¿Es el conflicto palestino-israelí el “conflicto” del Medio Oriente? – Por Prof. Hillel Frisch

RESUMEN: ¿Es similar el conflicto palestino-israelí al “conflicto del Medio Oriente”, tal como lo caracterizan funcionarios y agencias de la ONU, de la Unión Europea y los principales medios de comunicación? Por supuesto no. El conflicto no es tan letal como muchos otros y hace mucho tiempo que se convirtió en una querella parroquial comparado con los conflictos en Siria, Irak y Yemen.

“¿Puede Trump resolver el conflicto del Medio Oriente?” publicaron los titulares en Al-Jazeera en julio de 2017. Un año antes, El Times de Nueva York publicó un artículo sobre estudiantes y el conflicto del Medio Oriente que se refería exclusivamente al conflicto entre Israel y los palestinos.

Los medios de comunicación no están del todo solos a la hora de mezclar el enfrentamiento palestino-israelí con el conflicto en el Medio Oriente. Estos siguen el ejemplo de funcionarios e instituciones de la ONU y otros organismos internacionales. En una declaración similar a la de muchos de sus predecesores, en agosto, 2017 el Secretario General de las Naciones Unidas Antonio Guterres “reiteró su llamado a una solución política al conflicto en el Medio Oriente”. El portal oficial de noticias de la ONU sobre el Medio Oriente trata exclusivamente de noticias relacionadas al conflicto palestino-israelí. El Cuarteto, el foro político compuesto por los Estados Unidos, Rusia, la UE y la ONU, creado en el 2002 en Madrid para llevar paz al lugar, es conocido oficialmente como el Cuarteto del Medio Oriente.

¿Refleja la realidad el confluir el conflicto palestino-israelí con el conflicto del Medio Oriente? De ningún manera. El conflicto palestino-israelí no es solo uno de los muchos conflictos en el Medio Oriente (cierto incluso cuando fue un conflicto principalmente entre Israel y los estados árabes), pero no es uno de los más mortíferos o mayormente explosivos. De hecho, en términos relativos, el conflicto entre Israel y los palestinos no es muy violento, pudiendo ser una de las razones por las que ha persistido durante tanto tiempo.

Una comparación superficial a los conflictos contemporáneos en el Medio Oriente nos trae este punto de vuelta a casa. Durante la primera intifada, la segunda intifada, las tres rondas de violencia entre Hamas e Israel en la última década y las intermitentes olas de violencia de menor intensidad, 2000 civiles israelíes y personal de seguridad y 11.000 palestinos murieron (la mayoría durante la segundo intifada). A esto se pudiera agregar unos 50 extranjeros muertos en actos de terrorismo contra israelíes. En fin, las cifras totales de víctimas, incluyendo ambos bandos, no superan las 14.000 en los últimos veinte años, o 700 al año.

Comparen esto con las 200.000 muertes en la guerra civil de Siria, un conflicto que tiene solo seis años. Es cierto que la población siria es más del doble que la de las poblaciones combinadas israelíes y palestinas en Tierra Santa. Sin embargo, la tasa de mortalidad proporcionalmente ha sido 15 veces mayor. A pesar del éxito del gobierno sirio contra los rebeldes (logrado con una considerable ayuda por parte de Irán, Hezbollah, los combatientes chiitas iraquíes y afganos y el poderío aéreo ruso), el final de la guerra civil no está a la vista. ¿El conflicto palestino-israelí es realmente el conflicto del Medio Oriente?

¿Por qué el conflicto interno en Irak no es el conflicto del Medio Oriente? Según Iraq Watch, más de 100.000 iraquíes murieron durante los ocho años de masiva presencia militar estadounidense en el país. A estos se le pudiera sumar los 4000 soldados y civiles estadounidenses que encontraron su muerte allí. Sobre una base proporcional, el conflicto iraquí es (y persiste ser) al menos 5 veces más letal que el conflicto palestino-israelí. Y nuevamente, a pesar de los avances logrados por el Ejército Federal Iraquí y las milicias chiitas controladas por Irán en la guerra contra ISIS, el fin de la guerra interna entre chiitas y sunitas en Irak no se ve en el horizonte. La brutalidad de las milicias chiitas en las áreas sunitas “ocupadas” de Irak aumenta la probabilidad de que surjan variaciones de ISIS una vez más.

Lo mismo puede decirse de los conflictos en Libia y el Yemen, donde muy pocos se molestan en revólver las terribles cifras. En estas plazas, también, el fin de la violencia no está a la vista. Esto sin mencionar los “persistentes, duraderos y explosivos conflictos” (todos adjetivos utilizados para hacer confundir el conflicto palestino-israelí con las guerras de Sudán en el Medio Oriente), cuya duración es casi tan larga como el conflicto palestino-israelí.

Pero quizás el recuento de cadáveres no es la única medida que debe ser utilizada al juzgar la centralidad de un conflicto. Quizás debería considerarse la participación extranjera.

Es muy cierto que el conflicto palestino-israelí atrae la atención internacional, pero no requiere de la participación extranjera. Mientras que el conflicto entre Israel y los estados árabes durante la rivalidad entre las superpotencias corría el riesgo de prender la mecha de la Tercera Guerra Mundial, el conflicto palestino-israelí se volvió parroquial hace mucho tiempo. La última vez que un estado árabe u organización extranjera se involucró en el conflicto palestino-israelí fue hace 35 años, cuando el ejército sirio intentó detener el avance israelí hacia el Líbano en 1982. En el 2006, Hezbollah implemento la campaña militar más larga llevada a cabo contra Israel desde la Guerra de la Independencia de Israel mientras que los palestinos se mantuvieron al margen. Hezbollah le devolvió el favor durante las rondas de enfrentamientos entre Israel y Hamás en el 2008, 2012 y el 2014. Sus soldados permanecieron en los cuarteles.

A medida que la trayectoria del conflicto palestino-israelí se ha vuelto cada vez más parroquial, las trayectorias de los demás conflictos regionales han ido en una dirección opuesta: comenzaron como guerras civiles locales pero se convirtieron en conflagraciones regionales e internacionales. Los conflictos sirio, iraquí y yemení se han convertido en conflictos de tres niveles: guerras civiles o sectarias en sus bases, guerras indirectas entre rivales regionales (Irán, Arabia Saudita y, en menor medida, Turquía) y escenarios de competencia internacional entre potencias mundiales. El propio Hezbollah que se quedó en casa durante los momentos de mayor violencia entre Israel y los palestinos se dirigió a los campos de batalla de Siria en nombre de Irán para apuntalar al régimen de Assad.

¿El conflicto palestino-israelí es el conflicto del Medio Oriente? ¡No joroben!

 

 

El Profesor Hillel Frisch es profesor de estudios políticos y estudios del Medio Oriente en la Universidad Bar-Ilan y principal investigador asociado en el Centro de Estudios Estratégicos Begin-Sadat.

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