Cuando el Centro Correccional Washington en la ciudad de Shelton, Washington, decidió contratar a su primer capellán musulmán la semana pasada – a quien se le refirió indirectamente como “coordinador religioso” – también publicó “información textual y grafica” que explica lo que es el “verdadero Islam”.
Imagen: el “coordinador religioso” del Centro Correccional de Washington Malik Shakoor entrena a un grupo de reclusos.
“Yihad”, se nos dice, “no quiere decir ‘guerra santa’. A menudo mal traducido en los medios de comunicación de Occidente, el término simplemente significa ‘combatir’ o ‘batallar'”. Además, “el Islam en su forma verdadera le otorga a la mujer derechos que posee el hombre y cualquier musulmán que oprima a una mujer no sigue los verdaderos dictados de Alá”.
Según la fuente citada para este texto, se supone que los “derechos del hombre” son considerados como “muchos”. De hecho, el texto de la infografía no fue ni copiado ni pegado sino editado y condensado. Parece ser que un funcionario del gobierno consideró apropiado revisar y alterar el texto antes de publicarlo.
¿Debería un organismo gubernamental dictar lo qué debe ser el “verdadero Islam”? Para empezar, el Islam no es, por supuesto, un pilar monolítico. Solo el Islam sunita abarca a cientos de sectas religiosas en competencia, movimientos políticos, escuelas de jurisprudencia y de teología y varios conjuntos de creencias místicas. Dentro de ese pandemonio, existe una variedad enormemente diversa de puntos de vista. Algunos son violentos, algunos radicales, otros son callados, otros más moderados, algunos son reformistas; y luego están todos aquellos grupos entre estas categorías.
¿Debería un organismo gubernamental dictar lo qué debería ser el “verdadero Islam”? Así las cosas, existen algunos clérigos y activistas islámicos que pueden muy bien estar de acuerdo con la explicación dada por el gobierno del estado de Washington de lo que es el “verdadero Islam”. Pero otros ciertamente no están de acuerdo.
Yusuf Al-Qardawi, uno de los clérigos más prominentes en el Medio Oriente (y líder espiritual de la Hermandad Musulmana egipcia), escribió un extenso libro sobre la jurisprudencia del yihad, en el que el término se refiere claramente al apoyo dado a la lucha armada.
Tal como explica una revisión del libro publicado en el portal de Qardawi (islamonline.net), el yihad no es sobre “valores espirituales y virtudes conductuales”; es una lucha armada y que “sin el yihad, los límites del Ummah serían violados, la sangre de su pueblo sería menospreciada tal como lo es el polvo, sus santuarios serán menos dignos que un puñado de arena en el desierto y será insignificante ante los ojos de sus enemigos”. El trabajo de Qardawi, por cierto, es citado frecuentemente por los principales clérigos estadounidenses.
Un libro de hace 200 años vuelto a publicar en el año 2016 por Al-Azhar – el seminario islámico más importante del mundo – solo se refiere al yihad como una “lucha armada”. Y cuando, tal como lo expresó Radio Pública Nacional en el 2003, “alrededor del mundo musulmán, los clérigos musulmanes convencionales le están pidiendo a sus seguidores que emprendan el yihad, o guerra santa contra las tropas estadounidenses” en Irak, ¿le pedían ellos a los musulmanes que practiquen solo una lucha callada interna?
De hecho existen musulmanes – a menudo de las sectas sufístas – que creen que el yihad es una búsqueda pacífica. Y este es el punto: existen innumerables interpretaciones del Islam. Desde un punto de vista no-musulmán, evidentemente no puede haber un “verdadero Islam”.
No depende de los organismos gubernamentales determinar si las creencias son religiosamente válidas.
Ciertamente, no depende de los organismos gubernamentales determinar si las creencias son religiosamente válidas o no. A menos que los ilustres funcionarios del gobierno en el estado de Washington declaren que Qardawi y los líderes de Al-Azhar están fuera de las premisas del Islam.
Similarmente, existen clérigos que creen que la mujer debería ser oprimida, en clara contradicción con las poderosas declaraciones expuestas en la infografía. Tomemos por ejemplo a Yusuf Estes, un destacado clérigo salafista estadounidense y presentador habitual en el circuito de oradores islámicos estadounidenses. Estes afirma que “la mujer si tiene responsabilidad de obedecer a todos sus hombres, sean ellos sus padres, hermanos, esposos o incluso hijos adultos”. Estes instruye al musulmán que tienen esposas desobedientes a que “enrollen un diario y le den una palmadita con ello. O tomen una vara, algo así y de esta manera pueden golpearla”.
Una vez más, también existen muchos musulmanes que encuentran aborrecibles tales decisiones. Entonces, ¿Estes ya no es considerado un “verdadero” musulmán? Por supuesto que no.
Los funcionarios en el estado de Washington no son los primeros en ofrecer tales absurdeces. Estos están por todas partes. Barack Obama habló frecuentemente sobre el Islam como un “individuo religioso que predica la paz”. George W. Bush hizo comentarios similares. Theresa May, cuando fue Secretaria del Interior de Gran Bretaña, le dijo a la conferencia del Partido Conservador que ISIS “no tiene nada que ver con el Islam”. Incluso H. R. McMaster, mientras se desempeñaba como asesor de seguridad nacional en la administración Trump, afirmó que ISIS era una organización “no islámica”.
De hecho, la fuente del estado de Washington a sus proclamas sobre el Islam es bastante peculiar. La información grafica cita el “Nomad sueco”, un blog publicado por un “bloguero y fotógrafo profesional en el área de viajes en Suecia”. Él también es como muy no-musulmán.
Confiar en los no-musulmánes para que le expliquen el “verdadero Islam” al mundo en nombre de los musulmanes en todas partes es de gran ayuda para los islamistas que no son violentos. Estos extremistas engañosos pueden desatar el odio a puertas cerradas, pero también ofrecen esta temática infográfica frente a las cámaras. Esto les aleja de los yihadistas y los legitima como ejemplos del “verdadero Islam”.
El negar la diversidad del pensamiento islámico y hablar solo de una dicotomía en la que destacan verdaderos musulmanes por una parte e ISIS por la otra, los políticos y funcionarios del gobierno estandarizan al Islam, lo que hace imposible separar a los socios musulmanes moderados de las peligrosas redes islamistas que operan legalmente dentro del “verdadero Islam” en las comunidades musulmanas occidentales. Esto confunde y ofusca el trabajo realizado contra el extremismo y el terrorismo y perjudica los esfuerzos de los reformistas musulmanes en desafiar la influencia islamista dentro de sus propias comunidades.
Lo fútil de la tal retórica también conduce a fascinantes incertidumbres. En septiembre, volantes publicados en la ciudad de Winchester, Massachusetts, contenían solo el texto, “El Islam está en lo CIERTO sobre el tema de la mujer”.
Los residentes locales pensaron que los islamistas de línea dura eran los que se hallaban detrás del mensaje; algunos comentaristas en la red pensaron que los activistas progresistas eran los responsables; mientras que la organización islamista local, el Consejo de Relaciones Estadounidenses-Islámicas, pensó que pudiera ser trabajo de un “islamófobo” burlón.
El hecho de que nadie pueda estar seguro es bastante revelador.
Sam Westrop es el Director de la organización Islamist Watch, un proyecto del Foro Medio Oriente.