Es hora de reformular las relaciones Estados Unidos – Qatar – Por Ron Halber

Según informes, el gobierno de Qatar ha comenzado lo que puede describirse como un extraño esfuerzo por mejorar su imagen en la corte de la opinión judía estadounidense, contratando a un ex-asesor del senador Ted Cruz (R-Texas) con un sueldo mensual de $50.000 para de esta manera poder llegarle a los líderes judíos estadounidenses.

No los estamos comprando.

Hasta ahora, todos los líderes judíos estadounidenses contactados se han negado a reunirse con los emisarios de Qatar y con mucha razón.

Algunas fuentes han indicado que los qataríes se han ofrecido a utilizar su considerable influencia con Hamás, comprada con dinero de sangre en apoyo al terrorismo, para hacer que los restos del Teniente Hadar Goldin y los del Sargento Oron Shaul retornen a sus familias para así ser enterrados apropiadamente. Goldin de 23 años y Shaul de 20 fueron asesinados el verano del 2014 durante la Operación Escudo Protector, una guerra defensiva en contra de Hamás. Goldin fue muerto ese agosto, apenas dos horas después que un cese al fuego negociado por la ONU y Estados Unidos entrase en vigor. En violación al derecho internacional y la decencia, Hamás mantiene bajo su control los restos de ambos soldados como moneda de cambio para un futuro intercambio de prisioneros.

Como uno de los principales y mayores partidarios de Hamás, que proveen unos $1.400 millones a los gobernantes de Gaza y refugio seguro a los líderes terroristas de la organización, Qatar ciertamente tiene un peso de influencia sobre Hamás. Pero cuando se trata del tema de los restos de los soldados israelíes, esa incidencia debería ser utilizada por razones humanitarias y no como una forma de ganarse el favor de los judíos estadounidenses.

Siendo este un grupo terrorista respaldado por Irán que controla la Franja de Gaza, Hamás ha sido declarado como un grupo terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea. Es responsable por la muerte de estadounidenses, sostiene una carta magna que pide la aniquilación de Israel, ha asesinado a más de 500 civiles israelíes en atentados suicidas, ha disparado más de 17.000 cohetes contra Israel desde el 2001 y le enseña a sus hijos a odiar a los judíos.

El apoyo de Qatar a Hamás y a otros grupos terroristas, incluyendo a la Hermandad Musulmana, ha llevado a las naciones más moderadas sunitas de Arabia Saudita, Egipto, Bahréin y los Emiratos Árabes Unidos a bloquearlo, un bloqueo que lleva a Qatar a fortalecer sus vínculos económicos y renovar relaciones diplomáticas con Irán.

Mientras tanto, Qatar es hogar de la mayor presencia militar estadounidense en el Medio Oriente, con más de 11.000 hombres y personal del ejército. Estados Unidos y Qatar tienen una relación bilateral muy bien establecida y Estados Unidos es “el mayor inversionista extranjero en Qatar y su mayor fuente de importaciones”, según el Departamento de Estado estadounidense.

Sin embargo, a pesar de tal relación bilateral, el Departamento de Estado ha criticado también a Qatar por “la incapacidad de los ciudadanos en cambiar su gobierno pacíficamente a través de unas elecciones libres y justas, el restringir las libertades civiles fundamentales y la negación de los derechos de los trabajadores extranjeros. El gobierno nombrado por el monarca prohibió los partidos políticos organizados y restringió las libertades civiles, incluyendo las libertades de expresión, prensa y de reunión y el acceso a un juicio justo para las personas bajo la Ley de Protección de la Sociedad y Lucha contra el Terrorismo”.

El momento para un reajuste en la relación bilateral entre Estados Unidos y Qatar es ahora.

A Qatar debe obligársele a elegir entre acoger a los estados sunitas más moderados o nuestro enemigo Irán, con consecuencias extraordinarias si Doha decide elegir esta última. El apoyo de Doha a los terroristas debe terminar y todo el dinero que provee debe pasar por intermediarios para asegurar así que su financiación sea destinada hacia el área de esfuerzos humanitarios y no para mantener el dominio de Hamás sobre Gaza.

Los desagradables esfuerzos que realizan los qataríes para ganarse la confianza del establishment judío norteamericano deberían continuar lidiados con un portazo. Los qataríes deberían insistirle a Hamás que devuelva los restos de Goldin y Shaul incondicional e inmediatamente como gesto humanitario y deje de incursionar en el negocio de la desesperanza humana. Y cualquiera que haya sido contratado para blanquear el financiamiento masivo del terrorismo por parte de Qatar debería sentirse avergonzado.

La comunidad internacional debe presionar a Qatar para que rechace a Irán y a Hamás, ponga fin a este equilibrio y deje de fortalecer a los extremistas. Los Estados Unidos deberían rechazar la cantidad de gastos que realiza Qatar en nuestra nación y debería utilizar su influencia económica para impedir que el reino financie el extremismo y fomente la inestabilidad en el Medio Oriente.

No importa cuánto gaste Qatar en nosotros, su apoyo a los terroristas antisemitas no debe ser tolerado. Los líderes judíos de Estados Unidos no serán comprados.

 

 

El autor es director ejecutivo del Consejo de Relaciones Comunitarias Judías del Gran Washington.

 

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