DEBATE: ¿Afectaría el proceso de paz un cambio en el liderazgo de la Autoridad Palestina? – Por Dr. George N. Tzogopoulos (BESA)

En el 2005, Mahmoud Abbas fue elegido para un mandato de cuatro años como Presidente de la Autoridad Palestina (AP). Trece años más tarde permanece en el cargo sin haberse celebrado ninguna otra elección. Si bien la fecha de su partida no puede predecirse, los escenarios para el nuevo liderazgo de la AP ya están siendo examinados. BESA se une al debate planteando la siguiente pregunta: ¿Afectara el proceso de paz un cambio en el liderazgo de la Autoridad Palestina?

Encuestados: Ido Zelkovitz, Hillel Frisch, Amir Tibon, Asaf Romirowsky, Gregg Roman y Jonathan Rynhold

Ido Zelkovitz, Jefe del programa de Estudios del Medio Oriente en Yezreel Valley College, compañero para temas políticos en Mitvim – El Instituto Israelí de Política Exterior Regional e investigador en el Centro Ezri para Irán y los Estudios del Golfo Pérsico en la Universidad de Haifa

“El movimiento Fatah y el liderazgo de la OLP (Movimiento de Liberación Palestina) se encuentran experimentando una profunda crisis interna y externa. En retrospectiva, el Presidente Mahmoud Abbas no ha logrado liderar el establecimiento de un estado independiente palestino vital y soberano de acuerdo a las fronteras de 1967.

El Presidente Abbas, que se encuentra ahora en la parte final de su mandato, tiene tres objetivos: dejar un legado, establecer pautas políticas a futuro y seleccionar a su heredero político. Para que el tema de la sucesión no genere una guerra interna en Fatah, los líderes deben crear un mecanismo que ayude al movimiento a estabilizar a los rivales internos en su gran elogio. Podemos suponer que Abbas hará todo lo posible para influir en la escogencia de su sucesor.

Un segundo punto importante: parece ser que en el nuevo Fatah, posterior a Abbas, el liderazgo se centrará más en los asuntos internos palestinos. Luego de la elección del sucesor de Abbas, uno puede esperar que los líderes de Fatah intenten encontrar una respuesta al desafío realizado por Hamás al privilegio histórico como líderes del movimiento nacional palestino.

A Hamás le gustaría ver que sucedan reformas y elecciones en instituciones de la OLP que le permitan integrarse en la OLP y asumir posición desde adentro. Esto le permitiría a Hamás reemplazar a Fatah como líder del movimiento nacional palestino y obtener legitimidad internacional.

A corto plazo, un cambio en el liderazgo de las AP tendrá solo un pequeño impacto en su capacidad de avanzar en el proceso de paz. Mientras los palestinos estén enfocados en su propia política interna, las posibilidades de progreso dentro del canal israelí-palestino son muy escasas”.

Hillel Frisch, Profesor de Estudios Políticos y Estudios del Medio Oriente en la Universidad Bar-Ilan

“En tiempo presente, el tema del cambio es hipotético. Abbas no muestra señales de abdicar ni de designar un sucesor ni de dar un salto hacia adelante sobre el tema de Israel como el estado del pueblo judío o el derecho al retorno. A la larga, por supuesto, una alianza entre individuos pragmáticos tales como Jibril Rajoub, ex jefe de seguridad preventiva en Cisjordania; y Majid Al-Faraj, jefe de inteligencia general (siempre que prevalezcan sobre otros candidatos) pudiera allanar el camino a una federación jordano-palestina, que sería la única opción viable para los habitantes de la Autoridad Palestina.

Rajoub y Faraj comparten un historial común de seguridad y ambos han cooperado con la estructura de seguridad israelí. Ellos comparten un compromiso con la gobernabilidad a expensas de la ideología, así como también una hostilidad mutua hacia Hamas, particularmente hacia Muhammad Dahlan y con el líder encarcelado de Fatah Marwan Barghouthi, quienes serían sus principales rivales al liderazgo de Abbas.

La sucesión implicará conflictos e inestabilidad. La consolidación tendrá inicialmente prioridad sobre el establecimiento de la paz. La inestabilidad puede tener sus virtudes, ya que cuanto más inestable sea la situación, más aceptable será una federación entre Jordania y la Autoridad Palestina”.

Amir Tibon, corresponsal en Washington del diario Haaretz

“Sí. El actual líder de la Autoridad Palestina Mahmoud Abbas, no ha podido presionar a Israel para que cambie el estatus quo. Esta fallida decisión es evidente en un sin número de frentes. Abbas tuvo la oportunidad en el 2014 de aceptar un plan de paz justo y razonable que le presentó el anterior presidente Barack Obama, que hubiese presionado al Primer Ministro israelí Netanyahu para que lo acepte o se culpe a sí mismo por el fracaso de las conversaciones de paz, en un momento en que a Obama todavía le restaban más de dos años en la Casa Blanca y tenía una mayoría demócrata en el Senado estadounidense. En lugar de hacer eso, Abbas dejó el plan de Obama sin respuesta, salvando a Netanyahu de un arriesgado momento político.

Por otra parte, Abbas se ha rebelado contra los intentos de su propio partido de alentar disturbios civiles significativos en Cisjordania acordes al alineamiento de los movimientos mundiales de derechos civiles. Al desalentar tales esfuerzos, este ayudó a Israel a evitarse un gran dolor de cabeza internacional. Un nuevo líder palestino que estaría dispuesto a aceptar abiertamente un plan como el propuesto por el ex-presidente Obama y que alentaría al pueblo palestino a tomar las calles en apoyo a dicho plan y al fin de la ocupación, pudiera desafiar a Israel y tal vez incluso iniciar un cambio en la política israelí”.

Asaf Romirowsky, miembro del Foro del Medio Oriente y coautor junto a Alex Joffe de Religión, Política y Orígenes de la Ayuda a los Refugiados Palestinos

“En enero, Mahmoud Abbas, de 82 años, celebró su 13avo año como presidente de la Autoridad Palestina (AP), todo un logro entendiendo que el periodo en principio fue de 4 años y este ha hecho descarrilar sistemáticamente cualquier otra elección.

Cuando un nuevo líder es nombrado o toma el poder, ¿tendrá este la capacidad y el valor de promover la paz entre palestinos e israelíes? Abbas, al igual que Arafat, entiende la necesidad de promover la noción de un estado palestino como una forma de mostrar disposición para un adiós a las armas. Sin embargo, hablando pragmáticamente, la condición de estado palestino obligara a los palestinos a abandonar la narrativa del Nakba que han cargado como “insignia de honor” por más de 70 años. En consecuencia, la opinión mundial se verá obligada a juzgarlos como estado y no como víctimas. Esto, por supuesto, no ha sido el camino elegido.

Además, la auto-determinación palestina nunca ha visto el conflicto como uno entre dos grupos nacionales con reivindicaciones y aspiraciones legítimas. La existencia de Israel, de hecho, el propio sionismo, la idea misma del nacionalismo judío, es considerada totalmente ilegítima. La aceptación palestina a una solución de dos estados fue un medio de apaciguar a Occidente, que deseaba que todas las partes vivieran en paz de acuerdo con los ideales democráticos nacionales. Sin embargo, para Arafat en su época y ahora para Mahmoud Abbas, la solución de dos estados es un instrumento con el que se puede ganar tiempo hasta que los palestinos finalmente puedan superar y vencer a Israel.

La realidad es que tácticas como la de un estado unilateral a través de la DIU (Declaración de Independencia Unilateral) y otras payasadas han sido utilizadas para internacionalizar el conflicto y evitar así conversaciones verdaderas con Israel. Además, estos les conceden a los líderes palestinos un halo de “normalidad” que socava todos los modelos aceptados para la paz, incluso los que acuerdan con los estándares de la ONU. El unilateralismo nunca fue el modus operandi, sino más bien fueron concesiones acordadas mutuamente por todas las partes, tal como se ilustra en las Resoluciones 242 y 338 del Consejo de Seguridad de la ONU, los Acuerdos de Oslo y la Hoja de Ruta para la paz.

El legado palestino está fijado en su determinación de rechazar el estado y aceptar un estado judío. Hablar es cómodo y no cuesta nada. El suelo y vidas son costosos. Si los palestinos realmente desean hablar de un estado, cualquier futuro líder tendrá que llegar a un acuerdo en aceptar y reconocer a Israel, controlar los territorios palestinos, dejar de disparar cohetes contra las ciudades israelíes y comenzar a crear una sociedad civil que funcione”.

Gregg Roman, Director del Foro del Medio Oriente

“La mayoría de las decisiones tomadas por la Autoridad Palestina están diseñadas para mantener al actual liderazgo en el poder o sino para atormentar a Israel. Los líderes son juzgados en el cómo se enfrentan al estado judío y no sobre cuán bien estos gobiernan.

Los órganos del liderazgo y estructuras de gobierno de la Autoridad Palestina (en su forma actual) tienen como base una amalgama de cleptócratas corruptos y aduladores centrada en Fatah. Esperar la renuncia, muerte o remoción de Mahmoud Abbas para cambiar la forma en que la Autoridad Palestina opera es ser muy ingenuo.

El verdadero cambio en la AP debe venir desde abajo hacia arriba. Las autoridades locales que controlan los principales centros de la población palestina deben ser elegidas o nombradas directamente por las autoridades israelíes. El nuevo liderazgo debería ser seleccionado a través del mérito y el deseo de mejorar la vida cotidiana de los palestinos; no debería basarse en la preferencia del partido (lo que eliminaría a los candidatos de Hamas, al Yihad Islámico, al FPLP o a Fatah). Debería emanar de las fuerzas de seguridad palestinas, la sociedad civil y de los principales clanes y familias palestinas.

Solo debería permitírseles que gobiernen los líderes palestinos que están comprometidos en trabajar con Israel para establecer su propia política, sociedad, economía y cultura, personas que no estén enfocadas en rechazar a Israel. Establecer una entidad palestina forjada con el objetivo de desarrollar sus propias instituciones de gobierno independientes que construya una Palestina en Cisjordania y Gaza debería ser la solución predilecta y no reemplazar a un rechacista por otro”.

Jonathan Rynhold, Director del Centro Argov para el Estudio de Israel y el Pueblo Judío, Universidad Bar-Ilan

“Mahmoud Abbas ha carecido de coraje para tomar las decisiones necesarias y avanzar en el proceso de paz. No obstante, se mantuvo firme en su compromiso con la no-violencia y la cooperación en materia de seguridad con Israel, lo cual es considerado como algo positivo dentro del sistema de seguridad israelí. De los candidatos a la sucesión, Muhammad Dahlan probablemente sería el más inclinado a entrar en negociaciones bajo un paraguas regional, debido a sus vínculos con los Emiratos Árabes Unidos. Esta idea ha sido discutida intensamente por Israel, Egipto, los Estados Unidos y los representantes del Golfo. Sin embargo, Dahlan carece de apoyo en Cisjordania.

De los otros candidatos, el General Majid Faraj, jefe de los Servicios Generales de Inteligencia, es considerado por Estados Unidos como el candidato más idóneo para continuar cooperar en materia de seguridad con Israel y así mantener la estabilidad. Sin embargo, una vez que Abbas deje el teatro de acciones, es probable que la lucha por el liderazgo sea muy perniciosa. En esta competencia, es muy posible que algunos de los candidatos busquen enarbolar sus credenciales nacionalistas fomentando la violencia contra Israel. En cualquier caso, es improbable que una postura moderada hacia Israel tenga una ventaja política dentro de Cisjordania, por lo que las probabilidades de progreso diplomático son bajas y la cooperación en el área de seguridad también puede verse afectada”.

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