RESUMEN: En todos estos años del sanguinario conflicto en Siria e Irak, ninguno de los dos países ha experimentado un desastre humanitario en la forma de una crisis generalizada que involucra una hambruna masiva junto a la propagación de enfermedades relacionadas con dicha hambruna. Sin embargo, funcionarios advierten que tal crisis pudiera desarrollarse en Gaza. ¿Qué tan probable es ese pronóstico? Y si llegase a ocurrir, ¿cuál debería ser la política que debería tomar Israel?
Imagen: Surfista de Gaza, captura de pantalla del corto de la (película) Gaza Surf Club vía YouTube
Altos funcionarios militares israelíes advierten sobre una inminente crisis humanitaria en Gaza y muchos otros funcionarios, israelíes, europeos y palestinos, dicen que la población de Gaza “implosionará” por causa epidémicas.
¿Es cierto?
¿Cómo es que en todos estos años de guerra civil en Siria, en medio de una prolongada e incesante violencia que lleva ya siete años, no ha existido una crisis humanitaria generalizada en la forma de una hambruna masiva y propagación de epidemias relacionadas con dicha hambruna tales como la fiebre tifoidea?
¿Cómo es que en los dos años de la incesante guerra entre ISIS y la coalición de aliados, la fuerza aérea rusa, Hezbollah, las milicias chiitas iraquíes y el ejército iraquí, durante el cual ISIS gobernó sobre más de cinco millones de personas, incluyendo la población de Mosul de un millón de habitantes, no hubo evidencia alguna de una hambruna masiva y de enfermedades contagiosas?
¿Cuán probable es entonces que una crisis de tal magnitud ocurra en Gaza?
El factor más importante tras las verdaderas crisis humanitarias, el espectro de una hambruna masiva y las enfermedades contagiosas, es ante todo el colapso de la ley y el orden y la violencia entre las milicias y las pandillas en conflicto. Esto es lo que ocurrió en Darfur, Somalia y en la República Centroafricana. En tal situación, los primeros en irse son las agencias de ayuda. Luego el personal médico local evacua el lugar, junto a los funcionarios del gobierno local y cualquier profesional que pueda salir del caos. Los desprovistos quedan a su suerte. Los hospitales, dispensarios, escuelas y oficinas del gobierno local pronto son abandonados o se convierten en escenarios de balaceras y de descabelladas represalias.
Nada pudiera estar más lejos de esa realidad que Gaza. Hamás, siendo este la fuente principal de tal falsedad de una crisis humanitaria inminente, gobierna Gaza con mano de hierro. Pocas democracias desarrolladas en el mundo pueden presumir por las bajas tasas de homicidios que prevalecen en Gaza. Tampoco ha habido informes de cierres de hospitales, municipalidades, escuelas, universidades, institutos o dispensarios.
En su lugar, se nos muestra una foto de una sala cerrada en un hospital de Khan Yunis. Uno puede tomar la misma foto en la sala de un hospital en Tel Aviv o Nueva York. Nos muestran hogares en los que una familia de Gaza se sienta alrededor de unas velas encendidas. De nuevo, uno puede tomar una foto similar en cualquier lugar.
No ha habido ninguna noticia que anuncie la salida de ninguna agencia de ayuda extranjera o el cierre de ninguna organización de derechos humanos en el área. Tampoco existe evidencia de que la Organización Mundial de la Salud, que monitorea rigurosamente el mundo con el propósito de prevenir el brote de enfermedades contagiosas esté observando seriamente a Gaza.
Y eso es por una buena razón. La OMS sabe, al igual que cientos del personal médico en hospitales israelíes que se comunican con sus colegas en Gaza, que el sistema hospitalario en Gaza es de un alto nivel, sin duda según los estándares del mundo en desarrollo (que comprende la mayor parte de la humanidad). Su personal en el hospital ha sido beneficiario de numerosos cursos de capacitación administrados por agencias internacionales y también por Israel.
Los bien equipados hospitales solo pueden ser la envidia de países tales como Sudán y Yemen y debido a que Gaza comprende un área tan pequeña, el acceso a la atención médica es excelente. No es de extrañar que las esperanzas de vida en Gaza, 73 años a lo sumo, sea cuatro años mayor que la del promedio mundial.
El propio portal de Hamás en Internet, Resala.net, que señala el inminente descenso de una crisis humanitaria en Gaza presenta un video de una floreciente industria automovilística allí, una en el que los autos se vuelven a ensamblar de partes de autos accidentados en Israel y Cisjordania (como servicio público, el video advierte que estos automóviles sufren desperfectos aunque son re-ensamblados para que luzcan como nuevos).
¿Cómo se puede tener una empresa floreciente de autos usados en un área que enfrenta una inminente crisis humanitaria? Ciertamente, la población estaría más inclinada a abastecerse de alimentos que comprar autos usados. ¿Y cómo es que otro medio de comunicación palestino presenta una foto de jóvenes en Gaza que surfean a lo largo de la hermosa costa de Gaza? De nuevo, ¿no deberían estar almacenando alimentos en lugar de surfear ante una crisis venidera? Lo menos que deberían hacer es ir a pescar.
Afortunadamente, existe una voz sensata: la de Jason Greenblatt, el enviado especial al Medio Oriente del Presidente estadounidense Donald Trump. ¿Por qué, preguntó, no debería Hamás gastar los $100 millones que recibe de Irán para resolver la crisis humanitaria?
La respuesta es obvia Hamás quiere que más camiones ingresen a Gaza a fin de incrementar sus ingresos tributarios para de esta manera pagarle a sus 30.000 efectivos en las milicias y fuerzas de seguridad pública y aumentar las posibilidades de contrabando de armas en beneficio de sus arsenales de misiles y en sus esfuerzos en la construcción de túneles.
El cómo debería reaccionar Israel es igualmente obvio. ¿Quieren más ayuda humanitaria? Digamos, ¿unos cien camiones más de productos israelíes? Renuncien al despreciable comercio que realizan con los cuerpos de los soldados israelíes muertos. ¿Quieren más ayuda? Liberen a los dos israelíes con discapacidad mental que entraron equivocadamente en Gaza y se encuentran encarcelados por Hamás.
Hamás tiene interés en pagarle sueldos y salarios a su núcleo más dedicado: los miles de uniformados y los 20.000 funcionarios, en su mayoría docentes. De modo que permitir que Hamás grave con impuestos el pagarle a los maestros, siempre y cuando Hamás comience a disolver sus líneas terroristas y entregue o destruya sus armas. El principio es claro. Los detalles pueden ser resueltos utilizando los buenos servicios de los egipcios.
Pero, ¿qué sucede con la situación humanitaria en Gaza? Aquí, Israel y la comunidad mundial deberían recurrir a la población de Gaza. Se debería alentar al pueblo a protestar contra el comercio de cuerpos que realiza Hamás, la excavación de túneles y el lanzamiento de misiles que solo invitan a masivas represalias por parte de los israelíes, incluso cuando los funcionarios de Hamás y sus familias huyen del peligro. Estos deben tomar las calles en lugar de dirigirse a la valla de seguridad.
Israel, por supuesto, debería estar preparado para enfrentar una crisis humanitaria en el improbable caso de que realmente se desarrolle. Para evitarlo, el mensaje a Hamás debe ser, voluntad para renunciar a sus capacidades ofensivas asesinas. Para prevenir una crisis humanitaria, a Hamás se le deberían dejar sus capacidades policiales, porque la herramienta más efectiva es preservar la ley y el orden.
Hillel Frisch es profesor de estudios políticos y estudios del Medio Oriente en la Universidad Bar-Ilan y principal investigador asociado en el Centro de Estudios Estratégicos Begin-Sadat.