Las acciones de EE.UU., incluyendo los recortes presupuestarios y la cancelación del reconocimiento del derecho de retorno, pueden conducir a una crisis humanitaria y a una Intifada. Sin embargo, una conducta apropiada, que incluya una movilización de la comunidad internacional, es probable que conduzca a la recuperación económica y a arreglos en temas de seguridad.
Los recortes presupuestarios para los palestinos, la UNRWA y el anuncio del gobierno en Washington que no reconoce el derecho de retorno son bendecidos porque van a forzar tanto a la Autoridad Palestina, y a ambas organizaciones, el Hamás y la OLP, a adoptar un pensamiento más práctico sobre un acuerdo permanente para el conflicto, y tal vez incluso los fuerce a calcular una nueva ruta y los lleve a la mesa de negociaciones con un paradigma más cercano a lo que puede ser aceptable para Israel.
Pero junto con las posibilidades de estos movimientos de Washington, primero debemos reconocer los riesgos. La presión económica como resultado de los recortes en el presupuesto de la UNWRA provocará una casi segura crisis genuina en la población de Gaza y, en menor medida en Cisjordania. Además, la respuesta de la dirección palestina ante la declaración de Trump, omite la base de la legitimidad internacional exigida alrededor del “derecho de retorno” lo que encenderá casi por seguro las calles en Gaza y en Cisjordania, especialmente en el contexto de la lucha de sucesión por el liderazgo que pronto aparecerá.
Por lo tanto, si Washington, Israel y quizás el Cuarteto también quieren aprovechar los recortes presupuestarios y la cancelación del derecho de retorno para lograr un resultado positivo, el proceso debe implementarse gradualmente y se deben agregar medidas económicas complementarias.
Los fondos que los palestinos reciben directamente o a través de la UNWRA, Washington debe reducirlos gradualmente en más de 3-4 años para permitir que las medidas económicas complementarias, que se llevarán a cabo en el campo tengan efecto, y para darles a los palestinos en la Franja de Gaza y Judea y Samaria fuentes de empleo y la sustitución de los ingresos. De lo contrario, los recortes en los presupuestos llevarán a una crisis humanitaria en la Franja de Gaza, una situación que Israel tiene un interés diplomático y de seguridad de primer orden, para evitarlo. Tal crisis conducirá a tensiones de seguridad que Hamás iniciará o arrastrará, y el resto es conocido.
Un proceso similar puede producirse también en Cisjordania. Habrá una crisis humanitaria, pero el paro empeorará aún más y eso alentará un malestar que ya va burbujeando bajo la superficie. Comenzarán manifestaciones en las calles y el resto es historia. Podría terminar en una mini-intifada, o en una Intifada completa.
Todo esto se puede evitar si el gobierno de Washington declara que el recorte de fondos se hará de forma gradual y se lleva a cabo un programa paralelo de inversión económica y se construyen obras de infraestructura en energía, agua, salud y educación, en Gaza y en Cisjordania, para reemplazar los fondos recibidos por los palestinos a través de la UNRWA y otros factores internacionales. Indirectamente, ese “Plan Marshall” para la Franja de Gaza y Cisjordania podría fortalecer la motivación palestina para resolver pacíficamente el conflicto y crear procesos internos que lo permitan.
En este contexto, la abolición del reconocimiento estadounidense del derecho al retorno no provocará una agitación tan feroz. Las medidas económicas complementarias deben tomarse inmediatamente en paralelo con el anuncio de la implementación gradual de recortes presupuestarios y donaciones a los palestinos. En Bruselas, una conferencia de donantes a Gaza está programada para el martes. Esta es una excelente oportunidad para establecer un consorcio internacional (incluidos con los países árabes) que también supervisará que las inversiones el Hamás no las canalice hacia el ala militar, y que el sistema educativo palestino no educará contra la incitación.
Israel será un socio activo en el consorcio, pero no como un miembro de pleno derecho, sino más bien como un facilitador. En otras palabras, el gobierno israelí no lo financiará ni lo implementará directamente, sino que hará todo lo posible para garantizar que la implementación se lleve a cabo rápidamente a través de nuestros puertos y cruces bajo nuestro control.
El asesoramiento profesional, de ingeniería y seguridad para el consorcio internacional es necesario no solo para la eficiencia de la implementación, sino también para salvaguardar nuestros intereses vitales de seguridad nacional. Hablaremos de todo lo demás después de una pausa en la lucha (un retorno al entendimiento de “Margen Protector”) que permitirá el inicio de este proceso en la Franja de Gaza. Mientras tanto, en Cisjordania se viven días relajados por lo que se puede comenzar de inmediato. Por lo tanto, cuando el proceso entre ya en marcha, se iniciará negociaciones serias sobre los presos y los cuerpos de los combatientes israelíes que tienen que volver a casa y los “acuerdos” de diversos tipos.