Las iniciativas de paz que precedieron al “Negocio del Siglo” del presidente Trump han fracasado debido a la tendencia occidental a simplificar la realidad del Medio Oriente y a relativizar 1.400 años de volatilidad, intolerancia y violencia.
La turbulenta realidad regional revela, en su desnudez, la comprensión occidental que es más bien una ilusión sobre las bases de la Primavera Árabe y la negativa a aceptar el “tsunami árabe” que arrasó el Medio Oriente desde 2010, además el hecho que el conflicto árabe-israelí no es el “principal conflicto del Medio Oriente”. Contrariamente a la opinión aceptada en Occidente, el problema palestino no es el foco de los choques regionales, ni siquiera la raíz del conflicto árabe-israelí.
Las iniciativas de paz occidentales ignoran el hecho que una paz a largo plazo no caracteriza al ser y a la región. Mientras que el establishment político, mediático y académico occidental se refiere al conflicto árabe-israelí como “el conflicto de Medio Oriente”, la realidad es una serie de conflictos interárabes e inter-islámicos que no están directa o indirectamente relacionados con Israel.
La guerra civil que se desató en Siria en 2011 causó medio millón de muertes y 10 millones de refugiados; La guerra civil en Irak: medio millón de muertos y 3 millones de refugiados; La guerra civil en Yemen, que también es un campo de batalla entre Irán y Arabia Saudita, mata a 100.000 personas y 3 millones de refugiados; La guerra civil que ha convertido a Libia en una arena terrorista: 30,000 muertos; La guerra entre Irak e Irán en la década de 1980: 800.000 muertos; y podríamos seguir…
Aunque el volcán del Medio Oriente continúa desatando el corazón hirviente del terror islámico que amenaza a cualquier régimen pro-occidental y a Europa y los Estados Unidos, la mayor parte del establishment occidental continúa enfocándose en el problema palestino, que es marginal en el contexto interárabe e islámico.
Aquellos que trabajan en la presentación de iniciativas de paz se beneficiarán si hacen una revisión del clásico artículo de Amir Taheri, periodista, escritor y académico de Medio Oriente, en 2007. Tahari planteó una pregunta retórica: “¿Es Israel el problema? El examen de los conflictos en Oriente Medio demuestran que los estadistas, los comentaristas y los investigadores tienden a centrarse en este conflicto marginal”. Por ejemplo, Estados Unidos desperdició el crédito que recibió luego de la liberación de Kuwait y la derrota de Saddam Hussein en 1991 cuando se enfocó en tratar de resolver el conflicto árabe-israelí en lugar de aprovechar la imagen disuasiva de cortar las alas de los ayatolás en Irán y mejorar la cooperación de seguridad entre Egipto, Jordania, Arabia Saudita y los demás estados del golfo árabe.
Según Taheri, “la Conferencia de Madrid se basó en los supuestos erróneos que el conflicto árabe-israelí es un factor regional importante que influye en gran medida en otros conflictos en la región, una expresión de un malentendido peligroso de la realidad… y ciertamente una ilusión”. ¿Los creadores de políticas y la opinión pública occidentales prefieren aprender de la experiencia pasada… o repetir y evitar errores pasados?