El futuro de Israel se ve muy promisorio – Por Efraim Inbar

Introducción

A sus 70 años, Israel se mantiene fuerte, aunque persisten debates sobre su salubridad. La izquierda radical israelí parece estar más preocupada por el futuro del país, argumentando que hay gran urgencia por resolver el conflicto palestino-israelí; de lo contrario, Israel está condenada. La izquierda sostiene que el carácter democrático de Israel, su legitimidad internacional y su capacidad para resistir un conflicto prolongado se ven amenazados por el actual estancamiento en dicho conflicto.

De hecho, Israel se ha enfrentado a amenazas existenciales impulsadas por sus vecinos desde el propio inicio de su creación. Y como estado diminuto, su existencia es precaria. Además, los judíos con una conciencia histórica recuerdan que un estado judío fue destruido dos veces por poderosos imperios. Así que nada puede darse por hecho.

Sin embargo, este artículo argumenta que el tiempo parece estar del lado de Israel. Una revisión del equilibrio de poder entre Israel y sus enemigos y de las características domésticas que moldean el poder nacional en Israel (tales como su economía, cohesión social y su sistema político) y la postura de Israel en la comunidad internacional, valida la evaluación que Israel tiene ventaja dominante en el futuro previsible.

El área de la seguridad nacional

El equilibrio de poder entre Israel y sus vecinos es la variable crítica en la búsqueda por parte de Israel de sobrevivir en un vecindario desfavorable y malo. Mientras la diferencia de poderes entre el Estado judío y sus enemigos crece, la capacidad de Israel para superar los desafíos de seguridad regional se ve asegurada.

Israel ha construido una poderosa maquinaria militar que ha sido muy exitosa en superar muchas de las amenazas militares, beneficiándose de una mano de obra calificada y altamente motivada, así como de armas muy avanzadas. Las victorias militares han señalado a los enemigos de Israel que Israel no puede ser destruida por la fuerza. Su superioridad militar ha contribuido en gran medida a la disminución de la intensidad del conflicto árabe-israelí. El último encuentro militar convencional a gran escala que involucró aviones y tanques fue en 1982. Además, un proceso de paz con los estados árabes ha comenzado, reduciendo efectivamente las posibilidades de una guerra convencional árabe-israelí a gran escala.

Desde 1982, Israel ha empleado la fuerza principalmente contra las organizaciones armadas tales como Hezbollah, las organizaciones terroristas palestinas y las milicias islamistas, que utilizan una combinación de métodos: terrorismo, atentados suicidas y tácticas de guerrilla. Israel también enfrenta cada vez más la utilización de misiles lanzados hacia sus activos estratégicos y centros de población. El terrorismo es el arma de los débiles y los terroristas son menos peligrosos que cualquier estado, aunque la lucha contra estos a menudo es costosa en sangre y valores.

Las capacidades de las organizaciones no estatales para lastimar y dañar a Israel se amplifican con el apoyo que reciben de estados naciones, tales como Irán. Por ejemplo, el arsenal de más de 100.000 misiles en manos de Hezbollah plantea un desafio muy serio para Israel. La estrategia del enemigo es hacer sufrir a Israel y poner a prueba su resolución. Israel ha establecido un sistema antimisiles de múltiples capas, pero es poco probable que provea una defensa infalible.

Los sistemas antimisiles de Israel son impresionantes. Las baterías del Iron Dome (Cúpula de Hierro) desplegadas para interceptar las amenazas de misiles de hasta 70 kilómetros certificaron un registro impresionante en la tasa de contención de hasta 88% en los enfrentamientos con Gaza. El sistema de defensa de misiles David’s Sling (Onda de David) para enfrentar amenazas de hasta 300 kilómetros también se encuentra operativo. Israel también desplegó interceptores Arrow-2 y Arrow-3, diseñados para confrontar ante misiles de largo alcance. El perímetro defensivo establecido refleja la excelencia de las industrias militares de Israel, un componente importante en la superioridad militar de Israel. Pero, una vez más, estos sistemas no pueden proveer una defensa total en vista de la cantidad de misiles desplegados en contra de Israel.

Israel también ha desarrollado una opción nuclear, reforzando su imagen de un estado poderoso. Tales armas sirven como un recordatorio constante de que los intentos para destruir al estado judío pudieran ser extremadamente costosos. Estos tienen un valor disuasivo principalmente contra estados que son altamente hostiles.

En contraste, los rivales de Israel en el mundo árabe sufren de una gran debilidad. Sus estancadas sociedades todavía lidian con el desafío de la modernidad tal como lo indican los disturbios en el mundo árabe. Su capacidad para desafiar militarmente al estatus quo es limitada.

En resumen, con el tiempo Israel se ha fortalecido, mientras que sus enemigos, con la excepción de Irán, se han vuelto cada vez más débiles.

hqdefault

Imagen: Con la excepción de Irán y sus estados clientelistas, Israel se ha fortalecido militarmente mientras sus enemigos al contrario, se han debilitado.

El único desafío grave de seguridad nacional en la región es un Irán con capacidad nuclear. Tal desarrollo no solo es una amenaza directa para Israel, sino que también pudiera iniciar una cadena de proliferación nuclear, un cambio en el equilibrio de poder regional y una captura de poder por parte de los iraníes a los recursos energéticos en el Golfo y en la cuenca del Caspio. Mientras el mundo se ha vuelto más atento a las perspectivas de Israel sobre este tema, la comunidad internacional, al apoyar el acuerdo PIDAC de julio, 2015 no ha logrado detener el progreso iraní en su búsqueda de un arsenal nuclear. Es muy posible que Israel quede por propia cuenta (sola) en lidiar con las aspiraciones nucleares del Ayatolá. Afortunadamente, la obstrucción y tal vez incluso la destrucción del programa nuclear iraní no se encuentra más allá de las capacidades de Israel.

Una economía fuerte

El poderío militar y económico están relacionados y se refuerzan mutuamente. La ventaja de Israel sobre sus vecinos árabes continúa creciendo también debido a su destreza económica. La fuerte economía de Israel es el resultado de políticas económicas sabias, que hace hincapié en los valores del mercado y adaptados a la globalización. Israel es una de las economías de mercado más desarrolladas con una sustancial participación gubernamental, aunque en disminución. El principal impulsor de la economía es el sector de la ciencia y tecnología. La industria y la agricultura de Israel, a pesar de sus limitados recursos naturales, están altamente desarrolladas y son muy sofisticadas.

En reconocimiento de los logros económicos de Israel, Israel fue admitido en el 2010 a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que reúne a los 33 países más desarrollados comprometidos con la democracia y la economía de mercado.

Después de años de tasas de crecimiento anuales por encima del 5%, la expansión económica se ha estado desacelerando. En el 2016, el crecimiento fue del 4% y en el 2017 fue del 3,4%. Sin embargo, la proyección a largo plazo para el 2020 es del 4.1%. Israel también logró reducir su relación deuda/PIB del 100% en el 2002 al 74% en el 2012 y al 61,9% en el 2017. El pronóstico es de una  continua disminución, mientras que la mayor parte del mundo experimenta una tasa creciente. El déficit presupuestario y el desempleo en Israel en el 2012 fueron del 4,2% y del 6,9% respectivamente. En el 2016, las cifras respectivas fueron de 2.5 y justo por encima del 4%. Estas cifras son mucho más bajas que el promedio de la OCDE. De hecho, todas las instituciones económicas internacionales tales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial elogiaron el desempeño económico de Israel y expresaron confianza en su viabilidad a largo plazo.

Israel también es un lugar atractivo para los inversionistas extranjeros, particularmente en el área de alta tecnología. Los puntajes de los principales fabricantes estadounidenses, incluyendo a corporaciones tales como General Electric, General Motors, Microsoft, IBM, Google, Apple y otros, poseen centros de investigación y desarrollos en Israel. Unas 300 empresas estadounidenses de alta tecnología tienen presencia en investigación y desarrollos en Israel y muchos empresarios extranjeros invierten y/o adquieren empresas israelíes de alta tecnología. Israel es líder mundial en el diseño de microchips, algoritmos de red, instrumentos médicos, manejo del agua y desalinización, agricultura, defensa antimisiles, guerra robótica y vehículos aéreos no tripulados. La integración exitosa en una economía globalizada también atestigua el hecho de que Israel no está aislado en la comunidad internacional, un tema que es discutido a continuación.

Israel posee la tasa más alta de títulos universitarios en comparación a la población mundial. Israel produce más documentos científicos per cápita que cualquier otra nación por un amplio margen, así como también una de las tasas de patentes per cápita más altas registradas. Lo más importante es que el 4,5% de su PIB es destinado a investigaciones y desarrollo, la tasa más alta del mundo.

La robusta demografía de Israel, una tasa récord de fecundidad en los países occidentales de tres nacimientos por mujer, provee la dirección para su economía. Además, el gobierno de Israel desarrolla programas para capacitar mejor a los árabes y a los sectores ultra-ortodoxos para incrementar de esta manera su participación en la fuerza laboral de Israel. La mano de obra calificada adicional es un elemento importante en el crecimiento económico. Además, los hallazgos de gas natural en la zona económica de Israel en el Mediterráneo permiten a Israel mejorar su viabilidad económica y lograr su independencia energética.

El crecimiento económico sostenido requiere de políticas económicas responsables y la capacidad de resistir las demandas populistas. Hasta ahora, los líderes políticos de Israel han enfrentado este desafío y existen indicios que el sistema político ha internalizado la necesidad de continuar con dichas políticas.

A pesar del notable progreso económico, el PIB per cápita de Israel en el 2016 es de $37.292 (menos que la mayoría de los países occidentales), lo que deja margen para mejoras adicionales. Sin embargo, la economía israelí de $318.700 millones en el 2016 es mayor que la de todos sus vecinos inmediatos combinados. Además, la economía en expansión de Israel puede permitirse desembolsos de defensa más grandes para enfrentar sus desafíos de seguridad nacional y los recursos para asegurar continuas investigaciones y desarrollos para ganar futuras guerras.

Una sociedad fuerte

La gente que representa a Israel como una sociedad profundamente dividida, una sociedad dividida en tribus separadas, está errada. De hecho, la cohesión social en Israel es mayor que nunca. La mayoría de las divisiones sociales en Israel han sido tratadas creando así una sociedad mucho más fuerte. Esta es una buena noticia para la capacidad de la sociedad israelí en resistir las pruebas inevitables de un prolongado conflicto a futuro.

Significativamente, el mordaz debate ideológico sobre el futuro de los territorios adquiridos en 1967 ha terminado. El Sinaí que fue intercambiado por un tratado de paz en 1979, los Altos del Golán que fueron anexados de facto en 1981 y Gaza que fue evacuado en el 2005, ya no son motivo de disputa. Más de dos tercios de los israelíes se oponen a cualquier concesión territorial en los Altos del Golán. La guerra civil en Siria solo ha solidificado tales posturas.

Respecto a Judea y Samaria, existe una gran mayoría a favor de la partición, siendo este el enfoque histórico sionista. Pero grandes mayorías también insisten en retener los bloques de asentamientos, manteniendo a Jerusalén (el Monte del Templo en particular) y el Valle de Jordania. El establecimiento de una Autoridad Palestina (AP) en 1994 equivale a otra partición de facto, aunque desordenada. El escepticismo sobre la capacidad de construcción del estado de los palestinos es generalizado, pero muy pocos israelíes abogan por anexar las ciudades de Cisjordania. Además, Israel construyó una barrera de seguridad en Cisjordania en el 2002, lo que indica la determinación de retirarse de los principales centros de población palestina y marcar una futura frontera potencial.

El debate territorial actual no tiene como base el razonamiento ideológico, sino una evaluación pragmática de lo que se necesita para la seguridad de Israel y lo que es menos costoso en términos de política interna. Las expectativas de mediados de la década de los 90 para la coexistencia pacífica con los palestinos han sido reemplazadas por un consenso realista de que la paz no está a la vuelta de la esquina. La población israelí se ha reconciliado en gran medida con la idea de que Israel tendrá que vivir con las consecuencias en el futuro previsible y la mayoría de la población está dispuesta a pagar el precio de una lucha a largo plazo. La gestión del conflicto con los palestinos se ha convertido en la postura principal en Israel, por falta de una mejor opción.

Los israelíes rechazan el argumento que la continuación del actual estancamiento en las negociaciones palestino-israelíes inevitablemente constituye una dinámica demográfica que conduce a un estado binacional. La voluntad de Israel de dividir el territorio y la capacidad del sistema político para desvincularse unilateralmente de un territorio fuertemente poblado por árabes anula el argumento “demográfico”. Así como a Israel no le preocupa el número de bebés nacidos en Amman, Jordania, tampoco se le ve excesivamente preocupado por la tasa de fertilidad de la mujer árabe en Nablus, en Cisjordania.

Los israelíes entienden que, por desgracia, están encerrados en un conflicto trágico a largo plazo con los palestinos; y tienen paciencia para esperar tiempos mejores. El rechazo palestino a las propuestas de partición israelí (de Ehud Barak en el año 2000 y Ehud Olmert en el 2007) ha fortalecido la sensación de “ein breira” (no existe otra opción), lo que significa que el conflicto simplemente debe ser solucionado. Este consenso es un activo importante en términos de la capacidad de Israel para luchar en guerras futuras, si fuese necesario. Y así, las críticas de la extrema izquierda en Israel y de los observadores extranjeros respecto a la política israelí en Cisjordania pueden ser descartadas. Esta no ha resquebrajado el consenso israelí.

Similarmente, los debates sobre el régimen económico preferido de Israel han desaparecido desde hace ya mucho tiempo. Casi todos los israelíes están de acuerdo en que el capitalismo es la mejor manera de crear más riqueza. Las políticas gubernamentales en este sentido son ampliamente respaldadas. El Likud, y principalmente el Primer Ministro Binyamin Netanyahu, abogaron por una economía de mercado y han estado en el poder durante la mayoría de las últimas dos décadas.

Otra grieta social que hierve a fuego lento, la división asquenazí-sefardí, se está atenuando gradualmente. El número de “matrimonios mixtos” va en aumento, ofuscando las diferencias étnicas. Las últimas tres décadas han visto un aumento dramático en la proporción de estudiantes universitarios de origen sefardí y un crecimiento similar en las filas de los oficiales superiores de las FDI. Su número en la política municipal y nacional aumentó significativamente.

La única brecha dentro de la sociedad israelí que todavía es de gran importancia social, cultural y política es la división religiosa-secular. A pesar de los esfuerzos para mitigar las consecuencias del creciente alejamiento del sector secular de los valores tradicionales y la cultura judía, estamos en medio de un Kulturkampf (conflicto entre culturas o sistemas de valores). Sin embargo, esta situación no difiere mucho de las aflicciones en la política de identidad que enfrentan otras sociedades occidentales.

574cb1cc985f7_israelG

Imagen: La brecha principal en la sociedad israelí es la división religioso-secular.

Además, el conflicto no es entre dos bandos claramente definidos. El número de aquellos que se definen como seculares está disminuyendo (solo 40%), mientras que un número creciente de israelíes se identifican a sí mismos como tradicionalistas, en el medio del continuum secular ortodoxo. La proporción de ortodoxos en la sociedad también está creciendo. Precisamente porque existen judíos con diferentes grados de observancia y conocimiento, hay espacio para la mediación y un mínimo de entendimiento.

No todo es perfecto en la sociedad y economía israelí. Hay algo de violencia en las calles y en las escuelas; el sistema educativo tiene problemas; la brecha entre ricos y pobres es demasiado grande; la competencia económica es insuficiente; y los precios de las viviendas son demasiado altos. Sin embargo, una encuesta Gallup en el 2017 califica a Israel undécimo en el mundo en términos de felicidad. Además, más del 90% de los judíos en Israel consistentemente se sienten muy orgullosos de ser israelíes. Asignar insatisfacción y discordia a la sociedad israelí en general es simplemente definirlo incorrectamente.

Una democracia floreciente

Parte de la frustrada izquierda israelí sostiene que la democracia en Israel está en peligro. La frustración se debe al hecho de que durante más de dos décadas la izquierda no ha logrado obtener apoyo en la arena electoral para sus políticas. Sin embargo, la democracia de Israel está viva y funcionando muy bien. Es mucho más vibrante y abierta de lo que fue durante los días de la hegemonía del Partido Laborista (1948-1977). El final de la era del partido hegemónico democratizó el sistema político de Israel, permitiendo la aparición de nuevas fuerzas en el escenario político y una mayor movilidad social.

La erosión de las prácticas socialistas y la privatización de una economía centralizada contribuyeron al crecimiento de una clase media no ashkenazi. La movilidad social también ha mejorado a través de un mayor acceso al aprendizaje superior. Durante el período posterior a 1977 fueron abiertas un gran número de institutos universitarios de diversa calidad y compitieron por estudiantes y recursos con las universidades ya establecidas. Con el tiempo Israel también ha visto una influencia ligeramente menor del poder central a nivel municipal,  permitiendo así la aparición de nuevos focos de poder y un nuevo lugar para el reclutamiento de líderes.

Un componente fundamental en cualquier democracia es el sistema judicial. El ascenso de la Corte Suprema israelí a su  condición elevada actual comenzó después del declive Laboral. Fue el anterior primer ministro Menachem Begin quien alentó un papel más activo para la Corte Suprema y fue instrumental en la nominación del intervencionista Aharon Barak a la Corte Suprema en 1978. La independencia de los cuerpos policiales y el sistema judicial en Israel ha aumentado drásticamente en años recientes. El sistema judicial de Israel procesó judicialmente en forma muy audaz a un presidente, a un primer ministro y a ministros del gabinete, convirtiéndose en objeto de envidia en muchos estados democráticos. Los intentos de reducir el activismo de la Corte Suprema están en marcha a través del nombramiento de jueces más conservadores. La reparación del equilibrio entre el gobierno, el Parlamento y el Tribunal Supremo es parte de un proceso democrático.

Los medios de comunicación, el perro guardián de la democracia, fue transformado por completo después de 1977. La movilizada prensa escrita y electrónica desapareció. En su lugar, surgió una cantidad excesiva de medios de comunicación con diferentes agendas. La mayoría de los medios de comunicación escritos y electrónicos, así como también las nuevas redes sociales, son gratuitos y cumplen sus funciones como el perro guardián que observa a los políticos. También hay una mayor sensibilidad y una legislatura correspondiente para la igualdad entre la mujer y los grupos desfavorecidos.

Las FDI son un ente favorito para las críticas. Se lo acusa de tener un peso desproporcionado en el proceso de toma de decisiones y de criar el militarismo en la sociedad de Israel. Nada más lejos de la verdad. Convicciones laborales ya no son una condición necesaria para ser nombrado al cargo de jefe de gabinete. Los militares en realidad se volvieron más representativos a las tendencias demográficas y a la creciente movilidad social. Sus filas incluyen a nuevos inmigrantes, sefardíes y miembros del bando nacional-religioso, los últimos que hacen parte de la antigua élite Ashkenazi se sienten incómodos.

Después de 1977, los militares mostraron más profesionalismo y en realidad han sido más obedientes al aceptar el juicio de los líderes políticos elegidos en la toma de decisiones. El ejército se mantuvo en la sombra durante las negociaciones de los Acuerdos de Oslo de septiembre, 1993. También recomendó contra la retirada unilateral del Líbano de mayo, 2000 y la retirada de Gaza en el año 2005. Las tres decisiones estratégicas más importantes desde 1993 fueron implementadas a pesar de la falta de apoyo de las FDI, lo que demuestra que Israel no posee un gobierno militarista dominado por el ejército.

Si bien siempre existe margen para mejoras, la democracia israelí está prosperando y obtiene mejores resultados en la mayoría de los puntajes que los obtenidos en el pasado. Las quejas de la Izquierda sobre la democracia israelí son básicamente agrias, derivadas del hecho de que la sabiduría de la Izquierda ha sido rechazada por el electorado.

La arena internacional

Desde la creación del Estado de Israel, los países árabes han intentado aislarlo y negarle legitimidad internacional. Sin embargo, una revisión a las interacciones contemporáneas de Israel con la comunidad internacional muestra que Israel no está del todo aislado. La campaña internacional para boicotear, desinvertir y sancionar a Israel (BDS), iniciada por los palestinos, no ha logrado hacer mella en el estatus diplomático de Israel y en su floreciente economía y solo ha afectado marginalmente su vida cultural.

Las despiadadas críticas a Israel, particularmente a la moralmente en bancarrota Naciones Unidas, tienen poco efecto práctico en las relaciones bilaterales entre Israel y la mayoría de los estados. A finales del 2017, Israel tenía relaciones diplomáticas con 158 estados de 193 miembros de la ONU. Considerando que la mayoría de los estados árabes y otros países musulmanes no tienen relaciones diplomáticas con el estado judío, la red diplomática de Israel no puede ser mucho más amplia.

El surgimiento de un Estados Unidos victorioso al final de la Guerra Fría es un buen augurio para Israel, un valioso aliado estadounidense. Muchos países importantes decidieron mejorar las relaciones con el estado judío, que se percibía como un buen canal hacia Washington y un estado fuerte, militar, económica y tecnológicamente. El año 1992 marcó el establecimiento de relaciones entre embajadores de importantes estados como China, India, Turquía y Nigeria.

Tras su victoria en la Guerra del Golfo de 1991, Estados Unidos convocó la conferencia de Madrid en noviembre, 1991 que marcó una mayor aceptación árabe hacia el Estado de Israel. La iniciativa de paz de la Liga Árabe (2002) y la presencia de los Estados árabes en la reunión de Annapolis (2007) indican la continuación de esta tendencia. Si bien el surgimiento del Islam en la región es problemático para Israel, Egipto y Jordania aún se aferran a sus tratados de paz con Israel. Israel fortaleció sus relaciones informales con los estados árabes en el Golfo y en el Magreb. Israel conduce relaciones comerciales extensas, aunque tranquilas, con el mundo árabe, anulando gran parte del impacto del boicot económico árabe. Además, el ascenso de Irán en la política del Medio Oriente y su amenaza nuclear hace que Israel sea un aliado potencial de los moderados estados árabes sunitas.

Significativamente, las relaciones con el mundo musulmán han mejorado ya que Israel ha establecido relaciones cordiales con los estados musulmanes que surgieron de la disolución del imperio soviético en el Cáucaso y en Asia Central, tales como Azerbaiyán, Kazajstán, Turkmenistán y Uzbekistán. La identidad musulmana de sus poblaciones apenas obstaculiza las relaciones con Jerusalén en áreas importantes a sus intereses nacionales.

Los altibajos en las relaciones palestinas-israelíes tienen un pequeño impacto en la forma en que los estados conducen sus relaciones bilaterales con Israel. En realidad, los fracasos del movimiento nacional palestino y el ascenso de Hamás en la política palestina han provocado una mayor comprensión de la situación israelí. Los ataques del 11-S y el surgimiento de la organización del Estado Islámico sensibilizaron a gran parte del mundo ante los dilemas de Israel en la lucha contra el terrorismo palestino. Además, el desafío del terrorismo y el Islam radical ha empujado a muchos estados a buscar cooperación con Israel en la lucha contra el terrorismo.

Los dos estados más populosos y dinámicos en el escenario mundial, India y China, potencias mundiales en ascenso, muestran un alto nivel de amistad con Israel. Ambas son civilizaciones muy antiguas que no han estado cargadas del equipaje antisemita. Tratan al Estado judío con reverencia, viendo en Israel una antigua civilización que ha alcanzado logros notables. Israel también ha tenido mucho éxito en forjar una asociación estratégica con India.

Finalmente, los lazos de Israel con el país más importante del mundo, los Estados Unidos, han mejorado mucho desde 1973. La relación estratégica cada vez más institucionalizada es muy fuerte. Estados Unidos continuará siendo la principal potencia mundial durante un tiempo en el futuro, lo cual es muy bueno para su pequeño aliado Israel.

Es de notar que el nivel del apoyo público estadounidense a Israel se ha mantenido extraordinariamente estable durante las últimas cuatro décadas, en torno al 65%. Esto también se traduce en apoyo del Congreso y se mantiene independiente de cualquier lobby o antecámara judía. Incluso el uso de la fuerza por parte de Israel, criticada en muchas partes del mundo, es bien aceptada y se lo ve similarmente a la forma de combatir guerras por los estadounidenses.

Los eventos de la “Primavera Árabe” también han fortalecido el estatus de Israel como aliado estable y confiable en una región cargada de incertidumbre. El gobierno de Netanyahu sobrevivió con relativamente muy poco daño por la administración del anterior presidente Barack Obama y ha vivido para ver cómo el Presidente Donald Trump traslada la embajada estadounidense a Jerusalén. Afortunadamente, esta medida será emulada por otros estados, otorgándole mayor legitimidad internacional a Israel.

Conclusión

A pesar de que no todo es perfecto en la Tierra Santa, el vector del tiempo de Israel parece verse muy positivo. Israel es una democracia próspera y dinámica que mantiene una fuerte cohesión social interna. Paralelamente, el estatus internacional de Israel ha mejorado y el apoyo a Israel en los Estados Unidos, su principal aliado y el principal poder hegemónico en los temas internacionales, sigue siendo muy alto. Además, el estado judío es ampliamente reconocido como una realidad arraigada incluso por los estados árabes y musulmanes. Israel ha construido una poderosa maquinaría militar que puede ponerle freno a todas las amenazas regionales. Las FDI siguen siendo el ejército más capaz de la región, con la motivación, el equipo y el entrenamiento para superar las capacidades de cualquier retador regional. Solamente, un Irán con capacidad nuclear sería un cambio negativo en la ecuación estratégica y todo debería hacerse para prevenir que este desarrollo suceda.

Las discontinuidades en el tema suerte en lo político, social y económico de Israel son muy poco probables. Esto significa que el tiempo está de parte de Israel. El espíritu de la época, que enfatiza la democracia y los valores del libre mercado, también favorece a Israel, en oposición a sus opositores musulmanes. Estos permanecen involucrados en una gran crisis socioeconómica y política.

A sus 70 años, Israel es una gran historia de éxito. Si continúa con sus prudentes políticas nacionales y externas y sigue exitosa en su transmisión de un carácter distintivo sionista a las generaciones futuras, su futuro de ve brillante. Si bien la paz con todos los vecinos de Israel es algo deseable, esa eventualidad no es una condición necesaria para la supervivencia o la prosperidad de Israel a mediano o a largo plazo.

 

Efraim Inbar es compañero escritor de Ginsburg-Ingerman en el Foro Medio Oriente y preside el Instituto de Estudios Estratégicos de Jerusalén (IEEJ).

Traducido por Hatzad Hasheni y publicado originalmente en https://www.meforum.org/ articles/2018/the-future-of- israel-looks-good

 

 

 

 

Comentarios

Recientes

Artículos Relacionados

Donaciones

 

En “Hatzad Hasheni” seguimos produciendo contenidos verdaderos y confiables para que te sigas sintiendo orgulloso de lo que eres…

¡Ayúdanos ahora con tu donación!

¡Súmate al proyecto que modifica percepciones!

CLICK AQUI PARA DONAR

Gracias por donar en este importante proyecto de diplomacia publica.