¿Cómo recuerdan los alemanes el Holocausto? Por Roie Yellinek (BESA)

Los detalles seleccionados exhibidos en el Centro de Documentación sobre la Historia de los Congresos del Partido Nazi, un museo en Núremberg, dan una idea de las formas en que los alemanes eligen recordar el Holocausto y la era de dominación nazi.

Imagen de portada: Núremberg Alemania 152 Dokumentationszentrum Reichsparteitagsgelände, fotografía de David Holt vía Flickr CC

Las leyes racistas nazis que condujeron al asesinato de millones de judíos en el Holocausto fueron promulgadas en la ciudad de Núremberg. Núremberg es una ciudad esencialmente alemana y los eventos que tuvieron lugar allí tienen un significado particularmente mayor en la memoria histórica alemana.

En Núremberg, Alemania construyó un museo en el ala norte de los restos no-finalizados del Salón del Congreso, las premisas de los enormes mítines realizados por el partido nazi. Esta área fue bombardeada por los aliados al final de la Segunda Guerra Mundial.

El video introductorio del museo hace un esfuerzo importante en conectar el pasado, el presente y el futuro. Este contrasta con lo que existe hoy en las áreas del museo (pasto verde, complejos deportivos y un lago) con lo que existía allí en el pasado (un enorme proyecto de construcción diseñado para glorificar el nombre de Hitler y su partido).

Lo que el video no hace es abordar las consecuencias de las decisiones tomadas en dicho lugar. Este intenta crear una imagen reconfortante y genérica de incluso otro museo histórico, en lugar de centrarse en la condición singular del lugar como el único epicentro del partido nazi.

El video expresa curiosidad e incluso orgullo por el colosal tamaño del proyecto de construcción de la era nazi, sin mostrar ningún indicio de culpabilidad o comprensión por su significado histórico. El video editado con ligereza va acompañado por una música agradable y los actores que aparecen en este son todos jóvenes y “geniales”.

El propio museo muestra el proceso histórico que comenzó con el nacimiento de Hitler y terminó con los juicios de Núremberg, que tuvieron lugar luego de finalizada la guerra. La falta de atención hacia el Holocausto es sorprendente, al igual que el enfoque del museo en la presentación de los juicios de Núremberg.

El idioma en el museo es por supuesto el alemán, pero se proveen audífonos para que los visitantes puedan entender los subtítulos. Desafortunadamente, el hebreo no es uno de los idiomas provistos. La misión del museo parece tener un enfoque mucho más interno: como para hacerle ver al público alemán una forma más cómoda de observar los eventos que ocurrieron en Núremberg.

La exhibición comienza con el lugar donde Hitler se crió y creció y desde donde desarrolló su ideología asesina. Este exhibe su libro Mein Kampf como un objeto raro y apreciado, aunque está prohibida su venta o distribución en muchas partes del mundo occidental. El museo discute las consecuencias de la Primera Guerra Mundial para los alemanes, incluyendo el daño al orgullo nacional y la situación financiera del país. Este parece sugerir que los alemanes fueron empujados hacia la guerra por las duras realidades que estos enfrentaron luego de la Primera Guerra Mundial, un mensaje que al menos los exime parcialmente de culpabilidad por su posterior historial genocida.

El museo dedica gran espacio de exposición a la resistencia interna alemana hacia al partido nazi, que este representa como un movimiento importante. Este fenómeno fue de hecho marginal y casi totalmente ineficaz. El marco del museo intenta representar la guerra y el Holocausto como eventos que le fueron impuestos a los alemanes y no como iniciativas nazis que no pudieron haberse implementado sin la participación y el apoyo de la gran mayoría de la población alemana.

Tal participación es mencionada por el museo, pero de una manera que simula algo nostálgico. Los festivales nazis se celebraban una vez al año en Núremberg y el museo señala más de una vez que el propio Hitler llegó a la estación central de trenes de la ciudad para darle la bienvenida a aquellos que asistían a los festivales.

En todo el museo, el Holocausto es mencionado solo tres veces, con una mención adicional más indirecta. Esta minimización del Holocausto ilustra la narrativa revisionista que el museo está tratando de promover.

En su primera mención (Muestra 1605), el Holocausto aparece con una explicación muy breve (relativa al resto de lo exhibido) del exterminio sistemático de judíos y de no-judíos en los campos de concentración – un programa que fue planeado, construido y operado por alemanes. La leyenda establece que un poco más de la mitad de las víctimas fueron asesinadas en campos de concentración, el resto muere de enfermedades, desnutrición y de otras causas. Esto también suena a un intento de reducir la carga de culpa de los nazis.

La segunda mención son dos imágenes borrosas de una montaña de cuerpos. Los cuerpos no tienen rostros ni nombres y las imágenes son vistas desde gran distancia. Esto reduce la magnitud del horror representado y mitiga el hecho de que las muertes mostradas en las imágenes fueron el resultado del despliegue de las cosas terribles descritas en secciones anteriores del museo.

La tercera mención del Holocausto es cerca del monumento a los seis millones de muertos (Muestra 2002), que fue construido en cooperación con el Museo del Holocausto Yad Vashem junto a otras organizaciones. La referencia en el monumento es a “personas” y no a “judíos”, aunque los nombres que aparecen en este son judíos y la cifra es identificada exclusivamente con el intento de genocidio nazi en contra del pueblo judío.

El museo no intenta abordar dicho intento de genocidio cuidadosamente planeado. Este hace anónimos a las víctimas despojándolas de cualquier identificación étnico-religiosa específica. Al hacerlo, los planificadores de museos, en nombre de los organismos oficiales de la municipalidad de Núremberg junto a otros funcionarios alemanes, están tratando de reformular la historia de las atrocidades nazis.

La última sección del museo se encarga de los Juicios de Núremberg. Este los describe como una importante contribución al desarrollo de las leyes internacionales modernas, lo que indica un grado de orgullo local no-endeble. Los creadores del museo empañan el hecho de que los jueces eran estadounidenses y de otras nacionalidades, mientras los criminales eran alemanes o tenían afiliación a ellos.

El museo, aquellos quienes lo planearon y quienes participaron en su creación intentaron otorgarse a sí mismos y al pueblo alemán una historia mucho más fácil de entender que la propia realidad histórica. La narrativa del museo declara que 1) los alemanes fueron conducidos a una situación que casi los obligó a iniciar la guerra; 2) durante el régimen nazi ocurrieron cosas de las que los alemanes pueden sentirse orgullosos; 3) los alemanes también fueron víctimas y algunos de ellos se opusieron al régimen; y 4) el Holocausto pertenece a los márgenes de la memoria histórica.

El museo es un esfuerzo por aliviar la memoria colectiva alemana y absolver al pueblo alemán de las enormes dificultades de vivir junto a la sombra de su pasado. Este mensaje facilita el justificar las hostilidades de los alemanes hacia Israel, el único estado judío del mundo. Cuando los alemanes apoyan a Irán, país que busca destruir a Israel, nos corresponde a nosotros recordarles a ellos su verdadera historia, así estén dispuestos o no a escucharla.

 

Roie Yellinek es estudiante de doctorado en el departamento de Estudios del Medio Oriente en la Universidad Bar-Ilan, es miembro del Foro de Políticas Kohelet y del Proyecto China-Med además de periodista independiente.

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