RESUMEN: La designación, imputada por los Estados Unidos, del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán (CGRI) como organización terrorista junto a la respuesta iraní, han puesto en peligro potencial al personal militar estadounidense en la región. La designación aumenta la presión económica sobre Irán porque el CGRI no es solo un ejército sino también un conglomerado comercial – pero aún queda por verse en qué medida las sanciones afectarán al CGRI.
El factor riesgo debido a la situación en el Medio Oriente no podía ser mayor.
Las sospechas que la intención de Estados Unidos es cambiar el régimen en Teherán en lugar de su objetivo oficialmente establecido de obligar a Irán a poner un alto a su programa de misiles balísticos y su férreo apoyo a las milicias en el Líbano, Gaza y Yemen, esta sospecha se intensificó con la decisión la semana pasada de designar al Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán (CGRI) como organización terrorista.
Esta es la primera vez que Estados Unidos califica a una filial de un gobierno extranjero como entidad terrorista, particularmente una que afecta a millones de ciudadanos iraníes quienes son reclutados al ejército y para quienes el CGRI es una alternativa.
“La medida sin precedentes ocurrida hoy día de designar al CGRI como Organización Terrorista Extranjera (OTE) demuestra nuestro compromiso en maximizar las presiones sobre el régimen iraní hasta que deje de utilizar el terrorismo como instrumento de gobierno”, tuiteó el consejero de seguridad nacional del Presidente Trump John Bolton.
La designación impide que el posible sucesor de Trump regrese al acuerdo internacional del 2015 que puso freno al programa nuclear de Irán, complica también cualquier esfuerzo diplomático para resolver diferencias y cambia las reglas de participación en escenarios de acción tales como Siria, donde las fuerzas estadounidenses e iraníes operan muy cerca una de la otra.
“A través de esto, algunos aliados de los Estados Unidos buscan asegurar una guerra entre Estados Unidos e Irán o como mínimo, enredarlos en un estado permanente de enemistad”, dijo Trita Parsi, jefe del Consejo Nacional Iraní-Nacional, refiriéndose a Arabia Saudita e Israel.
La designación, muy probablemente, envalentone a aquellos defensores en Washington, Arabia Saudita e Israel a emprender una guerra a la sombra mucho más agresiva contra Irán que buscara avivar la conflictividad entre las minorías étnicas de la República Islámica, incluyendo a los baloch, kurdos y a los iraníes de ascendencia árabe.
Tanto Arabia Saudita como Israel aplaudieron rápidamente la medida estadounidense. El Primer Ministro israelí Benjamín Netanyahu, en vísperas de unas elecciones muy reñidas, se acreditó el sugerir la designación del CGRI. La agencia oficial de noticias saudita afirmó que la decisión refleja las repetidas demandas por parte del Reino a la comunidad internacional sobre la necesidad de enfrentar el terrorismo que Irán apoya.
El riesgo que ocurra un accidente o incidente no-planificado que se saliese de control y provocara una confrontación militar se vio incrementado por la respuesta de Irán, que fue declarar también como entidad terrorista al ejército de los Estados Unidos en el Gran Medio Oriente.
La acción estadounidense y la respuesta iraní colocan en peligro potencial al personal militar estacionado en el Golfo así como también en otros lugares de la región.
La designación también descartó la muy posible cooperación implícita entre los Estados Unidos e Irán sobre el terreno, tal como ocurrió en Irak en la lucha contra el Estado Islámico y en Afganistán. La tal cooperación involucró inevitablemente al CGRI.
Más allá de los riesgos geopolíticos y militares, la designación aumenta la presión económica sobre Irán porque el CGRI no es solo un ejército sino también es un conglomerado comercial con grandes intereses en las áreas de construcción, ingeniería y manufactura.
Sin embargo, aún no está claro hasta qué punto las sanciones afectarán al CGRI, que ya fue fuertemente sancionado y realiza gran parte de sus negocios en efectivo y a través de compañías que protegen a la empresa matriz.
La política estadounidense, incluso antes que el CGRI fuese designado como organización terrorista, ya había elevado la presencia de una carrera nuclear en el Medio Oriente. La designación aumenta las posibilidades de que Irán abandone el acuerdo nuclear ya firmado.
Arabia Saudita se encuentra ya poniendo en marcha los cimientos de su propio programa nuclear antes de que Irán abandone el acuerdo y regrese a su proyecto de enriquecimiento de uranio anterior al año 2015.
El CGRI se centra en el corazón del régimen iraní. Este fue formado para proteger al régimen inmediatamente después de la revolución de 1979 en un momento en que los nuevos gobernantes de Irán tenían motivos para desconfiar del derrocado ejército del shah.
Algunos de los comandantes militares principales y de seguridad del shah discutieron aplastar la revolución en una cena en vísperas de Año Nuevo de 1978, unas 6 semanas antes de que cayera el régimen del shah. Fue la negativa del shah en respaldar su plan lo que llegó a frustrarlo. El shah temía que un derramamiento de sangre a gran escala opacara las posibilidades de que su hijo exiliado regresara a Irán convertido en shah.
Desde ese entonces, el CGRI se ha convertido en pilar clave de la estrategia de defensa de Irán, que busca contrarrestar las percibidas operaciones encubiertas por los Estados Unidos, Arabia Saudita e Israel a través de apoyar a agentes estados a lo largo y ancho del Medio Oriente.
Esta estrategia ha demostrado ser efectiva y muy costosa. Ese costo se ha incrementado por el hecho de que Irán no ha abordado los temores de que la estrategia sea un esfuerzo para exportar su revolución y derrocar a los regímenes conservadores de la región, particularmente en el Golfo.
Sin lugar a dudas, la revolución iraní constituyó una seria amenaza para los gobernantes autocráticos. Fue una revuelta popular como las que ocurrieron más de 30 años después en el mundo árabe. La revuelta iraní, sin embargo, derrocó no solo a un ícono del poder estadounidense en el Medio Oriente y a un monarca, sino que también creó una forma alterna de gobierno islámico que incluía un grado de soberanía popular.
La revolución desató un círculo vicioso en el que los estados del Golfo financiaron la guerra de 8 años Irán-Irak en la década de 1980, en la que se dice murieron hasta un millón de personas; Arabia Saudita realizó una campaña de cuatro décadas y 100 billones de dólares para propagar a nivel mundial las líneas ultra-conservadoras, anti-chiitas y anti-iraníes del Islam; los repetidos intentos por incrementar las tensiones étnicas entre las minorías descontentas de Irán y las medidas de respuesta iraníes, incluyendo el apoyo a los representantes en todo el Medio Oriente y los violentos ataques contra los estadounidenses, israelíes, judíos y opositores al régimen alrededor del mundo.
“Dado que el CGRI ya ha sido sancionado por el Departamento del Tesoro estadounidense, este paso es a la vez gratuito y provocativo. También pondrá a países como Irak y el Líbano en situaciones aún más difíciles, ya que no poseen otra alternativa que lidiar con el CGRI. Estas acciones reforzarán los llamados de los grupos pro-iraníes en Irak a expulsar a las tropas estadounidenses”, dijo Barbara Slavin, experta en temas sobre Irán en el Consejo Atlántico de Washington.
El Dr. James M. Dorsey, Asociado Sénior no-residente en el Centro BESA, es miembro principal de la Escuela de Estudios Internacionales S. Rajaratnam en la Universidad Tecnológica Nanyang de Singapur y codirector del Instituto de Cultura Fans en la Universidad de Würzburg.