El Nuevo Sionismo Cristiano – Por Jessie Owen Payne

¿Puede aplicarse realmente una causa teológica a la continua conexión del pueblo judío con la tierra prometida? Esta pregunta es el foco de un nuevo tomo editado por InterVarsity Press titulado, El Nuevo Sionismo Cristiano: Nuevas Perspectivas sobre Israel y la Tierra. En un panel denominado Proyecto Philos celebrado el 10 de octubre en el Centro de Estudios Constitucionales y Ciudadanía Allen P. Kirby en Washington, DC, el Dr. Gerald McDermott estuvo acompañado por el contribuyente Director Ejecutivo de Philos Robert Nicholson y el Presidente del Instituto sobre Religión y Democracia Marcos Tooley a fin de explicar el propósito y el contenido del libro.

El Nuevo Sionismo Cristiano ofrece una perspectiva sobre la Israel moderna que es exegética y teológicamente responsable, arraigada en las fuentes bíblicas y post-bíblicas, sensible a la dimensión humana del conflicto y en sintonía con la importancia del Evangelio en todos los aspectos de la vida.

“Esta ve a Israel a través del lente cristiano y ve al cristianismo a través del lente de Israel” dijo Nicholson. “Esta trae de vuelta a la iglesia hacia su visión hebrea de origen”.

Aunque El Nuevo Sionismo Cristiano posee implicaciones políticas, no es un programa político. Es un programa teológico y moral que provee un marco de pensamiento sobre el propósito y naturaleza de la iglesia. “La pregunta de ‘¿Por qué Israel?’ sólo puede ser hecha por una iglesia que se ha alineado totalmente a sus propios orígenes”, explicó Nicholson. “Y esa es la pregunta que nosotros deseamos responder”.

Calificar la ideología del libro como lo “nuevo” separa a este programa de algunas variantes del clásico sionismo cristiano, un movimiento a menudo amorfo, sociológico y teológico que surgió después del año 1967. En las últimas décadas el sionismo cristiano clásico se ha convertido en algo así como una caricatura de sí misma, alienando a aquellos que de otra manera ven algo significativo en la restauración del pueblo judío en su propia tierra.

El clásico sionismo cristiano a veces puede teológicamente ser poco profundo, prestándole una atención insuficiente al Evangelio sin tener en cuenta a los padres de la iglesia y a las primeras figuras protestantes. También tiende a gravitar hacia tipos específicos de teología dispensacional no compartida por la mayoría de los cristianos. Con unas pocas excepciones señaladas, también es visto como intelectualmente débil, limitándose a sí mismo a las teorías populares sobre profecía y el fin del mundo.

El clásico sionismo cristiano a menudo malinterpreta o ignora a los mundos árabe e islámico – así como también al pueblo judío y el judaísmo – y tiende a estar culturalmente desconectado del mundo semita el cual dio origen a nuestra fe.

“El clásico sionismo cristiano ha convencido a muchos cristianos que Israel no sólo es irrelevante en la era post-Jesús, sino que aquellos que creen que Israel es relevante andan revoloteando sobre los bordes de alguna herejía judaizante” dijo Nicholson. El Nuevo Sionismo Cristiano busca combatir esta manera de pensar y proveer correctivos.

El siguiente es un extracto de la presentación de Nicholson en el Centro de Kirby:

“Israel es teológicamente importante.

A pesar de que el cristianismo es una religión histórica, el cristianismo en el siglo 21 ha perdido su historia. Israel es el hilo conductor que une a la historia sagrada; los textos sagrados dicen que de Israel proviene la salvación y que el pueblo de Israel son los guardianes de la más profunda visión intelectual jamás revelada al hombre.

Dios utiliza a menudo lo particular para impactar a lo universal; el que transforma a muchos. Por ejemplo: Un planeta entre los planetas. Un sol para iluminar a todo el planeta. Un hombre para que comience la raza humana. Una familia para poblar al mundo luego del diluvio. Un patriarca a través del cual todas las naciones serían bendecidas. Una ciudad en la que colocar su nombre. Un Mesías divino para redimir a la humanidad. Y una nación para mostrar su justicia y misericordia a la palabra.

El moderno Estado de Israel puede o no puede ser la restauración final de los judíos a su antigua tierra – pero es difícil negar que no exista algo misterioso sucediendo. Algo que parece fuese predicho en los textos milenarios que llevamos bajo el brazo cada domingo por la mañana.

Israel es civilizacionalmente importante.

Mientras los estadounidenses pasan mucho tiempo hablando de preservar a Occidente y salvarlo de las fuerzas internas y externas arrodilladas sobre su ruina, nosotros no entendemos plenamente lo que Occidente es en realidad. En el corazón de Occidente no se encuentra Atenas, Esparta o Roma, sino la visión hebrea contenida en las Escrituras hebreas tal como le fue revelado a la nación de Israel por el Dios trascendente de Israel.

El Nuevo Testamento, en lugar de ser un repudio de esa visión hebrea, afirmó esa visión. La adopción por el Imperio Romano – y luego, la cultura europea – de esa visión y la posterior expansión de la cultura europea hacia diversos rincones del mundo, ha llevado a una situación en la que el punto de vista hebreo se ha convertido en la meta-visión de gran parte del planeta, aunque la mayor parte del planeta haya secularizado o bastardizado esa visión al punto de que no pueden verla. Si la tradición hebrea es la esencia de lo que es mejor en la civilización occidental, ¿cómo pudiese la civilización occidental no verse afectada por la restauración de Israel, la fuente y guardián de la tradición?

El renacimiento de Israel no pudo evitar sino impactar el futuro de Occidente. La negación de Occidente a su conexión familiar con Israel – y sus intentos de calificarla o compararla con otros estados y pueblos – es un rechazo de lo propio que pudiera ayudar a revivirla.

Israel es geopolíticamente importante.

Debido a que el pueblo judío – los guardianes de los pactos y las promesas – ven al mundo tal como nosotros lo vemos, es natural que nosotros e Israel nos asociemos para llevar la luz y la justicia a las naciones. Nuestros enemigos lo ven; ¿por qué no nosotros?

Debemos amar al Estado de Israel porque amamos al pueblo judío – y no al contrario. Y sin embargo, al mismo tiempo, debemos amar a todos los hombres – judíos y árabes – y afirmar su singularidad ante Dios y su necesidad por el Evangelio de Jesucristo.

El “Nuevo” Sionismo Cristiano no es necesariamente nuevo. En muchos sentidos, es en realidad un retorno a lo antiguo. Al original. A una época en la historia de la iglesia cuando la tradición hebrea era vista como el contexto inmutable del advenimiento mesiánico – cuando el árbol y sus ramas bebían de las mismas raíces. Cuando ambos Israel y las naciones rellenaron sus funciones simbióticas y complementarias en la economía de Dios.

A la iglesia le toca recuperar su visión original hebrea. Sólo cuando lo haga, la antigua pregunta de “¿Por Qué Israel?” dejará de ser extraña.

 

Publicado en https://philosproject.org/new-christian-zionism/

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