, los israelitas: “Y [menciona, Oh Mahoma], cuando Moisés le dijo a su pueblo: “Oh pueblo mío, recuerda el favor de Alá [Dios] sobre ustedes cuando Este designó profetas de entre ustedes y les hizo poseedores y les concedió lo que no había dado a nadie en el mundo” (Corán-5:20 en adelante). El versículo anterior también deja en muy claro que Dios “no le concedió (esta tierra) a nadie en el mundo” que no fuese la nación judía.
De este verso y otros similares en contexto, entendemos que Jerusalén es una ciudad sagrada según Dios, pero no es una ciudad sagrada islámica, debido a que su santidad fue establecida antes de la existencia del Islam.
Luego del surgimiento del Islam, en el año 621 CE, se cree que el Profeta Mahoma realizó un viaje nocturno milagroso y espiritual a la Mezquita Al-Aqsa (la Mezquita Más Lejana). Este evento es reportado dentro del Corán en el siguiente verso: “Exaltado es Aquel que llevó a Su Siervo de noche de la Mezquita Sagrada (La Meca) a Al-Masjid Al-Aqsa (la Mezquita Más Lejana), cuyo entorno hemos bendecido, para mostrarle a Él Nuestras señales…” (Corán 17:1).
Aquí deben ser abordados dos temas vitales respecto al versículo anterior:
- El Profeta Mahoma quien viaja a un lugar no hace que tal lugar sea “islámico”.
- Existen pocas evidencias que la “Mezquita Al-Aqsa” esté realmente en Jerusalén, y hay una gran cantidad de musulmanes que creen que “la Mezquita Más Lejana” es referencia a una mezquita en los cielos y no en la tierra; debido al hecho de que la actual Mezquita Al-Aqsa no existía durante la época de vida del Profeta Mahoma, lo que hace imposible que este la haya visitado.
Mensajeros tanto del judaísmo como del cristianismo llegaron a Jerusalén para predicar sus escrituras siglos antes que el Profeta Mahoma. Por lo tanto, no puede ser históricamente correcto decir que Mahoma trajo el Islam a Jerusalén antes que ellos.
Hasta la migración de Mahoma a Medina en el año 622 CE y el establecimiento oficial del Islam en el mismo, el Islam era una religión minoritaria en comparación con las dos religiones bien establecidas del judaísmo y el cristianismo. Además, los ciudadanos de Jerusalén quienes se convirtieron al Islam simplemente cambiaron su propia fe y no toda la historia de Jerusalén.
Por lo tanto, ni las escrituras islámicas ni tampoco la historia afirman que Jerusalén es una ciudad sagrada islámica.
Jerusalén se reencuentra con el Islam
En mayo del año 632 CE el Profeta Mahoma designó a Usama ibn Zaid como comandante de su ejército para responderle a los romanos en una batalla acordada dentro de Palestina.
Al día siguiente Usama partió hacia su expedición, pero luego se enteró de que Mahoma había muerto y por lo tanto regresó a Medina. El Califa Abu Bakr le ordenó luego a Usama que incrementara su ejército a 3.000 hombres y atacara a los habitantes del Reino de Moab y Darum en poder bizantino para ese momento, con el propósito de asesinar o capturar a tantos como pudiese y Usama lo hizo así.
Este suceso demuestra que hasta la desaparición del Profeta Mahoma, no existían musulmanes en lo que hoy se conoce como Palestina y que estuvo habitada por los romanos bizantinos.
Además, el Profeta Mahoma no libraría una guerra contra una ciudad repleta de musulmanes. En realidad, el Islam como religión llegó oficialmente a Palestina en el año 636 CE, cuatro años después de la muerte de Mahoma y durante el reinado del segundo califa del Islam, Omar.
El califato islámico realizó un ataque contra Jerusalén, que era gobernado por los romanos bizantinos. La ciudad fue cercada durante cuatro meses comenzando en noviembre de ese año. Luego de cuatro meses de penurias y carnicería el patriarca ortodoxo de Jerusalén Sofronio, le entregó Jerusalén al Califa Omar en el año 637 CE. Cuando el Califa Omar se dio cuenta de que el Islam todavía era una religión minoritaria en la región, adoptó el sistema jizyah, obligando a los cristianos y al pueblo judío a pagarle impuestos al califato islámico.
Luego de masacrar a los ciudadanos de Jerusalén, nuestro Califa Omar vino a Jerusalén con el fin de nombrar a sus gobernadores. Luego construyó lo que hoy se conoce como “la Mezquita Aqsa”, que muchos musulmanes creen erróneamente que fue construida por el Profeta Mahoma.
La mezquita en Jerusalén con su cúpula dorada es conocida por los musulmanes como “Qubbat Al-Sakhrah” (Cúpula de la Roca) y fue completada en el año 691 CE por la dinastía de los omeyas, el siguiente califato islámico. Pudiera muy bien decirse que no está permitido que los musulmanes recen dentro de la Mezquita Al-Aqsa y el Qubbat Al-Sakhrah, ya que están construidas en tierras ocupadas e invadidas.
En el siglo IX, la dinastía fatimí, un califato islámico chiita, gobernó una gran área del norte de África. Estos también fueron terroristas que invadieron Palestina y masacraron a cristianos en Jerusalén por ponerse del lado de los romanos bizantinos, que intentaron recuperar sus tierras conquistadas. El famoso califa del califato fatimí Al-Hakim le causó mucho daño a toda la región, incluso asesinó a Juan VII, el Patriarca de Jerusalén, un acto provocativo que sentó las bases de la Primera Cruzada. Debido a la derrota de los cruzados, los musulmanes se convirtieron en mayoría, a través de la espada y no por la pluma.
Para ese entonces, toda la costa mediterránea de Palestina había sido capturada, seguida de una serie de masacres al pueblo cristiano y un genocidio que se extendió hasta Damasco y Beirut. El Islam se convirtió en la religión establecida de Palestina en el siglo 9 y luego se convirtió en la religión mayoritaria de la región a lo largo de la era mameluca, entre los años de 1250 y 1516.
Por lo tanto, nosotros musulmanes no entramos en Palestina como predicadores y convertimos su nación en musulmana. Asesinamos a sus líderes y llevamos a cabo masacres en serie dirigidas por califas islámicos terroristas sunitas y chiitas. Los ciudadanos de Palestina puede que se convirtieron al Islam, pero de ninguna manera Palestina puede considerarse tierra musulmana. Por supuesto, muchos pueden disputar esta postura, pero el hecho es que los judíos estaban en esta tierra incluso mucho antes de que surgiera el cristianismo. Sus antiguos vínculos culturales permanecen intactos, tal como en el dicho recitado en toda celebración de Pascuas, “El próximo año en Jerusalén”.
Nuestros antepasados árabe-musulmanes salieron de sus desiertos como conquistadores y no como aprendices y como guías que no buscan las directrices de otros. Creían que tenían suficiente conocimiento y sabiduría y que no necesitaban aprender nada de los demás. Este engaño de mis correligionarios persiste hasta el día de hoy, a pesar de que el mundo de hecho, ha cambiado.
Eventos inquietantes en la historia islámica
Por otra parte, yo no entiendo la lucha de los musulmanes por Jerusalén. Las leyes islámicas prohíben estrictamente que uno mismo se alivie mientras este frente a La Meca, de hecho, los inodoros en todos los países islámicos y la mayoría de los hogares musulmanes no están colocados mirando a La Meca, por respeto a la ciudad santa. Sin embargo, Bujari informa que nuestro Profeta Mahoma solía aliviarse deliberada y repetidamente mientras se colocada de frente a Jerusalén, a pesar de que este pudo haberse colocado frente a otra dirección.
¿Tiene algún sentido que los palestinos estén muriendo por Jerusalén cuando su propio amado Profeta solía preferir defecar en dirección a ella?
Si Palestina es tierra judía o si Israel es un estado son dos debates totalmente diferentes. Un musulmán puede rechazar que Israel sea un estado, pero no puede negar el hecho de que toda la región, incluyendo Palestina, es de hecho tierra judía.
El escritor del artículo, imam musulmán chiita australiano oriundo de Irán, es presidente de la Asociación Islámica del Sur de Australia.