Del “lobo solitario” al “lobo conocido”: El papel que genera el “combustible cultural” junto a las “motivaciones personales” – Por Dr. Irwin J. Mansdorf

  • Los ataques al estilo “lobo solitario” continúan presentando tanto desafíos estratégicos como teóricos prácticos junto a la naturaleza de las acciones individuales creando dificultades a fin de construir un “perfil” relevante para todas las situaciones. Sin embargo, una mirada más estudiada a estos atacantes mostrará que muchos de ellos son atacantes en espera y realmente “lobos conocidos” en lugar de “lobos solitarios”.
  • Se siguen ofreciendo explicaciones político-ideológicas por las acciones terroristas del así llamado lobo solitario. Los seguidores de cualquier ideología particular se resisten a considerar explicaciones alternas o adicionales, a pesar de las evidencias. La identificación de los “lobos conocidos” debe estar guiada por consideraciones empíricas y no estrictamente ideológicas.
  • La cultura palestina continúa venerando los ataques violentos contra judíos e israelíes y ha apoyado política y culturalmente un sistema que refuerza tales comportamientos. Si bien esta atmósfera provee combustible para los “lobos conocidos”, los subgrupos específicos dentro de la población árabe palestina no han participado en actividades terroristas.
  • La evidencia sugiere que muchos de los atacantes como “lobos conocidos” sienten ser motivados por factores personales, psicológicos o sociales y que el involucrarse en actividades terroristas les sirve como cobertura funcional para estos temas en lugar de ser únicamente un impulso con bases ideológicas.
  • Puede ser que los factores desencadenantes personales sean la clave para comprender el por qué ciertas personas son más propensas a responder al combustible de la incitación cultural y, por lo tanto puede ser sean “identificados” antes de que suceda un ataque.
  • En general, aunque los factores de riesgo en los ataques pueden ser identificados, también es importante identificar los factores de protección, lo que reduciría la probabilidad de que se produzcan tales ataques.
  • Al examinar las acciones terroristas del lobo conocido, es prudente considerar todas las pruebas y adoptar un enfoque neutral en lo referente a la ideología para analizar cada ataque. Comprender los factores desencadenantes personales ayuda a entender qué personas tienen más probabilidades de responder al combustible cultural y político que la sociedad palestina respalda.

Del “lobo solitario” al “lobo conocido”

Cuando un individuo solitario árabe palestino de 37 años de edad, conocido tanto por la comunidad israelí local y por las fuerzas de seguridad como un individuo amigable, que no es una amenaza y quien lleva buenas relaciones con todos, sacó una pistola y mató a tres israelíes en Har Adar en septiembre de 2017 muchas preguntas que desafiaron el pensamiento tradicional sobre quién era entonces un terrorista potencial. Si este individuo, que aparentemente no encajaba dentro del “perfil” de un posible terrorista, cometió tal acto, ¿existe alguna forma de predecir con exactitud tal comportamiento? Yendo más al grano, ¿existe alguien en quien uno pueda confiar que no sea un atacante en potencia?

El fenómeno del “lobo solitario” sigue planteando desafíos extraordinarios a las fuerzas de seguridad y se ha convertido, tal como dijo Charles Krauthammer, en la “nueva pesadilla”. Rigurosamente menos estudiado que el terrorismo organizado, representa una “privatización” del terrorismo que puede ser llevado a cabo literalmente por cualquiera y casi siempre en cualquier momento, por lo tanto, la dificultad en una detección temprana y su prevención. La sabiduría convencional entre la derecha política israelí habla consistentemente de “incitación” como el elemento crítico por las explicaciones del terrorismo, incluyendo los ataques al estilo lobo solitarios. Entre la izquierda política, los conceptos más amplios de “falta de progreso” hacia la paz y “frustración” parecen ser los más utilizados. Pero a pesar de la causa, estos ataques siempre son tratados con reverencia por la prensa árabe palestina y en las organizaciones e instituciones palestinas, donde los atacantes son aclamados como héroes nacionales y sus familias, así como los prisioneros son recompensados ​​financieramente.

Es precisamente esta aceptación social, refuerzos conductuales y estatus lo que, tal como señala Zuhdi Jasser, da como resultado estos casos de lobos “conocidos” en lugar de lobos “solitarios”, ya que cada miembro de la sociedad está expuesto a estos factores y, por lo tanto, en convertirse en un “lobo” potencial. “Pero tal como se demostró en un estudio anterior, algunos jóvenes árabes palestinos sienten que todos los perpetradores de ataques sufren de algún tipo de angustia psicológica o social personal que, de ser cierto, indicaría que estos individuos están en mayor riesgo y por lo tanto son más “conocidos” en llevar a cabo un ataque. Sin embargo, aunque esa angustia puede predisponer a estas personas a llevar a cabo ataques, puede no ser la “causa” verdadera del ataque. Sin el combustible del apoyo cultural, los factores desencadenantes probablemente encontraran otra salida u objetivo. De esta forma, los atacantes pueden encajar en la descripción de Yossi Kuperwasser como si fueran los primeros brotes de las palomitas de maíz que aparecen dentro del microondas. Sin embargo, mientras la descripción de Kuperwasser habla de “granos” de palomitas que brotan aleatoriamente, donde cada individuo está potencialmente sujeto al mismo comportamiento, pudiendo ser los que hacen susceptibles los factores (que pueden incluir angustia personal y psicológica) que “resaltan” primero y caen luego a la categoría del “lobo conocido”.

Factores relacionados con los ataques terroristas del lobo conocido:

– Incitación y apoyo cultural

– Estancamiento político

– Frustración popular (civil)

– Refuerzo de la sociedad como héroes

– Beneficios materiales para la familia

– Angustia personal

Si bien cada factor lleva consigo una base ideológico-política (es decir, la derecha se enfoca en la incitación como el factor principal, la izquierda en la frustración política, la burocracia palestina en el orgullo nacional e islámico) puede que haya en realidad múltiples e interactivas fuerzas en juego. Pero, similarmente a los incidentes del “atacante activo” al estilo lobo solitario alrededor del mundo, también es posible que estos comportamientos estén asociados periféricamente a motivos políticos o nacionalistas y se les atribuyen tales motivos solo después del hecho. Spaaij señala que para ser clasificado como “terrorismo”, el objetivo principal de las acciones del atacante debe ser ideológico o estar de alguna manera políticamente motivado y no por otras razones personales. En el ámbito del terrorismo árabe palestino, puede ser útil observar dos grandes elementos en acción. Primero, un “combustible” de aceptabilidad cultural y de veneración hacia los que llevan a cabo los ataques. Segundo, un “gatillo” que active el combustible y que resulta en un ataque verdadero. Si bien no todas las acciones globales de los lobos solitarios (como los “francotiradores activos”) necesariamente siguen esta lineal estructural, el terrorismo del lobo solitario palestino muy ciertamente casi que es así, con la presencia de un fuerte “combustible” ideológico casi omnipresente en la sociedad en general que actúa como un factor contribuyente. Este combustible puede llegar a encenderse por factores que colocan a un individuo “en riesgo” (“conocido”) por este comportamiento y reforzar las acciones, a pesar de las intenciones personales de los atacantes.

¿Quién se encuentra en riesgo de presentar el comportamiento del “lobo solitario”?

Tal como se señalara en un documento anterior, para entender plenamente la dinámica del terrorismo del lobo solitario árabe palestino, es necesario examinar no solo quién comete tales ataques, sino también quién no los realiza. Por ejemplo, hasta el ataque del 14 de julio de 2017 en el Monte del Templo, se han producido pocos casos de ciudadanos árabes israelíes que hayan estado implicados en acciones de terrorismo, si es que hubo alguno. Además, parece ser que cuando estos ataques han ocurrido, están más relacionados con factores islámicos mayores que con el nacionalismo palestino. De hecho, cuando se producen ataques por parte de ciudadanos israelíes, la rareza del fenómeno conduce a razones de motivo, a diferencia de la violencia palestina tradicional más común, donde se supone que el motivo es nacionalista. Las investigaciones de otro ataque por parte de un árabe israelí mostró de manera similar que los motivos para ello fueron amplios factores islámicos en lugar de estos estar basados ​​en el nacionalismo; este es un hallazgo que respaldaría la idea de que aquellos individuos que se suscriban a esta ideología serían más “conocidos” como atacantes potenciales.

Otro sub-grupo que históricamente no se ha visto involucrado en ataques son los palestinos con permisos de trabajo. Si bien el atacante de Har Adar poseía su permiso para trabajar, esto fue una excepción notable a la falta de actividades terroristas en esta población, aparentemente haciendo de este grupo menos “conocido” de llevar a cabo un ataque.

Aunque los árabes de Jerusalén no requieren permisos de trabajo, estos de hecho han estado involucrados en ataques terroristas. Sin embargo, lugares de trabajo importantes e integrados con grandes fuerzas laborales árabes palestinas, particularmente hoteles y hospitales, así como también supermercados y restaurantes, nunca han sufrido un ataque terrorista perpetuado por sus empleados, a pesar de la presencia de medios para ello (cuchillos) y demás oportunidades (judíos israelíes y turistas).

Legítimamente se pueden plantear preguntas sobre el por qué aquellos empleados en estos lugares particulares, árabes israelíes y palestinos con permisos de trabajo, en general no se han visto involucrados en terrorismo. ¿Apunta la ausencia de “combustible” (es decir, incitación) a la ausencia de terrorismo en estas poblaciones o tal vez significa que ciertos “desencadenantes” no están presentes para encender tal combustible? Los desencadenantes pueden ser personales, como la angustia psicológica o social individual, o pueden ser ambientales, como una señal o mensaje en las redes sociales, o un “silbido para perros” de los líderes políticos para que actúen. Sin embargo, cuando el disparador es activado, ¿será mucho más probable que aquellos (“conocidos”) con mayor concentración de “combustible” sean los que reaccionen?

A pesar de la presencia del “combustible” cultural, el concepto de “factores de protección frente a factores de riesgo” también puede ser relevante en esta situación. Los factores de riesgo (tales como el haber sufrido el asesinato de un pariente por las fuerzas israelíes) son asociados a una mayor probabilidad de que ocurra una situación; los factores de protección, tales como el empleo en un entorno árabe-judío, son características que disminuyen esa probabilidad. La identificación del riesgo potencial frente a los factores protectores puede ser importante para determinar quién será un “lobo conocido”.

¿Se encuentran los “lobos solitarios” psicológica o socialmente afligidos más allá de sus posibilidades?

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Imagen: Jóvenes atacantes en la “intifada del cuchillo” 2015-2016. A la derecha: Hilwa Salim Darwish; Diyaa Abdul Talahmeh; Fadi Aloun; Muhannad Halabi

Aunque decir que un atacante estilo “lobo solitario” tiene problemas personales puede parecerle lógico y obvio a algunos, atribuirle tales motivos como factor de estos ataques están supeditados por constricciones políticas tanto de derecha como de izquierda. En la derecha, ese razonamiento es rápidamente descartado y atacado como excusa al terrorismo a través de lo que algunos, como la vicecanciller Tzipi Hotovely, consideran que los medios de comunicación utilizan un “lenguaje metafórico”, lo que provee una coartada para acciones de incitación intencional en la sociedad palestina.

Por otra parte, ‘El Atestiguar Estas Reacciones’ por Michael Waltzer a ‘Las Explicaciones Psicológicas del Comportamiento Terrorista’ (por Avner Falk). Este habla de tales explicaciones simplemente como “excusas izquierdistas al terrorismo” y opta por desestimar lo psicológico y centrarse únicamente en lo político.

“Tal vez los psicólogos tienen algo que decir en nombre del entendimiento. Pero la única respuesta política a los fanáticos ideológicos y guerreros santos suicidas es una oposición implacable.

“La izquierda, tal como lo señala Seth Frantzman, también puede minimizar los motivos personales y centrarse únicamente en temas ideológico-políticos tales como la “falta de diversidad” en la explicación de las acciones terroristas.

“Esta es la lógica que apuntala el por qué nuestra sociedad siempre simpatiza y excusa a los terroristas asesinos en serie. ¿Puede alguien imaginarse a un individuo dando un discurso en el Congreso diciendo que, el que no haya hombres blancos sureños en el cine hará que estos se unan al Ku Klux Klan? No todos los alemanes fueron representados positivamente, ¿luego tienen estos que unirse a los nazis? ¿Por qué si no hay suficientes actores coreanos representados en el cine en el Reino Unido, los coreanos no se convierten en “extremistas”?

Para ilustrar la minimización de otras explicaciones ideológicas y políticas, aquí presento otra perspectiva izquierdista (el Trabajador Socialista del [R.U.]) en referencia a un ataque terrorista en Gran Bretaña quien se enfoca en la reacción al ataque por parte de la Primera Ministra Theresa May como peor que el propio ataque: “Las medidas específicas que May propuso desde el ataque de Londres son aún más impactantes que su retórica racista: mayor vigilancia a las comunidades árabes y musulmanas, regulación más estricta de internet, escalar aun más en la guerra contra ISIS en el Medio Oriente, incluso nuevas leyes para” prohibir el burka “y despojar a los terroristas convictos de su ciudadanía… Esto producirá las condiciones exactas que llevan a algunos individuos entre los perseguidos en Gran Bretaña a arremeter, en desesperación y amargura, con nuevos actos de terrorismo, ya sea que estén coordinados con fuerzas reaccionarias islamistas tales como ISIS o no.

Incluso cuando un análisis convincente del terrorismo por parte del lobo solitario es presentado por escritores progresistas, tal como en una presentación de la ACLU por Matthew Harwood, las conclusiones y lecciones a aprender parecen ser políticas, es decir, evitan violar los derechos civiles individuales de los musulmanes.

En la sociedad árabe palestina, las explicaciones públicas siempre son atribuidas a motivos nacionalistas y los actos terroristas casi nunca (excepto en el caso de ataques particularmente atroces) son condenados públicamente (aunque se producen condenas individuales “extraoficiales”). Esto no ha impedido que el escalón político israelí demande repetidamente tal condena, a pesar de que la condena incondicional (en oposición al “terrorismo de ambas partes”) generalmente nunca ocurre. La prensa palestina tiende a centrarse en la victimización de los palestinos como consecuencia de estos ataques en lugar de condenar el ataque en sí mismo.

Vemos de esta manera, que existe una tendencia en vincular el terrorismo que vira hacia la derecha a una agenda política, la vinculación izquierdista del terrorismo con una agenda social y la vinculación política palestina al terrorismo con el martirio y el heroísmo. En ninguna parte de estos marcos ideológicos se considera la angustia psicológica o personal u otros factores conductuales-sociales. Si bien el componente ideológico es, por supuesto, importante, este es solo una parte de la imagen e ignorar otros factores potencialmente relevantes reduce efectivamente las posibilidades de identificar al “lobo conocido”.

El dilema de los estudios psicológicos sobre el tema del terrorismo

Los académicos e investigadores deben ser capaces de presentar explicaciones por los ataques al estilo lobo solitarios, que pueden ser estudiados y considerados sin verse envueltos en ninguna controversia política. Tales explicaciones en un estudio científico no son opciones “del es, o no es” y el factor psicológico puede coexistir dentro de un marco político. Esto a menudo es difícil de presentar, con cualquier descripción que incluya factores psicológicos erróneamente criticados tales como intentos de “normalizar” o “explicar” el comportamiento de un atacante y, por lo tanto confrontado con burlas y desconcierto. Las razones detrás de los ataques terroristas por parte del lobo solitario se ven cada vez más como variadas y que adoptan el enfoque de “una acción habla por todas las demás” puede ser algo conveniente política o ideológicamente, pero también puede ser inexacto científicamente. Cuando se trata del “lobo solitario” que se convierte en el “lobo conocido”, la regla estándar es una labor en progreso, con casos nuevos que arrojan luz sobre factores no siempre considerados previamente. Verse atrapado en una burbuja ideológica nubla la comprensión que aporta la tal nueva información.

El ataque en Har Adar, donde un individuo aparentemente “normal” llevó a cabo el asesinato de tres israelíes es una de tales presentaciones. A pesar de la apariencia y el comportamiento que los residentes de Har Adar le atribuyeron al atacante, los informes afirman que estaba acosado por serios problemas familiares, en los que su propia esposa lo abandonó unas semanas antes. Más importante aún, el atacante se diferenciaba de otros lobos solitarios en que no transmitía sus puntos de vista extremistas a otros en sus inmediaciones sociales aledañas. Si bien estas observaciones aún no han sido verificadas de manera definitiva, la aparente “normalidad” del atacante ha creado otra serie de críticas por parte de quienes consideran que cualquier componente psicosocial es un manto ilegítimo de una actividad terrorista.

Fuese o no que el atacante suicida en Har Adar, muerto en el ataque, tenía motivos personales es una pregunta clínica que no puede responderse fácilmente sin una información mucho más definitiva, pero lo que está claro es que cualquiera sea el motivo detrás del ataque, será utilizado por cada ideólogo y bando político para sus propios fines e intereses. Ya sea que la intención sea nacionalista o no, los medios y funcionarios palestinos definirán el ataque como “martirio” y declararán al atacante como héroe nacional. E incluso si se demostró que el ataque es un vehículo para definir algún agravio personal no relacionado con el nacionalismo, otros lo declararán de otro ejemplo en el cómo la provocación incita al terrorista palestino o cómo las condiciones desesperadas alimentan la violencia.

Sin embargo, el denominador común que no puede ser ignorado en casi todos los ataques estilo lobo solitario árabes palestinos es el factor cultural de apoyo hacia estos ataques, con un elemento religioso fuerte y casi romántico de “istishihad” [martirio voluntario, que no produce dolor después de la muerte]. Esto es cierto ya sea que el atacante lo haya pensado o no, ya que la sociedad en general apoyará inevitablemente el ataque y el atacante servirá como modelo para futuros nuevos atacantes.

Lo que parece estar claro en crear a “lobos conocidos” es lo siguiente:

– La promoción del liderazgo y la aceptación social de narrativas falsas y racistas respecto a los judíos e Israel (véase los “pilares” de Kuperwasser) son multifacéticos y ampliamente aceptados en la sociedad palestina.

– Este comportamiento, junto al refuerzo manifiesto y el elogio por los atacantes, crea una atmósfera cultural (el “combustible”) que apoya la violencia en contra de los israelíes.

– Mientras que los subgrupos específicos de árabes palestinos son más propensos a llevar a cabo ataques terroristas estilo lobo solitario; ciertos subgrupos de palestinos nunca han llevado a cabo ataques terroristas, a pesar de los medios y las oportunidades para ello y a pesar de estar expuestos a narrativas de incitación. Pueden existir factores protectores “conocidos” operativos en estas poblaciones que deberían ser identificados.

– Existe evidencia de que los lobos solitarios llevan consigo un mayor nivel de angustia psicológica y/o social. Esto puede ser considerado como un factor de riesgo potencial.

– El lugar juega un papel en las probabilidades de violencia. Los árabes palestinos en Jerusalén, Judea y Samaria son más propensos o “conocidos” a ser violentos que aquellos que residen en el Israel propiamente dicho con ciudadanía israelí.

Una posibilidad alterna: Aprovechamiento del terrorismo por parte del lobo solitario

La evidencia parece mostrar que los “lobos solitarios” pueden adaptarse a diferentes perfiles. Una posibilidad (políticamente incorrecta para la derecha) es que el comportamiento es un medio de actuación socialmente aceptable que se encuentra mucho más relacionado con la psicopatología u otros temas socio-personales que con el impulso ideológico. A veces, esto puede ser mal utilizado y mal aplicado a la vez, tal como en el caso de la balacera en Fort Hood por alguien que se encuentra claramente motivado por ideas islamistas siendo este etiquetado como “violencia en el lugar de trabajo”. Pero otros casos de aparentemente “buenos chicos” que continúan cometiendo actos atroces demuestran que tal comportamiento no siempre es solo dentro del ámbito de lo ideológico, sino que también pueden hallarse en el área del comportamiento criminal o psicopatológico. Desde asesinos en serie, hasta individuos con problemas personales hasta ahora desconocidos, hasta gente común que pudieran muy bien ser nuestros vecinos, los casos de personas que cometen actos violentos sin previo aviso no son infrecuentes.

Para complicar esta imagen del terrorismo palestino nos encontramos con el auto-sacrificio predecible que se produce al atacar a las fuerzas de seguridad junto a un comportamiento similar al fenómeno conocido como “suicidio al incitar a los cuerpos policiales y de seguridad” con al menos uno de tales intentos (infructuosos) detrás del presunto ataque “terrorista” de una mujer árabe israelí. Otros ataques por parte de mujeres palestinas en los que han sido o pudieran haber sido asesinadas han sido atribuidos a los intentos de expiación por las transgresiones socio-religiosas, tales como tener una relación adúltera, quedar embarazadas fuera del matrimonio etc.

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Imagen: ¿Suicidarse incitando a los cuerpos policiales? La policía apunta sus armas a una mujer árabe israelí armada con un cuchillo en la estación de autobuses de Afula

Si, tal como lo sugieren las evidencias, los lobos solitarios árabes palestinos poseen un mayor grado de angustia psicológica y social, puede ser que sus ataques tengan un propósito funcional que encaje bajo el manto de un acto noble e ideológico. Funcionalmente, estos actos pueden ser suicidas, pero las prescripciones culturales contra este comportamiento y la vergüenza que enfrentarían sus familias les impide quitarse la vida. Sin embargo, es importante y altamente crítico señalar que esto no niega la influencia contribuyente central de los factores referidos como “incitación”. La aceptación social de la antipatía hacia los judíos (e israelíes) y la aprobación de la violencia como un medio de “resistencia” y de rectificar las injusticias percibidas puede hacer que el aprovecharse del terrorismo sea el vehículo perfecto para los atacantes con agravios puramente no-ideológicos.

Entre los palestinos, las tasas de suicidio son un problema, con datos que muestran tasas similares a las de la sociedad occidental. Algunos intentan atribuirle esto a la “desesperación que ocurre por causa de la ocupación”, aunque el fenómeno parece estar alimentado por problemas psicológicos y disputas familiares. Las tasas de asesinatos también son reportadas por la Autoridad Palestina y en la medida en que estos datos llegan a ser confiables, tales actos informaron de 54 homicidios en el 2015. Y si bien, tal como se mencionó anteriormente de que los árabes israelíes no han participado en actividades terroristas, estos representan el 59% de los asesinatos en Israel (casi tres veces su participación en la población). Es de suponer que ninguno de los asesinatos denunciados por la Autoridad Palestina o Israel en relación con los árabes tiene bases ideológicas o se les considera vinculados al terrorismo.

La presencia de un manto ideológico para justificar un acto violento puede ser conveniente, pero con todas las probabilidades, la sola ideología no es el único motivo, ni siquiera el principal, cuando los temas criminales, psicológicos o sociales son una fuerza importante que impulsa el comportamiento. Sin la capacidad de “salvar el pellejo”, es posible que el acto no se haya llevado a cabo, pero también es posible que simplemente sea parte de las estadísticas mundanas de otros comportamientos delictivos, tal como fue señalado anteriormente. Para los casos en que los problemas psicológicos o la angustia personal o familiar determinan el comportamiento, ser visto como un mártir puede ser un beneficio adicional, pero no la principal razón para cometer el acto. Reconocer esta posibilidad no disminuye la necesidad de llamar y condenar los mensajes culturales consistentes en la sociedad árabe palestina que han existido durante mucho tiempo, lo que ha creado una atmósfera donde se acepta la violencia contra los judíos. Sin embargo, para analizar y abordar con precisión el problema, la ciencia y no la ideología debe ser el factor determinante. Algunas veces hay excepciones a la regla, mientras que otras veces la excepción es precisamente la regla.

El apropiarse del comportamiento de un individuo para un determinado propósito político es un hecho que sucede, ya sea este de derecha, de izquierda o desde la propia fuente del terrorismo. Por ejemplo, en la balacera de Las Vegas en el Hotel Mandalay, perpetrado por un “lobo solitario” no musulmán, ISIS rápidamente se atribuyó el mérito de la acción, aunque el FBI negó cualquier conexión. Curiosamente, ISIS al reclamar responsabilidad por el hecho le permitió a la izquierda señalar de que existen más hombres blancos que musulmanes involucrados en los ataques con armas de fuego y el derecho a hablar más sobre los peligros que estos presentan a los musulmanes en los Estados Unidos. En el caso de la balacera en una iglesia en Texas el 5 de noviembre de 2017 en Sutherland Springs, el atacante Devin P. Kelley, tenía un historial de salud mental muy serio y fuerte con antecedentes documentados de violencia, incluso habiendo escapado de un hospital psiquiátrico. Esto no impidió que ambos lados del debate sobre el control de armas opinaran respectivamente a pesar del buen “conocido” comportamiento del perpetrador y la revelación de que fue un error del informe (y no una política fallida) que erróneamente le permitió comprar armas legalmente. La ideología a veces también deja de lado consideraciones prácticas en la sociedad palestina. En una entrevista reciente en la televisión palestina, un funcionario afirmó que los menores de edad palestinos cometen actos terroristas no para lastimar necesariamente a los israelíes, sino principalmente para mejorar su estatus dentro de la sociedad.

En resumen, las evidencias y la realidad a menudo van en desacuerdo con las interpretaciones ideológicas o políticas que son comunes luego de estos actos de violencia, incluyendo los actos de terrorismo.

Pasar del observar al “lobo solitario” a identificar al “lobo conocido” puede requerir de un examen muy amplio de las caracterizaciones más amplias que tienen sus bases dentro de la ideología comunes tras estos ataques. Si bien siempre existe “combustible” en juego (tal como la incitación social) al considerar otras evidencias empíricas, incluyendo evidencias de “factores desencadenantes” psicológicos, sociales y personales, en última instancia ayudará a identificar a los que deberían ser “conocidos” como potencialmente responsables de llevar a cabo estos ataques.

 

 

Irwin J. (Itzjak) Mansdorf, PhD., es psicólogo clínico y miembro del Centro de Asuntos Públicos de Jerusalén. Dirige el programa de estudios árabe-Israel del centro para estudiantes universitarios

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