Aguas, Trump y la seguridad nacional de Israel – Por Donald D.A. Schaefer (BESA)

Pocos recursos son más valiosos para una nación que sus suministros de agua y energía. Israel muy pronto alcanzará un punto en el que el gobierno tendrá que decidir qué priorizará primero: agua o la energía.

La lucha es la mejor forma de preservar el agua potable de Israel dada la continua demanda de recursos energéticos, incluyendo las empresas estadounidenses que presionan a la administración Trump para obtener un mayor acceso a los rublos. Los recursos naturales de Israel pueden generar una inmensa riqueza, pero a un precio muy alto: la posibilidad de contaminar los acuíferos, el Mar de Galilea, el Río Jordán y gran parte del agua que fluye a través del National Water Carrier (Surtidor de Aguas Nacional – SAN), junto a afectar las plantas de desalinización del Mediterráneo. El gobierno israelí debe colocar como prioridad en su lista de objetivos de seguridad nacional el acceso al agua potable y abandonar cualquier intento por parte de la administración Trump de abrir sus reservas de energía al desarrollo y la extracción.

La política del cambio

El Presidente estadounidense Donald Trump ha prometido apoyar extensamente a Israel mientras adopta un enfoque estándar de colocarle un sello distintivo a la política exterior estadounidense: una solución de dos estados al conflicto palestino-israelí, incluso con el ya programado traslado de la embajada estadounidense desde Tel Aviv a Jerusalén y el reconocimiento de Jerusalén como la capital de Israel. Pero Israel también atraviesa un período de cambio. Se encuentra en una encrucijada entre el obtener ganancias financieras potencialmente enormes a través de la extracción de petróleo y gas natural y el objetivo a largo plazo de garantizar acceso al agua potable.

Históricamente, Trump ha trabajado agresivamente en la búsqueda de nuevos recursos y los vastos suministros de petróleo y gas natural de Israel pueden que se encuentren en un área que pudiera producir resultados positivos dramáticos para las compañías estadounidenses de petróleo y de gas natural, en detrimento de los suministros del agua limpia israelí. El claro apoyo de Trump a la industria energética quedó vívidamente ilustrado por la elección de Scott Pruitt, un aliado de la industria de combustibles fósiles, como jefe de la Agencia de Protección Ambiental (APA) y de Rex W. Tillerson, el ex-presidente ejecutivo de Exxon Mobil, como secretario de estado (aunque Tillerson ya ha sido reemplazado). La administración Trump también ha rechazado la norma que exige que las compañías de petróleo y de gas natural informen sobre los pagos realizados a países extranjeros en los que estos operan, incluyendo Israel.

Darle a las empresas estadounidenses acceso a las reservas de petróleo y gas natural de Israel, incluso en la zona de los Altos del Golán, así como también en la región costera, puede ser parte de un intercambio equitativo para la continuación de la ayuda estadounidense. Tal como fue señalado en el diario El Washington Post el 14 de febrero de 2017 Trump propuso recortes masivos al presupuesto de ayuda exterior de los Estados Unidos de los cuales $3.1 billones consisten en la ayuda dirigida a Israel.

El agua potable y el crecimiento del sistema de desalinización

La población de Israel continúa aumentando. Según el World FactBook de la Agencia Central de Inteligencia, Israel posee una población de 8.174.527 habitantes. Además, un aproximado de 21.000 israelíes viven en los Altos del Golán y alrededor de 201.000 en Jerusalén Oriental.

El futuro de Israel depende del acceso a niveles sostenibles de agua potable. Además, su suministro depende de las aguas que fluyen hacia Israel desde el Líbano, Siria y Jordania. Además de las posibles repercusiones políticas, el suministro de las plantas de desalinización también pudiera verse afectado por un derrame de petróleo importante a lo largo de su costa.

El agua es un elemento clave de la supervivencia. Israel ha confiado en la NWC, creada en 1964 (un canal de 130 kilómetros y un sistema de ductos), para llevar agua desde el Mar de Galilea hacia áreas tales como Tel Aviv y Haifa y tan al sur como el desierto de Neguev. Tal como lo refiere Parks, “Israel es abastecida de fuentes variadas, incluyendo agua de la superficie (30% de agua potable), desalinización, manantiales naturales (34% de agua potable) y fuentes de agua subterránea (36% de agua potable)”.

El cambio climático contribuye como otro factor para Israel y el resto del Medio Oriente. Según el diario El Times de Nueva York, el 2016 fue el año más caluroso jamás registrado. La fusión del permafrost ártico tendrá un efecto dramático sobre Israel a través de su contribución al incremento de las temperaturas y la liberación de metano y otros gases que causan el llamado efecto invernadero. La administración Trump también ha intentado aliviar las leyes que rigen la liberación de metano hacia el medio ambiente.

El cambio climático ya ha llevado a la inseguridad de las aguas en todo el Medio Oriente, incluso en Israel y en los países vecinos, Jordania, Siria, Líbano y Egipto. Los científicos estiman que para el año 2050 la cuenca del Mediterráneo experimentará una “disminución del 30-50% en los recursos de agua dulce como resultado del cambio climático”. El calor extremo afectará los ríos de Israel, el Mar de Galilea y gran parte de la industria agrícola israelí. El cambio climático también tendrá un efecto dramático sobre las relaciones de Israel con los palestinos a medida que el agua potable se vuelva cada vez más escasa. En este sentido, el cambio climático representa un “multiplicador de amenazas” a medida que los niveles de agua potable se tornan peligrosamente bajos, no solo dentro de Israel, sino también en el Medio Oriente. Incluso donde existe agua potable, la polución y la contaminación lo afectan a lo largo de todos los países mediterráneos.

En el 2016, Israel luchó también con otra sequía que afectó el Mar de Galilea. Tal como señala un artículo, “la escasez de agua al norte de Israel es la peor que haya sucedido en los últimos 100 años”. La realidad es que el agua en gran parte de Israel y las áreas bajo su control se está acabando. Lo que no se conoce es cuánto tiempo tomará antes de que los acuíferos costeros de Israel ya no sean utilizables debido a la intrusión y contaminación del agua de mar. Se espera que el acuífero que abastece Gaza se agote para el año 2020. Además, tal como señala Lazarou, el acuífero costero, que se encuentra bajo la planicie costera de Israel, la Franja de Gaza y la península del Sinaí (Egipto)… ha confrontado problemas tales como la contaminación a través de productos químicos agrícolas, el aumento de la acumulación de sales marinas y un bombeo excesivo. En el 2012, el Country Team de la ONU informó que los niveles de agua subterránea en el acuífero habían disminuido por debajo del nivel del mar, provocando la infiltración de agua de mar y de aguas residuales, haciendo que el 90-95% del agua no fuese apta para consumo humano.

Tsur ha señalado que a mayor uso del proceso de desalinización puede ayudar a reducir el riesgo de intrusión del agua de mar al acuífero costero. El agua subterránea utilizada dentro de Israel, Cisjordania y Gaza se ha ido agotando más rápido de lo que esta puede reabastecerse. Esta agua subterránea debe ser vista como un banco que debería ser preservada como respaldo al agua de las plantas de desalinización y/u otros recursos.

El punto ingenioso es que Israel se ha convertido en líder mundial en el proceso de desalinización. Para las naciones de todo el mundo, la desalinización puede cambiar las reglas de la hidro-política transfronteriza. Pero debido a que Israel puede producir ahora grandes cantidades de agua potable a través del proceso de desalinización, muchos israelíes ya no creen que exista escasez de agua, lo que produce una percepción disminuida en la necesidad de conservar y administrar el suministro de agua israelí. Tal como lo señala Katz, “La lección para los que administran el agua es que se deben tomar medidas especiales para garantizar que la entrega de mayores suministros no erosione los objetivos conservacionistas”.

La desalinización, por lo tanto, mientras alivia gran parte de la crisis del agua en Israel, debe ir de la mano junto a los continuos esfuerzos de conservar el agua. Las plantas de desalinización también tienen efectos sobre el medio ambiente mediterráneo. Israel deberá continuar abordando el daño ambiental derivado de la desalinización a medida que las plantas se conviertan en las bases que suministren las actuales y futuras aguas del país debido al calentamiento global, el crecimiento de la población y el agotamiento de las aguas subterráneas.

Independientemente de sus fuentes, es fundamental que Israel continúe siendo mucho más auto-suficiente en lo que respecta al agua. Las plantas de desalinización son de hecho esenciales, pero si se ven afectadas por acciones hostiles o eventos ambientales, la capacidad de Israel de producir agua potable también se vería mayormente afectada.

Los recursos naturales de Israel y su impacto

El acceso al combustible, en forma de carbón, petróleo o gas natural, con contribuciones limitadas a las tecnologías solar y eólica, también ha sido fundamental para la seguridad israelí. Israel se encuentra al comienzo de un auge masivo de petróleo y gas natural, pero lucha por encontrar un equilibrio que garantice su continua supervivencia. Parte de este equilibrio se encuentra entre la necesidad de proveerle agua a su población y acceder a la riqueza de ambas, las reservas de energía tanto en el mar como dentro de la zonas costeras. Estados Unidos está experimentando un auge similar de petróleo y de gas natural debido al uso extensivo del proceso llamado Fracking (fracturación hidráulica). Los efectos potencialmente catastróficos que estas técnicas de extracción pueden tener sobre los limitados suministros de agua deberían poner en pausa a Israel.

Los recursos de petróleo y de gas natural israelíes en el Mediterráneo

Los recientes descubrimientos de petróleo y gas natural en el mar Mediterráneo han causado que las naciones de toda el área se percaten de que existen grandes sumas de dinero que pueden obtenerse de su extracción. Para Israel, se espera que esa riqueza alcance los $100 billones en los próximos 25 años, lo que a su vez transformará a Israel en una nación exportadora de energía neta. Los palestinos también están descubriendo que la riqueza de la costa de Gaza puede garantizar que este sea auto-suficiente en el área energética.

Sin embargo, Israel, a pesar de sus potenciales riquezas recién descubiertas en reservas de energía, parece tener muy poca infraestructura para utilizar plenamente las reservas de petróleo y gas natural de tal manera que maximicen sus beneficios financieros. Esto ha dado como resultado la cooperación con otras naciones para transportar sus recursos energéticos a lugares en los que pudiera exportarse más, mencionando especialmente el Acuerdo grecochipriota-italiano-israelí de diciembre, 2017 en la construcción de un gasoducto desde los campos recién descubiertos en el Mediterráneo oriental hasta Europa. Conocido como el East Med, el proyecto implica un oleoducto de 2000 kilómetros de longitud para canalizar las reservas marinas al extremo este del Mediterráneo hacia Grecia e Italia, a un costo de hasta 6000 billones de euros, en lo que se describió como un “pilar muy importante” dentro del corredor de gas natural del Mediterráneo oriental.

Para fines domésticos, Israel puede simplemente poner en uso su gas natural directamente. Este ya ha hecho tratos con compañías extranjeras para recibir tecnología y recursos para la exploración y extracción de sus reservas de petróleo y gas natural, pero a un costo potencial dramático para sus suministros de agua.

Se estima que Israel posee 1700 billones de barriles de petróleo recuperables y 122 billones de pies cúbicos de gas recuperables en su área de costas. En el 2016, el gobierno de Netanyahu argumentó ante el Tribunal Supremo israelí para que le permitiera realizar un acuerdo entre Noble Energy en Texas y el Grupo Delek de Israel para el campo petrolero Leviathan y sus 622 billones de metros cúbicos de gas natural. El campo tendrá un costo de $6 billones para desarrollarlo y se espera que la producción comience en el 2020.

Si la adquisición de energía de Israel llegase a experimentar un catastrófico derrame de petróleo o de gas natural, causado naturalmente o por accidente (a escala del derrame petrolero de Deepwater Horizon 2010 frente a las costas de Louisiana) o por un ataque terrorista, impactaría a toda su infraestructura energética.

Es esencial que se entienda el impacto potencial de un gran derrame de petróleo a lo largo de la costa de Israel sobre sus plantas de desalinización. Un reciente artículo de Malek y Mohamed afirmó: “El Medio Oriente es el único lugar en el mundo con una postura singular de tener la mayor concentración de instalaciones de desalinización y de petróleo, brindando así muchas oportunidades para encontrar y estudiar el impacto del petróleo sobre las plantas de desalinización. En los últimos años, se ha venido profundizado la ansiedad y el temor a una contaminación del agua de mar causada por la efusión de petróleo de los buques tanqueros, yacimientos petrolíferos y refinerías de petróleo y el establecimiento de medidas para prevenir la contaminación por petróleo se ha convertido en un tema de urgencia. Si se deja que las actuales condiciones continúen de esta manera, no solo la eficiencia de las plantas de desalinización de agua de mar disminuirá debido a la contaminación de las instalaciones, sino que también el agua producida se contaminará causando la interrupción total del suministro de agua potable”.

El análisis de Malek y Mohamed señala el verdadero daño que pudiera causar a las plantas de desalinización de Israel en caso de que ocurra un derrame significativo de petróleo frente a sus costas. Dado el aumento de tráfico en las plataformas petrolíferas, barcazas y otras naves (y ductos que llevan petróleo a Israel), Israel necesita preparar las plantas de desalinización y tomar las precauciones necesarias para limitar los derrames y contaminación. Si bien es necesario realizar más estudios para determinar exactamente cómo afectara un gran derrame de petróleo a las plantas de desalinización de Israel, Malek y Mohamed continúan con su análisis:

El petróleo es una amenaza por dos razones principales; primero, contiene contaminantes que normalmente no se encuentran en el agua de mar que las instalaciones de desalinización normalmente no tienen que eliminar. Por ejemplo, el benceno es un carcinógeno humano contenido en el aceite que no puede exceder las 5 ppb [partes por billón] en el agua potable. Las operaciones continuas de plantas de desalinización con incluso una pequeña cantidad de benceno procesado pudiesen representar una amenaza para la salud pública. En segundo lugar y quizás la razón más obvia es el daño que puede hacerle al filtro de admisión del agua de mar y los intercambios de calor. El petróleo en el agua de mar puede tomar la forma de una mancha muy bien reconocida, pero también puede formar grandes bolas de alquitrán y gotas de aceite hundidas que pueden introducirse a filtros de consumo.

El proceso de fractura hidráulica y el acceso continúo al agua

Se sabe que los depósitos de roca sedimentaria de la cual puede extraerse petróleo existen en Israel desde hace algún tiempo, pero solo recientemente los investigadores han descubierto métodos para extraer petróleo y gas natural. Al considerar el uso del proceso de fracturación hidráulica para acceder a las enormes reservas naturales de petróleo y gas debajo de los Altos del Golán y de gran parte de Israel y Cisjordania, Israel necesita mirar hacia adelante durante los próximos 20 o incluso cien años.

Los Altos del Golán, donde el agua fluye desde los afluentes y la parte Alta del Río Jordán hasta el Mar de Galilea, requieren de una atención muy especial. Es importante por dos razones: primero, las localidades israelíes y su presencia militar permiten el control directo de la parte alta del Río Jordán y como zona amortiguadora contra Siria; y segundo, el deseo de Siria de recuperar esta área estratégica es de larga data y los recursos naturales del Golán, incluyendo el agua y ahora el gas y el petróleo, aumentan la probabilidad de un enfrentamiento con Israel. Tal como afirma Alster:

Después de que Israel se quejó durante años de que estaba rodeada de estados ricos en petróleo pero que no poseía ni una gota dentro de sus propias fronteras, parece ser que hay un gran cambio con el anuncio el miércoles de que se han localizado enormes reservas de petróleo en los Altos del Golán, muy cerca de la frontera del país con Siria.

El diario Wall Street Journal ve un gran potencial para una inmensa riqueza:

El Consejo Mundial de Energía estima que los yacimientos de roca sedimentaria de la cual puede extraerse petróleo en Israel, localizados a unas 30 millas al sudoeste de Jerusalén, pudieran finalmente producir hasta 250 billones de barriles de petróleo. Para fines comparativos, Arabia Saudita tiene reservas probadas de unos 260 billones de barriles. Estados Unidos consume alrededor de siete billones de barriles por año.

¿Pero vale la pena el acceso a estos valiosos recursos naturales en términos de daño a futuro al suministro de agua israelí? Los depósitos de roca sedimentaria en los Altos del Golán son motivo de especial preocupación dado el potencial de contaminantes tales como el metano del proceso de fracturación hidráulica, para que contamine los recursos de las aguas israelíes. Estos contaminantes pudieran muy bien infiltrarse en el Mar de Galilea y extenderse a gran parte de Israel y Cisjordania a través del NWC y el Río Jordán.

Israel y otros países deberían exigirle a las compañías involucradas en el proceso de fracturación hidráulica que practiquen una política de divulgación abierta respecto a los químicos involucrados y los posibles impactos ambientales que estos tendrán, ya que la industria ve los cientos de químicos involucrados como “secretos de propiedad”. Un tema clave son los millones de galones de fluidos utilizados para fracturar rocas y liberar petróleo y gas. ¿Qué pasará con los fluidos utilizados? ¿Serán inyectados a gran profundidad, se evaporarán en estanques o serán dirigidos al mar? Antes de que suceda una mayor extracción de petróleo y gas natural de los vastos depósitos de sedimentos en Israel, el gobierno debería inspeccionar los planes de la industria y considerar los impactos ambientales. Los ciudadanos israelíes tienen pocos lugares hacia donde ir si la contaminación afecta el suministro de agua potable, incluyendo las plantas de desalinización.

Conclusión

La lucha central a largo plazo por el futuro de Israel equilibrará las necesidades de energía y agua potable. Actualmente no se tiene claro si el gobierno israelí cederá un intercambio reciproco con las empresas sede en los Estados Unidos a cambio de un apoyo financiero y/o político por parte de la administración Trump. La realidad es que Israel tiene suficientes reservas de gas natural dentro de la cuenca del Levant cercana a sus costas para sus necesidades domésticas. El desarrollo de estas reservas para la exportación requerirá de experiencia y de capital extranjero. Pero el acceso al agua potable debe ser prioridad entre los objetivos de seguridad nacional de Israel.

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